Capítulo 46

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La ciudad vieja y fría de Praga, la capital de fachadas multicolores, de ruinas y palacios, tenía como escenario el cielo nocturno despejado, las estrellas más brillantes, y bajo su manto, el encuentro de dos simples mortales. En un vecindario solitario, bastante peligroso, junto a un puente que daría miedo cruzar y el río oscuro, caudaloso en ésa época del año, estaban Harry y Zayn, frente a frente, pero a una distancia prudente. Los hombres del mayor de los hermanos  habían sido sometidos por los del menor. Amordazados y atados, fueron emboscados cuando se dirigían a un buen fiestón, después del arduo trabajo del día. Harry había sido el último en caer, y aun así, permanecía de pie, con los brazos a los costados, y la mirada fiera.

Zayn avanzó algunos pasos. Con su favorita Desert Eagle empuñada, le apuntaba directo al corazón. Sonrisa en rostro, y los ojos brillantes, expectantes.

—Arrodíllate, Harry. Ésta vez sí lo harás, así tenga que destrozarte las piernas.

—Sería la única manera — respondió con un gesto altanero. Apenas terminó la frase, dos potentes disparos cimbraron en la quietud nocturna.

Harry cayó, tal y como Zayn lo deseaba: de hinojos. Con el rostro contorsionado en un gesto de dolor, pero sin emitir ni un sólo jadeo.

Dmitri, el eterno escolta de Zayn, soltó una larga y gozosa carcajada. Los hombres de Harry, en cambio, se removieron las ataduras, impotentes y con los ojos desorbitados. Gritaron, maldijeron, pero sus quejas fueron silenciadas por la mordaza, y los murmullos que se escapaban, se perdieron entre el sonido del viento y la corriente del agua.

—Has sido un cabrón, todo este tiempo… pero eso ya lo sabes, ¿cierto?

Como respuesta, Harry escupió el lustroso calzado de Petrov.

>>Que sepas que lo hago por Niall, sólo por él. El pobre te ha llorado cada día desde que lo abandonaste, y hasta vino a mí, suplicando para que investigara tu paradero. — Un puñetazo y después un feroz culatazo le propinó en la cabeza.

Harry sangró del ojo izquierdo; como una escultura divina que de sus ojos sin vida, lágrimas de sangre brotan.

—Siempre ha sido por él — mostró su mejor sonrisa: la más perversa, y dejó que la sangre corriera. Aún derrotado, su aspecto era amenazante. — ¿Cómo se llama tu noviecita? —Señaló el anillo de compromiso que Zayn portaba orgullosamente

— ¿También tiene el pelo rubio y los ojos celestes? ¿Y el hijo que estás a punto de tener?, ¿Lo llamarás Niall? — Rió malicioso — ¿o quizá Ianthe?

Zayn le cogió por el cabello húmedo, y se acercó al oído para susurrarle.

—No me tientes… Harry.

— ¿Es verdad entonces? ¿Acerté, querido hermano?

—Ella no es ningún reemplazo, como tu puta muerta. Ella tiene un nombre, y pronto será mi esposa. — Acometió, retrocediendo un par de pasos.

—Sí, apuesto que tiene un bonito nombre… pero, no es Niall — endureció la mirada — él es mío. Siempre fue así, y lo seguirá siendo.

Zayn le apuntó con renovada energía y dirección.

—Nunca aprendiste a callarte. Nunca aprendiste a temerle a la muerte. Sí. Esto es por Niall. Adiós, Harry, adoptado muerto de hambre. Adiós, mi eterna piedra en el zapato.

Y disparó. Una, dos veces, en el corazón de Harry, que sin tiempo de reaccionar, cayó de lado, desprovisto de gracia. La sangre manchó su camisa blanca, las piernas quedaron torcidas, en una extraña posición, y los brazos a medio extender. El cuerpo de Harry Styles yació en el suelo, sin vida.

Invicto »n.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora