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Cuando llegamos a la Academia, cada uno se fue a tomar una ducha a uno de los 19 baños que tenía la mansión.

Llené la bañera con agua mientras me despojaba de mi uniforme de enfermera que estaba lleno de sangre.
Me metí manteniendo mi ropa interior de antaño.

Muchas imágenes volvían a mi mente al cerrar los ojos. Sangre, gritos de dolor, llanto, mucho sufrimiento.

Las caras de los soldados que no pude salvar no desaparecían y sus gritos taladraban mis oídos.

Todo era una maldita pesadilla.
Pasar 10 meses en ese lugar fue una tortura.

Me limpié rápidamente para secarme e ir a mi habitación por ropa limpia.
Unos jeans negros y una polera roja. Si antes era delgada, ahora lo era aún más. La nutrición para las enfermeras no era tan importante en el campo de batalla.

Con el cabello aún goteando me dirigí al baño donde se encontraba Klaus. Cuatro ya vestido y limpio mantenía una charla no tan alegre con Cinco.

-Se identificar los síntomas, idiotas.- menciona el "menor".

-¿Cuáles síntomas?- respondió Klaus en un intento de mantener su naturalidad.- No se de que me hablas.

-Oh, no lo sé, Jet lag- Sonrió con cinismo- picor en el cuerpo, dolor de cabeza como si te hubieran metido un algodón hasta el cerebro. ¿A donde fuiste?- 

-Querrás decir cuando- respondí llamando la atención de mis dos hermanos. Estaba de brazos cruzados apoyada en el marco de la puerta concentrando mi mirada en Cinco.

-¿Tu también Camille? - preguntó molesto.

-Si te refieres a viajar en el tiempo, entonces si, yo también- Le respondí molesta por el tono de voz que usaba.

-¿Me lo van a contar?-Pregunta perdiendo la poca paciencia que posee.

Me acerqué a Klaus para ver como estaba. Un trozo de su corazón había quedado en el pasado, literalmente. Me senté a su lado y acaricié lentamente su espalda en señal de apoyo.

-Esos locos cuando entraron a la casa y no te encontraron, nos secuestraron- Confesó triste- No teníamos nada que darles, no sabíamos nada.

-Nos torturaron para que habláramos- comenté- Nunca nos cuentan que sucede en este lugar, no les importamos a nuestros hermanos, ni a ti Cinco, nadie nos rescató- escupí dolida y enojada.

Por un segundo creí ver una pequeña facción de comprensión en la cara de Cinco, pero fue remplazada rápidamente por un gran ceño fruncido.

-¿Y el maletín?-Preguntó.

-Creí que habría dinero o algo así- admitió con vergüenza- así que lo abrí.

-¿Dónde aparecieron? o mejor dicho, ¿Cuándo?

-¿Eso importa?- contesté. Veía lo herido que estaba mi hermano y cuanto deseaba terminar esta conversación. Cinco no paraba de mirar insistentemente con su ceño fruncido. Dios, le saldrán muchas arrugas- Casi un año- confesé despacio mirando a la nada.

-¿Y donde está?

Wow, le importa más un maletín del demonio que sus hermanos,

-Destruido- Dice Klaus haciendo un expresion de bomba con sus manos.

-¿QUÉ? - gritó Cinco- Era nuestra oportunidad, idiotas- frustrado y enojado agarró su cabeza con las manos intentando contenerse.

-¿Y qué?- me planté frente de él- Si todo esto fuera tan importante, habrías contado algo. Si realmente te importara salvar el apocalipsis por tu familia, la cuidarías- Tomé su cuerpo con telekinesis y lo levanté- No eres más que un estúpido viejo egocéntrico con delirios de grandeza- lo moví hasta la puerta del baño- Ahora, desaparece de nuestras vistas- y lo termino de empujar con fuerza por la puerta para después cerrarla con fuerza.

LOVE ME TONIGHT- the umbrella academyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora