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Todo aquello al rubio le parecía que estuviera en una pesadilla, pero lo que más le dolía era saber que eso era realidad, eso había pasado. Luego recordó cuando desconfió de él cuando fue a rescatarlos y se sintió peor.

Al volver a la realidad Draco estaba muy pálido, con los ojos medio aguados, pero los intentaba disimular.

- ¿Por qué le paso eso? - La voz de Draco era débil pero firme, quería saber más.

-Anteriormente había utilizado bastantes fuerzas para proyectar recuerdos y que pudiéramos recoger pistas, después gasto un poco de su magia en conseguir unos recuerdos, luego con el hechizo ese ya estaba gastando mucha energía, y si sumas que se metió en tu conciencia para hablar contigo. - Dijo mirando a Draco. - Gasto muchísimas fuerzas, magia y energía al hablar contigo y meterse en tu conciencia y luego ir a salvaros, por eso ahora debe estar en reposo y descansar.

Draco se quedó sin palabras, se sentía culpable de que Harry casi muriera. Y le dolía haber visto como casi se iba, agradecía el hecho de que la chica lo hubiera salvado, porque si no se hubiera carcomido vivo.

-Creo que debería volver ya, si tardo más tiempo en regresar puede que no nos volvamos a ver nunca. - Dijo Leila, riendo al acabar.

- ¿Y si voy contigo? - Todos se quedaron observando al rubio sin dar crédito- No creo que te ataque conmigo delante, y si es así es mejor 2 contra 1 ¿no?

Leila se lo pensó durante unos instantes, para aparentar que se lo estaba pensando, aunque en realidad le iba a decir que sí.

-Está bien, pero nada más aparecer has de estar preparado. Estaba realmente enfadado por no dejarle cocinar. - Él acepto, así que se despidieron y se aparecieron rápidamente en la puerta, por si acaso- Bien, ten la varita en alto y que no te la quite.

-Parece que nos vallamos a enfrentar a un león. - Dijo burlón.

-Si, y a uno bastante agobiado.

Leila abrió la puerta lentamente y miro dentro, se sorprendió al no ver a nadie allí, pero no por eso dejo de estar alerta. Entro la primera para ver donde estaba el chico, no se podía haber esfumado, y cuando se relajó un poco vio un libro derecho hacia ella.

- ¡Leila te juro que te mato a librazos! - Le dijo un Harry que aún no veían. -Como te atreves a dejarme solo, con hechizos para solo poder acceder a la biblioteca, mi habitación y el salón. Esto me lo pagaras caro. ¡Pienso irme con Lisa! - Dijo con mucha ira.

-Está bien, no debería haberme ido, pero sal de donde estés. -Intento negociar ella- Por cierto, no estoy sola. - Al decir eso Harry dejó de atacarla, y entonces Draco entro al apartamento.

-Vaya genio Potter. - Al decir eso se escucharon unos pasos y luego una puerta cerrarse.

Leila se rio a carcajada limpia, pero Malfoy se extrañó, ¿por qué Potter había huido cuando él hablo?

Al oír a Malfoy, dejé de tirarle libros a Leila y me fui derecho para mi cuarto. Al entrar puse el candado mágico que instale, para que nadie pudiera entrar, me quite la capa de invisibilidad y me tumbe en la cama intentando controlar lo rojo que estaba, pero la risa que escuchaba afuera no ayudaba en nada.

Cuando conseguí relajarme, medianamente, me fui a ducharme (menos mal que hicimos lavabos personales), el agua me ayudo a quitarme el sonrojo que tenía. Y cuando salí, oí como estaban hablando en el salón, pero también me di cuenta de que había una tercera persona, supe de inmediato quien era.

- ¡Harry! -En cuanto me asome al salón me vio, y vino corriendo hacia mí y abrazarme.

-Hola Lisa, ¿qué haces aquí?, ¿No volvías en 2 semanas? - Lisa estaba en Paris trabajando y nos avisó de que vendría en 2 semanas.

-Adelante todo lo que tenía al enterarme de que casi mueres. Al saberlo la que casi muere soy yo, ¿Cuantas veces te he dicho que tengas en cuenta el tiempo y tu magia al practicar los hechizos?

-Por favor tu también no, ya tengo suficiente con tu novia controladora que no me deja ni cocinar, ¡Ni cocinar! - Dije indignado, y ella se rio dándome la razón.

