Capítulo 18

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Después de dejar a Niall en la enfermería, Kim marchó hacia su celda dedicándose a escuchar música que le hacía recordar su querido y bello Japón. Le gustaba soñar despierto, recostado sobre su cama, y, disfrutando de la música tradicional podía jurar sentir los pétalos de las flores de cerezo sobre sus dedos. Imaginaba el sabor del sake recorrer su paladar y el delicioso aroma de la sopa de miso inundar sus pulmones.

Todo era perfecto, hasta que llegó él, su mirada ufana le atravesó los parpados y su aura oscura ensombreció cualquier halo de luz.

—¡Rociaste de nuevo esa maldita fragancia repugnante! —Le gritó Harry arrugando la nariz. Kim apagó el reproductor de música y le miró ofendido.

—Esa fragancia repugnante es la esencia de las sakura, flor nacional de mi país, más respeto, por favor —Exigió con voz dura y penetrante, Harry rió despectivo.

—Pues la diferencia entre el olor de tu querida flor de cerezo, y la mierda, es muy difícil de distinguir — Se burló y la tez de Kim se volvió de un rojo vívido.

—La próxima vez recuérdame vaciar todo mi perfume en tu desayuno, tal vez así, pueda endulzarte el día —Harry no se molestó en cubrir el gesto de repulsión sobrevenido por el comentario de Kim.

—Entonces ese mismo día pondré una bomba en tu plato, sólo para que no las extrañes — Dijo entre risas y el tono escarlata en la piel de Kim se volvió morado.

—¡No bromees con eso, y no comiences abordar el tema de las guerras mundiales, porque los alemanes se llevaron la peor parte! —Jadeó encolerizado. Harry se rascó la barbilla y le miró lastimoso. Entonces Kim recordó.— ¡Mierda, pero tú no eres de aquí! — El japonés encaró una ceja dudoso —Por cierto, ¿de dónde eres? — Inquirió.

—De aquí y de allá —Respondió escueto. Kim puso los ojos en blanco —Pero si te refieres al lugar donde nací, fue en un pequeño y olvidado pueblo en Inglaterra: en la bohemia de Cheshire Oriental, en el condado ceremonial de Cheshire —Kim parpadeó sorprendido; le pareció insólito que Harry le soltase información de su vida tan fácilmente.

—Oh —Fue su corta exclamación y todo lo que pudo emitir. Harry se recargó en la pared, sacando un cigarro y encendiéndolo al instante, dispuesto a tomar una nueva conversación ante el tenso silencio que se había formado.

— ¿Y bien, qué pasó? — Dijo dando una profunda calada a su cigarrillo. Kim arrugó el entrecejo, confundido.—Saliste tras Niall ¿no? — Se incorporó, dudoso de confesarle lo que había pasado.

—¡Ah!, sí, y no fue algo agradable… —Suspiró —…verlo desvanecerse ante
mis ojos —Finiquitó ganándose la completa atención de Harry.

— ¡¿Qué?! — Exclamó sorprendido pero moderado en actitud, Kim hizo un ademán con las manos para que le permitiese hablar.

—Sólo se desmayó —Relató tratando de restarle importancia pero los amenazantes ojos esmeralda le alborotaron su sistema nervioso central— ¡Lo llevé a la enfermería, el médico lo atendió y me dijo que estaba bien, mañana mismo le dará de alta! — Agregó.

—¡Ese estúpido no se cansa de dar problemas! — Gritó apagando el cigarro en la desgastada pared —Si se hubiera mantenido quieto y solícito, nada de eso habría pasado – Refunfuñó comenzando a impacientarse. Kim tuvo que morderse la lengua para no replicar, pues sabía, sólo gastaría saliva.

Harry tomó una tira elástica y amarró con ella su rizado cabello, abrió la reja y salió bajo la atenta mirada oscura de su compañero.

—Irás a verlo… —Aseguró — Pero las visitas están restringidas hasta mañana temprano.—Harry sin molestarse en mirarlo le respondió de soslayo.

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