Capitulo 25

167 18 3
                                    



Todos sabemos que sé cocinar gracias a Mamá y que lo hago bien. Creí que como cocino bien podría enseñar de la misma manera, pero no. Me he equivocado. Aunque la idea era enseñarlo a hacer bizcocho no pensé que fuera tan mala idea.

Miro a Axel terminar de fregar los platos de mala gana. No lo hace porque no le guste fregar, lo hace porque está enojado conmigo.

—¿Sigues enojado? —Pregunto recostada del lavaplatos junto a él, aunque  la pregunta sea muy estúpida y la respuesta muy obvia.

Él no dice nada, empieza a caminar a la sala conmigo detrás.

—¡¡Vamos!! No puedes enojarte por eso, sólo fui sincera —me detengo en las escaleras impidiendo su paso.

—La sinceridad del ser humano tiene un límite —la manera que lo dice hace que quiera reír, agreguémosle que está todo lleno de harina al igual que yo.

—¡¡¡Pero si pediste mi opinión y yo era que te estaba enseñando a hacerlos!!! —No puedo creer que se enojara simplemente porque le dije que sus bizcochos estaban malos.

—¡¡Eres una maestra muy criticona!! —Hace el intento de subir las escaleras, pero yo impido su paso.

—¡¿Entonces para qué pediste mi ayuda?! —Dios, dame paciencia porque si me das fuerza y valor, lo ahorco.

—Porque creí que tendrías más paciencia —comenta con voz calmada, yo me recuesto de la pared y suelto una respiración pesada cerrando mis ojos.

Escucho sus pasos subir las escaleras y abro mis ojos viendo como llega al final y dobla en el pasillo.

—¡¡Axel!! —Grito subiendo y entrando a mi habitación detrás de él.

Camina por la habitación buscando su mochila, cuando la encuentra se encamina a la puerta pero yo la cierro impidiendo su paso.

—¿A dónde crees que vas así todo lleno de harina? —Además está descalzo. Él me mira y por primera vez en un largo rato veo como me da una pequeña sonrisa.

—A mi casa, ¿no es obvio?

—No, no es obvio. Tal vez te vas con la otra —me cruzo de brazos.

—¿Qué te asegura que tú no eres la otra? —Suelta la mochila y se cruza de brazos, ¿en serio dijo eso?

—Véte al infierno -/esta vez fui yo la que se enojó, sé que lo hace para molestar así que de igual manera seremos dramáticos los dos.

Abro la puerta de la habitación y empiezo a caminar por el pasillo. Cuando estoy por bajar las escaleras siendo como me voltea y me alza desde atrás colocándome en su hombro como un costal de papas.

—¡¡Bájame!! —Me quejo sin patalear. Sería una pérdida de tiempo y energía hacerlo ya que es obvio que tiene más fuerza que yo.

—No seas dramática, pequeña —dice mientras camina.

—Lo dice el que duró más de una hora enojado simplemente porque le dije la verdad —veo sus pies aún descalzos. Entramos a la  habitación y el cierra la puerta con seguro.

Cuando pienso que se va a detener y a bajarme hace todo lo contrario. Entra al baño, y cuando estamos bajo la ducha la abre y me baja de su hombro.

—Eres un idiota, ¿bañarnos con la ropa puesta? —Quito un mechón de mi cara y alzo mi vista para verlo. Le daría un golpe sólo por borrar esa estúpida sonrisa.

¿A quien engaño? Me encanta cuando sonríe.

—Puedo ayudarte a quitarte la ropa si quieres —propone y yo sonrió.

—No, gracias—salgo de la ducha y camino por la habitación. Siento mi pelo todo pegajoso por la harina, parecíamos niños jugando con ella.

—Esto es una escena digna de fotografiar —escucho que dice mientras yo bajo mis pantalones.

—Púdrete en el infierno, Axel —volteo encontrándolo recostado de la pared, su cabello parece gris por la harina, sus ojos brillan y su sonrisa, Dios, que maldita sonrisa.

»No puedo enojarme contigo si me ves de esa manera —camino hacia él. Cuando estoy lo suficiente cerca me alzo pasando mis brazos por sus hombros atrayéndolo a mí y él pone ambas manos en mi cintura.

—¿Y cómo te estoy viendo? —Pregunta acercando su rostro al mío.

—Estoy segurísima de que lo sabes mejor yo —termino con la distancia que hay entre nosotros. Sus labios tan carnosos me encantan y además, la manera en la que me besa me es deliciosa.

Se aparta y me quita la blusa que llevaba puesta , luego hace lo mismo con su ropa. Diablos, si que está bien dotado.

—¿De qué te ríes? —Pregunta riendo conmigo. Me toma de la mano, me detengo en uno de los cajones para coger un peine y ambos entramos a la ducha.

—De nada —vaya desperdicio de agua. Lo miro de arriba abajo y me detengo en su costado izquierdo por unos segundos, pero no le digo nada.

Lo siento en el piso de la ducha y le paso el peine, agarro uno de mis shampoo.

—¿Algún día querrás bañarte conmigo estando desnuda? —Pregunta mientras yo estriego su cabello con el shampoo.

—Por supuesto, pero ese día no será hoy —es algo estúpido la verdad, aunque también me gusta joderlo.

—Auch, despacio, pequeña, harás que me duela la cabeza si sigues jalando mi cabello de esa manera —rio por su queja.

—No seas pendejo, es para sacar la harina —lo enjuago y luego echo acondicionador, quito el peine de sus manos.

»A diferencia del mío tu cabello no se enreda —digo viendo la suave que está. Él se levanta y hace que yo levante la mirada para poder verlo.

—Mi turno —hace lo mismo que yo hice con él.

Veinte minutos después estábamos acostados en mi cama mientras veíamos una película. Tuve que buscarle ropa de mi hermano ya que la de él está sucia y mojada.

—Esta película es un asco —¿qué?

—Te recuerdo que es una de mis películas favoritas, por lo tanto no es ningún asco, idiota —cierro mi laptop y la dejo a un lado sentándome en la cama para mirarlo.

—Tienes unos gustos muy feos —dice aún acostado.

—Con decirte que me gustas tú —me cruzo de brazos.

—Te equívocas —se levanta y se inclina hacia mi—. Yo soy la excepción —contraataca, odio que siempre sepa qué decir.

—Tú ganas, me dejaste sin palabras —se acerca a mí y me besa. Aveces tengo ganas de matarlo a decir verdad.

¿Es normal sentir que en ocasiones odias o no soportas a la persona que te gusta y quieres?

¿Si? Que bueno. Pensé que estaba loca.

Mi primer amor |#1|✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora