III

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N. Fargan

Estamos sentados en la mesa de una casa que no conocemos con cinco extraños mirándonos en un silencio incomodo, puedo sentir como Rubén está inquieto, no solo por su aroma sino también por cómo me aprieta la mano la cual aún no suelta desde que lo arrastré hasta la mesa, debo actuar rápido para obtener información y sacarlo antes de que le dé un ataque de pánico.

Pero demonios no puedo concentrarme con ese chico albino mirándome directamente a los ojos, me siento bien, tranquilo mirándolo, pero ¿por qué?, no lo conozco debo estar alerta y desconfiar de todos, no estar tranquilo.

Debo concentrarme por nuestro bien, aunque no quiera dejar de mirarlo; cerré mis ojos, respire hundo para luego soltarlo en un suspiro, aparte la vista antes de abrir mis ojos y dirigí mi mirada al aciano presente y rompí este incomodo silencio.

-Les agradezco el habernos salvado la vida y me disculpo por todas las molestias que les causamos- dije lo más respetuoso, amable y serio que pude.

-No hay necesidad de que se disculpen, no causaron ninguna molestia- hablo el anciano con una sonrisa –es más nos alegra el haberlos ayudado y que se encuentren bien-

Le devolví la sonrisa y baje la mirada pensando si debería preguntar todo de una vez o espero a que ellos me pregunten primero, de cualquier caso debo terminar con esto lo antes posible para salir de aquí ya, pero la voz del anciano me saco de mis pensamientos.

-Pero ¿dónde están mis modales?, permitan me presento soy Merlon- dijo de manera carismática- y estos caballeros son los que los encontraron, el joven Samuel, el joven Guillermo, el joven Raúl y el joven Borja, héroes de nuestro pueblo-

-Aunque no hace falta tanta formalidad viejo verde- hablo el héroe con una perforación en la ceja –nos pueden decir por nuestros apodos, Vegetta, Willy, Luzu y a mi Auron- mientras decía los apodos señalaba a las personas las cuales asentían mientras decían que era un gusto en conocernos.

-El placer es nuestro, héroes, mi nombre es ...- pero antes de seguir con nuestra presentación sentí como mi amigo oso empezaba a apretar más mi mano y su aroma se hacía cada vez más concentrado, lo volteé a ver y como temía estaba por tener un ataque de pánico.

Me pare de la silla de manera rápida y brusca tumbando está en el proceso, y lo abrace escondiendo su cara en mi cuello –Rub, hey tranquilo, está bien, todo está bien- dije mientras lo abrazaba con más fuerza -nosotros estamos bien, yo estoy bien, respira sí?, imita mi respiración, venga tranquilo- no dejaba de abrazarlo y soltar mi aroma, no me preocupaba dejarlo libre ya que desde que desperté no sentí el olor de otro hibrido además de nosotros y los humanos no pueden sentirlo por lo que estamos a salvo en ese sentido.

-Oye, ¿tu amigo se encuentra bien? – me pregunto Luzu acercándose un poco a nosotros.

-Sí, solo está teniendo un ataque de pánico- les explique mientras seguía abrazado a mi amigo y le sobaba ligeramente la espalda –debe ser porque ha recordado lo que nos pasó, realmente pensamos que íbamos a morir, además que no siempre se siente cómodo entre extraños-

Después de un par de minutos se le paso el ataque los demás no dijeron nada solo nos miraban, me separé un poco para verlo mejor estaba algo pálido y me volvió a abrazar -Perdón- me dijo en un susurro.

-Tranquilo, ya pasó- le hable bajo, me separe para volverme a sentar sin dejar de verlo.

Movía sus labios parecía que quería hablar, pero lo hacía porque debía tener la boca seca y antes de que les pudiera pedir un vaso con agua, el héroe de ojos amatista apareció con uno y se lo ofreció con una sonrisa, Rubén me miro buscando mi aprobación la cual se la di con un movimiento de cabeza mientras sonreía levemente, y se tomó el líquido transparente con rapidez y desesperación que parecía que hubiera pasado una semana en el desierto.

-Pero despacio, que te ahogas- al ver que me ignoro negué ligeramente con la cabeza y una pequeña sonrisa apareció en mi rosto, luego dirigí mi vista a los demás, solté un suspiro antes de volver a hablar –Me disculpo por él, es muy tímido y desconfiado ante los extraños por lo que empieza a crear teorías y encerrarse en sus pensamientos- dije sin darle importancia –Bueno como estaba diciendo antes de todo esto, mi nombre es Fargan y el de la rata que está a mi lado es Rubius-

-Tas bobo o qué? – me replico Rubius - ¿cómo que rata? Después de que me preocupo por ti, cargó con tu cuerpo por casi medio bosque y me tratas así; sabes que, ya no volveré a preocuparme por ti nunca más- no aguante más la risa, al verlo actuar como siempre, lo que lo enojo más y empezó a insultarme y a decirme que me callara, pero solo me reía más fuerte.

-Es un gusto conocerlos chicos y ver que están bien, pero nos gustaría saber ¿qué les pasó? – nos callamos al oír la voz del albino que me hace sentir que estoy en otro mundo con solo mirarlo, Willy.

-Nos atacaron una manada de lobos en el bosque mientras nos preparamos para dormir - respondí evitando su mirada.

- Pero si en nuestro bosque no hay manadas de lobos y de todos modos ¿por qué iban a dormir ahí? – nos cuestionó Luzu.

-No creo que en el bosque en el que nos atacaron fuera parte de sus terrenos, además somos viajeros, estamos acostumbrados a acampar en los bosques cuando no hay algún pueblo cerca- respondió Rubius con seguridad, perfecto creo que con eso ya no preguntaran más sobre nosotros.

- Y ¿cómo estás seguro de que esa zona del bosque no es parte de nuestro pueblo? – pregunto de la nada Auron demasiado serio, vale creo que hable muy pronto.

El Secreto de los Híbridos II Rubegetta II Willgan IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora