Dime que si (MoonSun)

2

Narra Yongsun

Despierto por un aire helado colado en mis sábanas y después de dar mil vueltas en la cama supe que no volvería a dormir por más que intentará.

Busco mi teléfono y observo la hora, son las cinco de la madrugada, tengo tres horas antes de ir el instituto.

Me incorporo en la oscuridad para ir al baño, la naturaleza humana llama. Regreso torpemente tropezando con algo y cayendo al suelo.

-Ay-. Emito un chirrido ahogado, por la hora no puedo gritar más fuerte.

Me incorporo sobándome la cadera y observando con la poca luz que el bulto que me hizo caer son mis maletas. Papá tuvo que haberlas subido.

Aun sigo frotando mi espalda baja, con la mirada adherida a mi equipaje y creo saber como pasar el tiempo.

Tomo mis maletas y las llevo hasta mi armario para colocar toda la ropa en los cajones, luego limpio mi cuarto, tiendo la cama y sin darme cuenta ya ha pasado una hora y más, por lo que decido bañarme de nuevo.

Tomo una ducha rápida para luego comenzar a escoger que me pondré hoy. No soy una chica que le da muchas vueltas a que usar, así que termino eligiendo algo simple, me pongo un jean negro ajustados, una blusa blanca algo formal y unos zapatos cerrados.

Ya con todo casi listo un par de golpes resuenan en mi puerta.

-Yong hija ¿Estás despierta?-. Interroga al instante mi mamá.

-Sí, casi termino de vestirme-. Respondo embelleciendo mi rostro un poco. No soy muy amante al maquillaje, pero un poco no me sentará mal.

-Cuando termines baja a desayunar-. Indica -Tu papá y yo te tenemos una sorpresa-. Agrega.

-Ok, enseguida bajo-. Le aviso sin preguntarme que es.

Termino y agarro mis cosas. Me doy un último vistazo en el espejo, corroborando estar totalmente antes de salir de mi habitación e ir en dirección a la cocina.

Salgo del cuarto caminando hacia las escaleras y bajando sin prisa, ni siquiera porque metienen una sorpresa muestro alguna señal de interés.

Ingreso a la cocina y la sorpresa es que no hay nadie. ¿Donde están todos? Me pregunto mientras vierto en mi vaso jugo de una jarra que encontré en el mesón. Cojo un par de panqueques y empiezo a desayunar olvidando el resto.

-"Yong"-. Escucho como susurro, trato de prestar más atención -"Yong"-. Es voz de mi mama. -"Estamos fuera ven por favor"-. Aumenta su tono de voz.

No sé de qué va esto, pero salgo enseguida observando en breve a mi madre esperándome en la entrada.

-Buen día-. Saludo -¿Mamá que sucede?-. Interrogo ahora si, abrumada.

-Buen día hija, te tenemos un regalo-. Responde contenta, su alegría me tranquiliza en parte.

-¿Para eso tenemos que salir de casa?-. Pregunto con más curiosidad mientras me remolca hacia la acera.

Me quedo con la boca abierta, sin creer en los que mis ojos van descubriendo, un hermoso convertible azul parqueado frente de mi casa y al lado de el está mi padre.

-Buen día Hija-. Habla papá lanzándome unas llaves.

-¿Es para mí?-. Pregunto perpleja, ellos solo asintieron como si se tratase de una buena noticia, hay un motivo para que no lo sea -En verdad gracias-. Digo, siendo honesta, es increíble que me estén regalando un auto -No es que no me guste, pero recuerdan el auto de mi tío, el volante no es lo mío-. Argumento haciendo alusión cuando choche el carro de mi tío. El hombre me estaba enseñando a conducir y pues quedo destrozado, el carro me refiero. Yo por suerte solo salí con unos arañazos, pero el pobre tío llevo la peor parte aunque no grave.