- ¿Leila no te parece algo exagerado? - La nombrada se quedó indignada por lo dicho- Todo el mundo que le conozca un poco sabe que es incapaz de estar parado sin hacer nada. Además, Harry cocina al modo muggle, no veo el problema de que pueda hacerlo.

- ¡Ves! - le dije para haber si con la ayuda de Lisa me permitía cocinar, claro que en ningún momento me digné a mirar al rubio aun sabiendo que su mirada estaba puesta en mí.

- ¡Vale está bien! - Acabo diciendo derrotada Leila. Yo le di las gracias a Lisa por ayudarme y me dirigí a cocinar, necesitaba hacer algo.

-Sigo sin entender porque no le dejabas cocinar, cuando sabes que no utiliza magia. - Le dijo Lisa a su novia.

-El médico le ha dicho reposo...

-Le dijo reposo de su magia. - Corrigió Draco

-Ahora vais todos contra mi o que- se quejó la chica. Y desde la cocina se oyó un "Si" y risas después del pelinegro, quien se había puesto a cocinar ya.

Estuvieron toda la tarde ellos tres hablando, de Quidditch, del colegio, de cuando el secuestro... Y por otro lado estaba Harry que no paraba de cocinar cosas, parecía que estuviera preparando un banquete, para merendar les hizo unas galletas junto a un zumo o café. Y después para la cena estaba haciendo de todo.

Leila le hizo una señal a Draco para que fuera a la cocina y hablar con el chico. Ella ya lo había notado todo, el rubio cuando miraba a su amigo parecía que estaba viendo la cosa más maravillosa de este mundo, además de que vio cuando salió del recuerdo como estaba casi llorando.

El rubio se dirigió a la cocina algo inseguro. Y al llegar se sorprendió.

-Vaya Potter, parece que estas preparando un banquete para todo el ministro. - Logro sonar algo sorprendido y bromeando.

-Bueno, cocinar siempre me ha entretenido. - Dijo medio riendo.

Se quedaron un rato en silencio, ninguno de los dos sabía que decir, pero para su sorpresa no era un silencio incómodo. Harry estaba de ahí para allá cocinando, y Draco contemplándole.

- ¿En qué te puedo ayudar? - El moreno se paró de golpe y miró hacia el otro muy sorprendido. Por otro lado, el rubio estaba también muy sorprendido, dijo lo primero que se le paso por la mente.

- ¿Sabes cocinar? - Realmente dudaba que Malfoy supiera, siempre eran los elfos quienes les preparaban la comida a los Malfoy.

-Bueno Potter no será tan difícil- el de ojos esmeraldas lo miro aun sin mucha seguridad. - Vamos tu solo me debes decir cómo hacerlo y el que, y ya está.

Finalmente, Harry acabo aceptando, le daba tareas sencillas, ya que tenía que aprender poco a poco. Le fue diciendo que hacer y cómo, y cuando le enseño a cortar un tomate, inconscientemente, se puso detrás suyo y sus manos encima de las del rubio para que aprendiera como hacerlo, y al darse cuenta de la posición en la cual estaban se dirigió a hacer otra cosa.

Si Harry hubiera mirado a su "compañero de cocina" hubiera visto el sonrojo que tenía, el cual, si se comparaba con el pelo de los Weasley, seguramente eran del mismo color. Sus dos amigas los veían a los dos desde el salón riéndose, porque cada vez que se rozaban o se tocaban, ambos acababan con un color carmín en la cara.

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A: Hola!!! Ya tenía ganas de publicar.*sonríe alegremente*

H: Y yo tenía ganas de aparecer, como es eso que Leila vino para reemplazarme *Alzo una ceja interrogándola*

A: *Levanta las manos en señal de paz* Heee, que ella apareció, yo no lo tenía planeado.

H: *La mira y no encuentra que fuese mentira* Esta bien, pero ni una vez mas sin que yo no lo sepa.

A: Ni una vez más *afirma ella*

H: Bueno, pues solo decir que esperamos que os este gustando y que ya llegan las navidades casi...

A: Si, ya casi...

H: Para acabar despediré yo el capitulo. *Mira a la autora que asiente* Hasta el próximo capítulo.

~Se despide la escritora de Hogwarts ~

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