Temporada de Magia Negra #1 [Completa]

Capítulo 20: ¡Por la Luna!

Miro fijamente la pantalla, la película que Balthazar había escogido estaba durando una eternidad. Bostece por quinta vez, parpadeando las lágrimas de sueño de mis ojos.

- Ahora sí, esto se va a poner interesante. - me dice, inclinándose para ver mejor la pantalla.

- ¿Cómo se llamaba la película? – Pregunto por octava vez, mi mente a la deriva con todo lo sucedido hoy.

Él me da una mirada en blanco.

- El señor de los anillos.

- ¿Cuánto duraba la película? – Pregunto otra vez, estirándome sobre la cama, mi mano rozando la piel del brazo de Balthazar sin querer.

Sus mejillas se tornan rojas a medida que contesta mi pregunta.

- Tres horas con cuarenta y ocho minutos.

- ¡Por la luna! – Exclamo, mirándolo con la boca abierta. – Tienes que estar bromeando.

Sus mejillas se tornan aún más rojas, el calor arrastrándose por su cuello.

- No-o... es lo que dura la película. – Se ve nervioso por unos momentos antes de tomar el mando a distancia. – Si-i quieres podemos ver otra cosa...

- No, no. Veremos la película. – Me levanto, cubriendo mis pies con mis pantuflas peludas de color negro. – Iré por comida y refrescos, si voy a estar sentada casi cuatro horas necesito comer.

Balthazar sonríe.

- ¿Podrías traer papitas?

- Claro, traeré papitas. – Me acerco a la puerta abriéndola con rapidez. El ruido de la fiesta me golpea con fuerza en los oídos. Cierro, asegurándome que nadie entre a mi habitación, las ganas de transformar a alguien en sapo aumentan a cada segundo que camino por la fiesta.

Borrachos por todas partes, parejas besándose y ruidos de gemidos detrás de las puertas de mis compañeros.

Con mi mente en las provisiones, esquivo a las personas que me miran con extrañeza, tal vez el estar con pijama en una fiesta universitaria no te hace pasar desapercibida.

Llego a la cocina y me apresuro a tomar cuatro latas de bebidas, una bolsa de papas y otra de nachos. Tomo una bolsa de galletas con chips de chocolate y comienzo a caminar de regreso a mi habitación, pero mi huida se ve interrumpida por una rubia tambaleándose sobre sus pies.

Olivia.

Borracha y con una mirada brillante ¿Qué hace aquí? Sabía que había estado antes en la fiesta, pero me había imaginado que ya no estaba aquí.

Sus ojos se fijan en mí, con una clara molestia detrás de sus pupilas.

- Te odio – murmura de manera suave. – Todo estaba bien hasta que llegaste ¿Por qué no te quedaste en tu mundo de mierda?