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Todos los hermanos Hargreeves tenían problemas de que ocuparse.

Luther y Diego buscaban el paradero de su hermano Cinco para poder interrogarlo. Desde que llegó han pasado una serie de casos desafortunados, especialmente ese par de locos que llegaron atacando a los Hargreeves que se encontraban en la mansión.

Allison estaba preocupada por el chico con el que salía Vanya. Existe un aire en él que no le trae confianza. Quizás nunca fue una buena hermana, pero nunca es tarde para proteger a quienes quieres.

La misma número Siete tenía sentimientos que nunca antes había sentido, ¿Se estaba enamorando por primera vez? Leonard la hacía pensar que era especial para alguien.

Al haberse incendiado y explotado el laboratorio, el único lugar que podría entregarle una pista sobre el ojo y de paso, sobre cómo parar el Apocalipsis,  había desaparecido. Cinco, no encontró mejor momento para emborracharse en la biblioteca con Dolores y su hermoso pero incómodo cuerpo de 13 años.

Lamentablemente, para número Cuatro y número Ocho (También Ben, quien no se había ido de su lado), las cosas no mejoraban. Ninguno de sus hermanos había ido a buscarlos y no tenían la fuerza necesaria para escapar.

Según Chacha, la mujer detrás de la máscara de perro rosa, habían dejado un mensaje en el auto de Cinco para que los fuera a buscar.

Camille ya había perdido la esperanza, ella jamás les importó.

Cuando comenzaron a escuchar movimiento fuera de la habitación, Klaus golpeó su cabeza contra la mesa frente a él para generar ruido y llamar la atención de quien se encontraba fuera.

-¿Ustedes son los hermanos de Die... - habló la salvadora de los hermanos que, al ver a Camille y apenas reconocerla por su deplorable estado, reaccionó de manera rápida a su dirección - ¡Dios! Camille, ¿estás bien?-  Patch, la detective y quizás algo más de Diego se encontraba frente a nosotros.

-No mucho... - susurré a penas, el dolor de cabeza estaba más presente que nunca.

-Salgan y vayan a un lugar seguro- nos indicó a mi y a Klaus.

Cuatro tomó mi mano e indicó la regilla de ventilación.

-Tienen el maletín, quizás tenga dinero.

-Con tal de hacerles daños a esos idiotas, lo que sea- me miró feliz y lo sacó con rapidez para después hacerme una seña y salir juntos por allí.

Nos acercamos a la parada de autobuses y nos subimos al primero que paró.

Estábamos horribles. Los dos a medios vestir, despeinados, con signos visibles de golpes y tortura, sangre seca y una buena cara de locos que nos daría un boleto directo a un manicomio.

-Espero que haya dinero u oro- dijo esperanzado Klaus sin quitar la mirada del maletín.

-Un par de joyas o papeles importantes que podamos quemar- me daba igual, pero si les dolía, mejor.

Sin esperar más, Klaus abrió el maletin y juntos, desaparecimos del autobus.

-X-

Diego y Luther habían llevado a Cinco al hogar del primero para poder hablar con él cuando se le pasara lo borracho.

Antes de poder conversar, o pelear, con el menor, el dueño del gimnasio donde vivía Número Dos los había interrumpido.

-Una tal Pich te llamó - dijo el dueño.

-¿Patch? - preguntó Diego intentando comprender el nombre.

-Si... Creo, dijo que se encontraba en un motel fuera de la ciudad--siguió.

-¿Hace cuánto llamó? - preguntó el Hargreeves.

-Hace unos 30 minutos-dijo- también dijo que encontró a tus hermanos- con esto, se retiró.

-¿Hermanos?- comentaron confusos número Uno y número Dos mirando al pequeño Cinco acostado en la cama.

Cuando cayeron en cuenta de quienes hablaba sus caras de asombro y miedo plasmó sus caras.

-¡Klaus! ¡Camille! - dijeron Luther y Diego.

-Tú quédate con él, yo los iré a buscar- y antes de que el rubio pudiera reclamar, Diego ya se encontraba fuera de la habitación para ir a rescatar a sus hermanos.

Entre Camille y Diego siempre hubo algo especial. Se querían pero no como hermanos, era un sentimiento más profundo.

Todos en la casa lo sabían, aunque fueran más disimulados que Uno y Tres, Camille solía ser un libro abierto, sólo que ellos tenían mala memoria.

Entre ellos nada pasó de los abrazos y caricias, nunca se besaron, pero lo añoraban. Ambos temían de lo que fueran a decir los demás y qué pasaría si su padre los descubrieran.

Reginald ya había muerto. El sentimiento entre ellos aún permanecía pero Diego se entretuvo demasiado en el camino e ignoró a su bella brujita que siempre esperó por él. Quien siempre le apoyó en todo momento, le ayudó en superar su tartamudez y le brindó su amor incondicional.

Camille siempre era el segundo plato, no le importaba a nadie lo suficiente.

Cuando el latino llegó al motel y vio a Patch tendida en el suelo sobre el charco de sangre, su corazón se quebró, y se terminó de romper cuando encontró un trozo del vestido que llevaba puesto Camille la última vez que vio.

Escapó con rapidez al escuchar las sirenas policiales, sin antes darle un último abrazo de despedida a su amiga, y se dispuso a buscar a Ocho.

Ahí entendió que no podía perderla, no de nuevo.


-X-

En esos momentos, Klaus y Camille reaparecian en el autobus con la maleta apretada contra el pecho. Los dos sostenían un aura de tristeza extrema y un sentimiento horrible en sus corazones.

La guerra es cruel y no tiene piedad.

Ambos se bajaron y Klaus arrojó con fuerza el maletín, el  cual se rompió y se prendió fuego quedando totalmente inútil.

Se dejaron caer en sus rodillas para abrazarse y llorar desconsoladamente.

-Dave, Dave, Dave... - Susurra entre lágrimas mi hermano, llorando la pérdida de tan buen hombre. Lo abrazo mientras lloro con él, intentando darle un mínimo de consuelo.

-Tranquilo hermanito, Dave fue un hombre maravilloso, siempre lo recordaremos--le dije sobandole la espalda--pero debemos irnos, no estamos acorde al momento.

Por lo menos su uniforme verde era menos reconocible que mi uniforme ensangrentado de enfermera.

Este asiente y nos levantamos para caminar en dirección a la Academia.











LOVE ME TONIGHT- the umbrella academyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora