Capitulo 4

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Escucho concentrada a la maestra de Arte quien explica con mucha tranquilidad y detalladamente todo. Es una de las pocas que me caen bien y con quien me llevo bien. Miro de reojo a Lisa que parece aburrida con la clase, a decir verdad, nunca le ha gustado esta asignatura.

La charla de la maestra fue interrumpida por unos toques en la puerta, todos giramos nuestras cabezas a esta viendo como la maestra se acerca y habla con una chica. La chica le entrega un papel y se despide. La maestra lee el papel y parece que busca a alguien con la mirada hasta que se detiene en mí. ¿Ahora qué hice?

—¿Qué hizo ahora señorita Bens? —La misma pregunta me hago yo.

—Lo mismo quiero saber yo, maestra.

—Vaya a la dirección, la mandaron a buscar —dice volviendo al escritorio.

—¿Seguro que no hiciste nada, Nay? —Pregunta Lisa mientras yo guardo mis libros en  mi mochila.

—Segurísima.

Camino hasta la puerta y salgo del salón pensando en las miles de cosas que hice y de cuál se pudieron enterar. Y pues no, no me llega nada a la mente. Excepto...

Mierda.

¿Recuerdan lo que pasó en el salón hace dos días cuando "le falte al respeto a un profesor"? ¿Si? Bien. Entonces supongo que también recuerdan que las dos veces que me mandó a la dirección siempre terminaba caminando a otra parte. Santísima mierda. Demonios. ¿Soy la única que tiene ese profesor que no perdona a nadie y que nadie se le escapa? ¿No? Que bueno, ya me estaba preocupando.

Llego a la dirección, le digo mi nombre a la secretaria y ella me deja entrar a la oficina del director. Entro y ahí está él sentado con su impecable traje, su cabello un poco cañoso peinado hacia atrás y sus lentes fijos en unos papeles sobre su escritorio.

—Buenas tardes, señor director —saludo y él levanta su vista fijándose en mi maravillosa presencia.

—Señorita Bens, que raro verla por aquí —nótese el sarcasmo.

—Siempre es un honor estar cuando me necesitan —respondo. Él me señala una silla frente a él y yo niego mantenimiento distancia.

—Bien, entonces dígame, ¿cómo es eso de que se ha saltado dos castigos? —Que directo.

—Yo estoy bien, mi familia también lo está, mi perro también lo está e igual el del vecino lo está. Gracias por preguntar.

Él me da una mala mirada y yo casi río.

—Contestando su pregunta, no me he saltado ningunos castigos ya que nunca llegue a tenerlos —aclaro.

—¿Cómo es eso, señorita Bens?

—Pues, las dos veces que me mandaron a venir siempre me desviaba de camino y juro por la santísima mier... —me corto, ¿en serio le iba a decir eso? —Quiero decir, le puedo jurar que no lo hacia a propósito, simplemente lo olvidaba —me explico.

—Cortar las malas palabras no hace que sea menos vulgar, pero no es excusa, señorita, esta no es la primera vez que se encuentra aqui por faltarle al respeto a un maestro.

—Va a pasar a disculparme, pero no le falte al respeto, simplemente di mi opinión sobre su clase, esto es un país libre donde hay libertad de expresión, ¿no?

—¿Y considera usted que hablarle de esa manera a un maestro es dar su opinión? Esto no se va a discutir, pase por donde mi secretaría que ella le dará el papel del castigo firmado. Y por favor, al menos por este mes o semana, que no se vuelva a repetir. ¿Está claro? —Uy, que gruñon.

Mi primer amor |#1|✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora