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-Te amo Potter

Harry estaba llorando, ante lo dicho y no parecía que fuera a parar en un largo rato. Pero su llanto aumento aún más y se llevó ambas manos a la boca cuando vio a Draco arrodillarse delante suyo y sacar una cajita con un anillo.

-Harry James Potter ¿Quieres casarte conmigo?

Harry asintió despacio sin poder creérselo, y se lanzó hacia el rubio y le dijo, aun sin lograr articular palabra.

-Si...Te amo Draco....

Draco se alegró de ver la reacción de su novio, porque, aunque era una tontería, tenía miedo a que le rechazara. Pero al tenerlo ahora entre sus brazos, solo logro estrecharlo más e ir depositando besos es su cabeza. Se separaron lo justo para poder mirarse a los ojos.

Harry los tenía llenos de lágrimas de felicidad, y el rubio con delicadeza retiro las lágrimas que tenía en su rostro. Y vio como esos ojos esmeraldas que amaban estaban llenos de amor y felicidad.

Draco tenía un brillo que no sabría Harry como explicarlo, era pura alegría, amor y tranquilidad, junto a lo que él describiría como pura magia. Y no aguanto más, se lanzó a besar aquellos labios que lo volvían loco.

Ese beso fue un beso lleno de cariño, de afecto, de felicidad, pero sobre todo de amor. Eran como dos piezas de un puzle, se complementan el uno al otro. Y sin esa pieza su puzle no estaba completo y nadie podría ocupar ese lugar. Sus almas estaban unidas y destinadas a estar juntos, de eso no había duda, cualquiera podría ver que ellos dos era la pura definición de amor, que en un principio confundieron con la de enemistad. Pero el tiempo es sabio, y sabe poner cada cosa y persona en su lugar.

*Meses más tarde*

-Harry tranquilízate...- ¿Que porque Leila le estaba intentando tranquilizar? Respuesta simple, estaba a 1 hora de su boda y estaba hecho un matojo de nervios.

Después de que Draco le pidiera matrimonio, Narcissa, Hermione, Leila y Lisa, nos ayudaron en todos los preparativos de la boda y cuando lo tenían casi todo preparado se dijo la fecha.

Con ayuda de Neville, Hermione, Percy y algunos más, lograron que nadie, ni de la prensa ni del ministerio, supiera donde se celebraba, para que no vinieran. No querían ser noticia en el Quisquilloso, ni en ningún medio de comunicación, no porque no lo supiera ya el mundo mágico, sino porque querían que la boda se celebrara únicamente entre sus seres queridos.

Y ahora llegamos al momento en donde me encuentro en la habitación, junto a mis amigas Leila y Hermione, que me están intentando calmar.

-Harry Leila tiene razón, debes tranquilizarte o te vamos a tener que llevar a San Murgo del ataque de nervios que tienes.

-Hermione eso no tranquiliza. - Dijo Harry sin calmarse. Ni él sabía porque estaba nervioso, si bueno se iba a casar, pero solo estaban las personas a las que quería y no había motivo sólido para estar así, pero no lo podía evitar.

De repente la puerta se abrió dejando ver a su amigo pelirrojo.

-Me ha llamado Lisa -se acercó rápidamente a su amigo y le abrazo. - Hermano tranquilízate, has estado en peores situaciones, entraste a los juzgados para abogar a su favor delante de todo el ministro, comparado a casarte con él, será pan comido.

Aquello hizo reír a Harry y logro calmarse un poco, y Ron estuvo con él todo lo que le quedaba de tiempo hasta la boda, tranquilizándole, contándole chistes y anécdotas, y cuando llego la hora ya estaba bastante relajado.

Severus accedió a ser él quien le llevará al altar, algunos se extrañaron, aunque sabían que ahora se llevaban bien, la mayoría pensaban que se lo pediría a Arthur, pero a Harry no le pudo importar menos las caras de confusión. Antes de entrar Severus paro, y le miro para decirle.

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