Temporada de Magia Negra #1 [Completa]

Prólogo: Mami está aquí para protegerte.

Elizabeth gimió de dolor al sentir que la bebé comenzaba a patearla para salir de su vientre. Estaba en su cabaña completamente sola, alejada de los demás seres sobrenaturales que habitaban la tierra oscura, tal como le gustaba, no necesitaba ojos curiosos o depredadores en un momento así. Necesitaba mantener escondida a esta niña, el mayor tiempo posible hasta que esta pequeña cumpliera con su destino.

Un dolor traspaso su espina dorsal haciéndola apretar los dientes, no debía hacer ningún ruido todavía, la bebé se había adelantado una semana y Elizabeth aún no preparaba la casa para el parto. Se apresuró hacia la cocina tomando el frasco de sal negra y salió apresurada de la casa aguantando los dolores de parto como pudo, con rapidez esparció la sal alrededor de la casa encerrándola en un círculo y cuando estuvo dentro de este conjuro su hechizo.

- Con este hechizo protejo mi casa de los indeseados.

El manto de poder cayó sobre la casa cubriéndola por completo. Cuando la bebé le dio una patada con fuerzas, Elizabeth grito sintiendo el sudor bajar por su espalda, sosteniendo su estómago Elizabeth entro a la casa cerrando la puerta y con dificultad se apoyó en el colchón cerca de la chimenea, levanto su vestido y abrió las piernas frente a un espejo que había bajado del segundo piso cuando las contracciones no eran tan fuertes. 

Elizabeth respiro profundo tratando de relajar los músculos cuando otro dolor llegó desde su útero haciéndola gruñir desde la garganta, la frente se le lleno de sudor y por el espejo comenzó a ver la sangre caer desde su entrepierna.

Un vampiro se habría dado un festín con esa sangre, ya que la sangre de bruja era un elixir para ellos.

Elizabeth empujo sintiendo la necesidad de hacerlo. Apretó sus manos en puños sosteniendo su vestido, sus piernas se sentían acalambradas por el cansancio, pero se dio todo el ánimo que podía.

Al mirar al espejo se fijó que una pequeña cabeza de cabello negro azulada comenzaba a salir de ella. Elizabeth se sorprendió cuando con otro empujón la mitad del bebé ya estaba fuera, se inclinó tomándola como pudo e impulsándola con fuerza la termino de sacar de su cuerpo.

Elizabeth cayó agotada sobre el colchón, su cuerpo se relajó y con mucho cuidado acomodo a la bebé sobre su pecho poniendo una manta sobre ellas y se durmió.

Cuando despertó lo primero que la recibió fue el llanto suave de un bebé, Elizabeth movió sus manos hasta su pecho en donde la pequeña criatura se acurrucaba buscando de mamar con desesperación. Cambiando de posición Elizabeth se puso de lado acurrucándose con la bebé desnuda y manchada de sangre, suavemente saco uno de sus pechos y se lo ofreció a la pequeña criatura quien un gemido suave comenzó a succionar con rapidez.

Elizabeth toco el cabello negro brillante de la niña, el cual estaba manchado con sangre y otras cosas que no quería saber. La bebé abrió los ojos revelando un color azul intenso que lograba traspasar su alma. Esos ojos le recordaban mucho al padre de la criatura, un ser muy inferior a Elizabeth, ella se había visto en la obligación de buscar a un brujo que practicara magia blanca para poder crear a la pequeña criaturita que ahora se aferraba con fuerza a su pecho.

Magia blanca y magia negra crean el equilibrio perfecto entre los dos mundos.

Y cada sacrificio tenía su recompensa, y la recompensa de Elizabeth se encontraba justo frente a ella. En ese pequeño bebé que con mucho esfuerzo ella había conseguido, le había costado hasta la vida si no fuera porque el padre de la bebé la dejo escapar del concejo. Claro el saber que estaba embarazada de él no le sentó muy bien, pero a Elizabeth no le podía importar menos.

Cuando la bebé termino de amamantar corto el cordón umbilical y limpio con un paño húmedo el pequeño cuerpo.

- Tú y yo pequeña Willow – miro fijamente esos ojos azules brillantes de inocencia – Tú y yo conquistaremos el mundo. Y seremos las Reinas oscuras que la tierra merece.