Capítulo 34

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Luminiscencia azul eléctrica bañaba la espalda de su acompañante, totalmente ensimismado en la contemplación, observaba de soslayo sus mechones rubios regándose despreocupados sobre la almohada. En el ambiente podía detectarse el olor a alcohol y fluidos corporales, varias envolturas de condones así lo evidenciaba. Harry se empinó el último chorro de whiskey y botó la botella sobre el alfombrado piso, casi al instante, prendió un cigarrillo. De semblante alicaído, el rizado mostraba su faceta más decante, y se hubiese avergonzado de sí mismo, si tan sólo un espejo le mostrara su reflejo. La menuda figura a su lado se revolvió entre las sábanas apestosas a sexo, reclamando atención.

–Niall… - Susurró, inclinándose torpemente hacia el cuello expuesto del muchachito. La luz azul eléctrica cambió a violeta. Lo besó con avidez, saboreando la dulzura de su piel entremezclada con el sabor salado del sudor. El joven abrió los ojos, y giró el cuerpo, sus rostros quedaron tan juntos, que ni la visible borrachera de Harry logró camuflar el color en los ojos de su acompañante. Eran miel, ojos dorados, no celestes. Sus reacciones fueron lentas, dignas de su estado embriagado, primero sintió una terrible desilusión, luego ira y decepción, finalmente, frustración – Lárgate – Musitó agrio, pero con tal convicción, que el joven no se atrevió a refutar. Se levantó de la cama y colocó sus prendas a una velocidad impresionante. Harry le observaba con la mirada desenfocado, tambaleando su cabeza.

Sobre un tocador destartalado, deliciosas líneas de cocaína se le ofrecían como el más exquisito manjar, y el joven con cierto parecido a Niall, no se pudo resistir –¿Puedo? – Preguntó temeroso, el rizado hizo un gesto indescifrable con las facciones de su rostro, recargó la cabeza en la fría pared y se quedó dormido.

Tomando esto como una clara invitación, el rubio inhaló dos largas líneas y guardo el resto en una caja vacía de cerillos. Pensó en registrar los bolsillos del pantalón de su cliente, sin embargo el hombre se veía tan peligroso que prefirió no arriesgarse a ser sorprendido en pleno acto; luego, corrió lejos del lugar.

Azul eléctrico, violeta, después verde fluorescente y rosa chillón, la luz artificial del anuncio de motel se colaba por las cortinas desteñidas y pegaba justamente en la cama, Harry no despertó hasta al siguiente día, cuando la luz neón con todas sus tonalidades dio paso a la luz natural del sol. Severos pinchazos en la cabeza le despertaron, Harry deseó morir y refunfuñando en su lengua natal, se metió a la ducha. El agua le calmó un poco el dolor producido por la resaca, trayendo con su frescura flashazos de la noche movida que había pasado; el bar de mala muerte, la música ensordecedora, un rubio moviendo las caderas al ritmo de la melodía, y un motel al borde de la carretera.

El rechazo de Niall le había afectado, ¡y de qué forma! Su última borrachera se remontaba hacía varios quinquenios, antes que Javadd le recogiera, cuando era un simple y vulgar ladrón de autos. ¿Cómo pudo andar exhibiéndose así? ¿A tal grado había llegado su desesperación, que no le importó que pudiese haber sido descubierto por alguno de los hombres de Zayn? ¿Y qué de todas las amarguras que vivió en la cárcel, de las desgracias y miles de sacrificios que le costó lograr escapar? Todo había sido mandado al demonio por el desplante de un mocoso.

Un maldito crío flacucho y enano era su debilidad, un escuincle sin ninguna habilidad o don especial salvo su belleza exótica, tan ajena a la que su sexo correspondía.

***

Una réplica de Niall le miraba con preocupación desde la puerta, dos enormes cercos oscuros debajo de los ojos constataban la pérdida de sueño que se negaba a aceptar, Maura hablaba con mucha pausa y no sé cansaba de retorcerse las manos. La mujer también le contemplaba como si él fuera la única solución a su gran problema.

Invicto »n.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora