Temporada de Magia Negra #1 [Completa]

Capítulo 13: Fiestas y drama universitario.

Debes hacer algo Willow o te mataran.

La piel de mis brazos se raspó contra el frío suelo de la universidad, mientras el monstruo me arrastraba a través del campus. Grite cuando una piedra se incrusto en la palma de mi mano cuando trate de aferrarme con las uñas al pavimento.

El monstruo me sacudió con fuerza cuando forcejee contra él. La maldita cosa me tenía firmemente afirmada por la piel de mi tobillo, me dolía como una perra. Cerré los ojos tratando de concentrarme en cualquier cosa, Theodora era mi familiar o yo era su familiar, como sea que trabajara eso.

- ¡Theodora! – Grite por sobre los rugidos de los monstruos que me acechaban mientras era arrastrada por otro. - ¡Ayúdame!

La puedo ver en mi mente, entre las piernas de una mujer. Su lengua bailando en el sexo de la joven mientras esta se retuerce de placer. Theodora levanta su mirada brillante, su boca manchada de sangre y casi grito en sorpresa al ver a un hombre detrás de ella, balanceando sus caderas y penetrándola con rapidez.

- Willow... – Gruñe despejando su mente de su excitación sexual. - ¿Willow?

- ¡Ayúdame! – Volví a gritar viendo como la imagen desaparece de mi mente.

Pasos desesperados se oyen detrás de nosotros. El monstruo que me tiene por el tobillo chicha de dolor sacando sus garras de mi carne haciéndome gritar de agonía. Aclare mi vista a través de mis lágrimas de dolor para ver a Balthazar, Sam, Pierre y Daven portando pistolas de agua y otras cosas raras.

¿Qué mierda pensaban que hacían?

- ¡Alto ahí mierda fea! – Grita Sam a uno de los monstruos. Este le gruñe lanzando su garra hacia su rostro. Gritando asustado dispara el arma estúpida de agua hacia el monstruo.

Para mi sorpresa el monstruo gruñe, gritando a todo pulmón cuando el agua le toca la piel. Mis compañeros se congelan unos segundos antes de comenzar a disparar hacia los monstruos el agua que tenían en las pistolas de juguetes. Tragando saliva observo como cuatro humanos debiluchos llevan hasta las cenizas las creaciones de un demonio.

El rugido del monstruo a mi lado me sobresalta, gimiendo trato de salir de su alcance, pero el dolor de mi pierna me lo impide.

Levanto los brazos dejando salir mi poder.

El monstruo se detiene, sus garras moviéndose con rapidez tratando de llegar a mi cuello, estaba sudando tanto que si alguien me viera pensaría que me había duchado con la ropa puesta. Dando un grito lo elevo por los aires destrozando sus órganos internos. De forma rápida la cabeza del demonio sale volando de su cuerpo salpicando sangre roja por toda mi cara. Parpadeo para ver una mano sobresaliendo de su pecho, sosteniendo el corazón. El monstruo deja de moverse cayendo al suelo, muerto en el acto.

Theodora mira hacia mí, moviendo su mano tira el corazón con asco.

- Uno de ustedes, rocié el corazón con agua bendita. – Dice, sin despegar su mirada.