Capitulo 14

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Sentada en una de las mesas en la cafetería intento comer de mi almuerzo, pero no puedo. Además, el silencio del lugar es inquietante, supongo que es porque estoy acostumbrada a escuchar bulla en el lugar, debí ir a pasar mi hora libre durmiendo en la biblioteca.

Nunca en mi jodida vida había discutido con mi hermano y el hecho de que ya hubo una primera vez hace que me sienta súper mal, además de que lo extraño y cuando venimos a la escuela él me ignora todo el camino.

No me siento cómoda estando peleada con él. Están incómodo que tuve que decirle a las chicas para que se vayan conmigo en bus.

Llevo aquí más de diez minutos y solo puedo pensar eso, no me gusta esto. Ayer hasta lloré luego de ver como me ignora y hoy voy por el mismo camino.

—¿Pequeña? —Me sobresalto—. ¿Qué estás haciendo aquí y sola? —Se sienta frente a mí y yo aparto la mirada para no verlo a los ojos.

»Está todo bien? —Afirmo con la cabeza sin mirarlo, siento que si hablo me derrumbaré en un mar de lagrimas—. No te creo —se levanta del lugar y se sienta junto a mí. Voltea mi rostro haciendo que lo mire y mis ojos se encuentran con los de él.

—¿Si no me vas a creer para que preguntas? —Mi garganta está comenzando a doler por el nudo que tengo en ella. Se siente horrible.

—Dime qué te pasa, pequeña —pide pero yo niego.

—No puedes ayudarme —me levanto del lugar y  voy hacia uno de los baños. Entro y lavo mi cara con mucha agua. Mis ojos están brillosos y dejo de aguantar las lágrimas. Recuesto mi cabeza del lavamanos.

—Si esto se siente con tan solo dos días no quiero imaginar que será de mí si llega a pasarle algo —digo en voz alta.  Lavo mi cara pero aún así continúo llorando. Salgo del baño y cuando abro la puerta choco con Axel.

—Pequ...—lo abrazo sin dejar que termine.

—Extraño a mi hermano, quiero que deje de hacerme la ley del hielo y esté conmigo. Es mi hermano, no puede enojarse conmigo, no quiero que se enoje conmigo —repito muchas veces las mismas palabras y es que mi cerebro no trabaja con inteligencia en estos momentos.

—Lo sé, po... —vuelvo y lo interrumpo.

—No me gusta estar peleada con él. Dos días sin hablarle se sienten como un año. Lo amo y porque lo amo lo quiero de vuelta —me aprieto mucho más contra él y me abraza más fuerte.

—Yo también te amo, miniatura y a mí tampoco me gusta estar peleado contigo —escucho la voz de mi hermano y me aparto de Axel volteando a verlo. ¿Desde cuándo está ahí?

—Eso era lo que iba a decir, pero no me dejaste hablar —dice Axel mientras yo solo veo a mi hermano. Sus ojos están algo ojerosos y sin brillo, su cabello todo despeinado y me da una media sonrisa.

—Ven —abre sus brazos y yo camino hacia él.

—Lo siento, no debí enojarme contigo por algo de lo cual no tienes la culpa y me alegra que te hayas defendido —dice mientras nos abrazamos.

—¿Entonces por qué te enojaste conmigo?

—Es que no me gusto ver como tenías el rostro. Sentí un sabor amargo en la boca y el estómago se me revoloteó. Me dolió verte así por más estúpido que suene —aclara y yo me aparto para mirarlo.

—Te amo —digo y él me sonríe.

—Te amo más; mi vida —besa mi frente.

Me tranquiliza saber que arreglamos nuestros problemas y que ya no estamos peleados.

*****

—¿Iras? —No sé cuantas veces me ha preguntado lo mismo.

—No —y la respuesta siempre es la misma.

—Vamos, Nay, no seas mala —se queja mientras yo bajo rápido las escaleras tratando de huir de él.

—Manuel, por el amor de los mil demonios, ya te dije que no iré —me está hartando.

Llego abajo encontrando a los chicos en la cocina.

—¿Alguien puede decirme quien mierda le dio permiso de entrar a mi habitación y despertarme? —Pregunto y el moreno se queja sentándose junto a Axel. Camino hasta él y agarro un pedazo de su carne empezando a comerla.

—Búscate el tuyo —se queja.

—Ven —me dice Axel y me acerco a él. Me extiende una cucharada de su comida y yo la como.

—¿Dónde está mamá? —Pregunto terminando de comer. Es obvio que esto lo cocinó ella.

—Recién se fue —responde Manuel.

—Entonces, Nay, ¿no iras? —Pregunta de manera despreocupada.

—Ya te he dicho mil veces que no, deja de joder —me quejo comiendo de nuevo del plato de Axel.

—¿De qué están hablando? —Pregunta mi hermano mientras friega un plato.

—Manuel le ha estado insistiendo la semana entera en que vaya con nosotros al parque —responde Dante por nosotros.

—Y ella sigue diciendo que no.

—Si no quiere ir dejen de joder —finaliza mi hermano.

Miro a Axel y él ve como termino de comerme toda su comida. Lleva un polo blanco y sus demás prendas de vestir negras, su cabello desordenado como siempre y sus ojos verde y azul.

—Pudiste dejarme un poco aunque sea.

—Ahí hay más —me encojo de hombros y tomo de su jugo.

—¿Sabes que pareces un bruja así? —Pregunta mi hermano riendo sentándose junto a Dante. Si, estoy consciente de eso, sé que tengo el cabello como una escoba.

—Una bruja muy linda por cierto —dice Manuel y Axel lo mira mal—. Ok, entiendo —el moreno aparta la vista de Axel y vuelve a su plato.

¿Ya les dije que Axel está bueno? ¿Si? Pues lo repito. Axel está bueno. 

Ellos se ponen a hablar de sus planes para el ir al parque y yo me canso de escucharlos, me entretengo pensando en muchas cosas y en nada a la vez. Son pensamientos random que llegan así de la nada y de todos esos pensamientos el que más me interesa es: necesito comerme una bolsa de ruffles.

Mi primer amor |#1|✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora