XIV

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N. Omnisciente

"Eran las 8:30am cuando los dos jóvenes regresaban a la cabaña, su hogar temporal, para revisar si se había dañado por los monstruos o animales durante la luna de sangre, al llegar la encontraron intacta por fuera por lo que pensaron que en el interior sería igual, «Genial» pensaron al verla, debido a que no tendrían que gastar sus ahorros en las reparaciones y podrían irse a descansar después de trasnocharse toda la noche discutiendo entre ellos.

Pero más grande fue la sorpresa de ver el estado en el que se encontraban por dentro, las paredes y el piso llenos de marcas de garras, varios muebles destrozados, todo el lugar lleno de tierra, lodo y plumas.

- ¿Qué demonios paso aquí? – dijo el de ojos ámbar, pero antes de poder decir o hacer algo más, vio como un oso grolar salía de lo que sería su habitación tranquilamente - ¿Por qué hay un oso en nuestra casa, Rub? – su mirada se fijó en la persona que se encontraba a su lado.

Quien al sentir la mirada sobre él solo se tensó sin dar alguna respuesta, - ¿Y bien? – volvió a insistir con una voz demasiado seria al ver la reacción de su amigo –Rubius, ¿Entraste al oso que vimos ayer a la casa, aun cuando te dije que no lo hicieras? – el de ojos avellana solo evitaba hacer contacto visual con su muy enojado amigo – Es que eres tonto, quiero que saques a ese oso lo antes posibles y después me ayudes con este desastre– ordenó molesto para comenzar con la limpieza de su hogar.

10:30am.

Fargan ya había recogido la mayoría de las plumas y arreglado provisionalmente algunos muebles, mientras que Rubius seguía intentando sacar al oso que le ignoraba y se reusaba moverse.

-Pero quieres mover el puto culo- dijo mientras lo empujaba nuevamente, ya había intentado todo, empujarlo, jalarlo con una cuerda, llamar su atención con comida, pero nada parecía funcionar –Joderrr- dijo después de rendirse y echarse encima del lomo del oso.

-Por eso te dije que no lo metieras a la casa- le regaño nuevamente Fargan –Todo el lugar está destrozado por su culpa-

-Espera un momento, él no tiene toda la culpa, hasta donde yo se los osos no tienen plumas- dijo señalando el montón de plumas en una esquina sin quitarse de encima del oso – además estoy seguro que tu dejaste la puerta del balcón abierto o me equivoco- termino con una sonrisa en su rostro al ver como el de antifaz de búho se tensaba y desviaba su mirada.

-Cállate- respondió al escuchar la risa del castaño para después ignorarlo e ir a la cocina por un poco de agua.

Al escuchar el sonido del agua fluyendo por el grifo el oso se levantó para ir a beber un poco también, Rubius al ver esto corre a la cocina para llenar un bol con agua y así llamar la atención del animal, lo cual consiguió por lo que lo llevo lentamente a fuera de la cabaña.

Una vez afuera el castaño festejo su logro mientras el oso entraba al arroyo, pero al ver a Rubius saltando y dando vueltas lo interpreto que lo estaba invitando a jugar por lo que fue hacia él otra vez y lo golpeo suavemente con la cabeza tomándolo por sorpresa haciendo que perdiera el equilibrio y cayera en un charco de lodo.

Cuando Fargan vio a su amigo entrar no pudo aguantar la risa al verlo cubierto de lodo, después de burlarse un buen rato lo mando a cambiarse para que le ayudara a terminar de arreglar la casa bajo la amenaza de que si ensuciaba algo o se quedaba dormido lo lanzaría al arroyo, más el de gorro de oso se fue a la habitación ignorando la amenaza de su compañero.

11:40am

Mientras esperaba al regreso de Rubius, Fargan siguió organizando un poco la sala, pero cuando cayó en cuenta de que su amigo se había demorado demasiado fue a ver que le había pasado, y lo encontró sobre la cama durmiendo en ropa interior.

El Secreto de los Híbridos II Rubegetta II Willgan IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora