El acantilado.

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   No podía decidirme. Dejar todo lo que amo y tener una vida feliz con Winnifred y estudiar en una de las universidades más prestigiosas. Pero, dejando a algo atrás. O más bien, a alguien.

   Cierta pelirroja había estado rondando en mi cabeza desde hace semanas. Que digo desde semanas... desde que la conocí. Ese momento, en que llegué para defenderla de Billy Andrews cambió mi vida por completo. Y para bien.

   Cada vez que la recordaba, una sonrisa aparecía en mi cara; y eso Bash me lo dejó bien en claro. El sabe que Anne y yo estamos destinados. Ojalá tuviera las mismas expectativas que él.

   Ese momento cuando me golpeo con la pizarra, cuando Mary y Bash se casaron, la manifestación, el abrazo... el baile. Todo hacía que mis pensamientos se centren en ella. Era imposible, por más que lo intentara, que salga de mi cabeza. Y también de mi corazón.

   Todo esto me llevó a la idea que sería mejor descargarme y decir mis ideas en el acantilado; mi mejor lugar para pensar. Tenía la vista perfecta para descargar pacíficamente en todo lo que necesitas.

   Yo necesitaba hablar con mi papá.

Anne.

   Mi mente daba vueltas y vueltas. Me encontraba en la peor de mis situaciones. Gilbert Blythe se había tomado el descaro de escribirme que no tenía interés en mí a través de una carta con la mismísima lapicera que le había prestado. Eso me hizo enfadar aún más todavía.

   También recibí la horrible de noticia de que Diana ya no volaría a mi lado; no seríamos compañeras de cuarto y no estaríamos juntas. Mi corazón se iba a rompiendo poco a poco.

   Mi estrés llegó a un nivel tan alto que decidí ir al acantilado; era el único lugar suficientemente tranquilo como para acomodar mis desordenados pensamientos.

   Aunque a lo único que iban, eran a Gilbert. Odiaba que solo se centrarán en odiarme tanto como para recordarmelo constantemente. En fin, caminé un buen rato, tranquila, hacia mi lugar.

   Iba tan concentrada y con mi mirada hacia abajo que no noté que alguien ya estaba allí. Gilbert, más específicamente. Mi día ya no podía empeorar.

   Pensé en gritar, pero lo escuché hablar detenidamente.

  —Padre, hay tantas cosas que quiero contarte... pero no estas aquí. Quisiera que lo estés, pero de seguro estas mejor allí arriba.—entendí al instante la situación, así que solo opté por escucharlo.—Pasaron muchas cosas desde que te fuiste. Me fui en un barco para olvidar todo y me encontré con el que hoy es mi hermano del alma; Sebastián, mejor conocido como Bash. Luego de un tiempo volvimos a Avonlea para comenzar de vuelta. Bueno, más yo que él. Después, este año, conocí a una muchacha. Winnifred. Es una muy buena persona y creo que le propondré matrimonio. Pero ahora que lo pienso, nunca te conté de Anne, por más de que ya la hayas visto, no la conoces del todo bien. Bueno... como describirla. Pelirroja de fuerte temperamento, aunque eso se note a millas. Unos ojos azules como el mar y hermosas pecas—al escuchar esto, a mi cuerpo le causó escalofríos.—con ella, no se si la palabra está bien, pero siempre discutimos; sea por la razón más tonta. Pero descubrí que de esa manera estábamos ocultando nuestros sentimientos, o al menos eso creo yo. La primera vez que hubo un click en mí fue cuando bailamos. Había una conexión tan fuerte que nunca antes había sentido, que me abrumé. Pero fue una sensación hermosa. Luego ella se marchó y me confundió, ¿Ella sentirá lo mismo que yo? ¿O alguna vez lo hizo? Esa es la pregunta de todos mis días. Es por la única razón que todavía estoy aquí y no con Winnifred.—
   
  —¿D-de verdad sientes todo eso por mi, Gilbert?—dije interrumpiendolo.
  —Anne, ¿Que haces aquí?— pregunta él, levantándose del suelo.
  —Vine a pensar; sorprendentemente, este también es mi lugar.—dije sonriendo como una boba.
  —¿Y q-qué escuchaste?—preguntó rascándose la nuca.
  —Solo escuche que hablabas, con tu papá, diciéndole como soy... describiendome, también—el abrió grande los ojos, decidí molestarlo un poco.—y que, básicamente, estas completamente enamorado. De mí—reí.
  —¿Y que es tan gracioso?—
  —Que te interese. Porque nunca en la vida hubiera imaginado, que el mismísimo Gilbert Blythe, desearía estar en una manera romántica conmigo. Porque no soy como las otras; soy rara, hablo mucho, ¿por qué 
de todas, yo, Gilbert?—
  —Tú misma lo dijiste Anne. No eres como las otras. Eres diferente en las mejores maneras posibles. Le diste vida a mi mundo cuando pensé que ya no lo había. Cada momento juntos, es una luz para mi ser. Estabas ahí cuando pensaba que nadie había. Tú, Anne Shirley-Cuthbert, me das vida como ninguna otra persona lo hizo antes.—
 
  Las palabras más hermosas que escuché en mi vida vinieron de la mejor persona. Y de la menos esperada por mí. También recordé todos esos momentos con él, y que tontos fuimos. Hasta ahora.

  Un beso fue lo que me hizo darme cuenta de que Gilbert era mi destino. Por más discusiones que pasamos y pasaremos, el será mi vida. Y se que yo la suya, por que ahora se la verdad. Pellizqué mi brazo. Solo para confirmar.

  Y aprendí que en la vida no hay que suponer las cosas. Hay que saber escuchar a las personas y saber la verdad.

  Quién lo diría, que un acantilado revele tantas cosas. Un poco loco, ¿verdad?

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Hola!! Cómo están?? Aquí les dejo un capítulo un tanto improvisado porque no quería dejarlos sin capítulo. En fin, ya se que es un poco mierda. De todas maneras, espero que les guste.💞

𝙎𝗁𝗂𝗋𝖻𝖾𝗋𝗍 𝙊𝗇𝖾-𝙎𝗁𝗈𝗍𝗌'.°•☆~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora