Don't leave me alone.

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—No, por favor, quédate, no te vayas. Te lo pido. Ya vienen.— dice la pelirroja, sollozando. —No cierres los ojos, te cuento una de mis historias si quieres.— continúa ella, con sus mejillas mojadas.

Los sonidos de la ambulancia aparecen en el radar de audición de Anne. Deja a Matthew en el suelo, abriendo la puerta para dejar pasar a los médicos y al viento frío.

Dos de ellos llevan una camilla para llevarlo dentro del vehículo. Los siguió, mientras tomaba la mano de su único familiar, quién tenía la mirada perdida y estaba en una mezcla de convulsiones poco constantes.

—¿Qué le sucede? Por favor, díganme.— suplicaba ella. Un ángel de pelo negro y ojos avellana bajó de la ambulancia, tomando de su mano y colocando su mano libre en la espalda baja de la muchacha. Un escalofrío recorre su cuerpo, pero no la saca de la realidad.

—Acompáñenos, no se preocupe, haremos lo posible para salvarlo. Señorita...

—Anne.— contesta con la voz quebrada.

Ambos suben al vehículo y no tardan más de dos minutos en llegar. 

Pero para ella fue la eternidad misma. Vio como usaban todo tipo de técnicas y aparatos qué ella no comprendía para mantenerlo estable. Vio como le colocaban en su boca un respirador, como le inyectaban drogas para tranquilizarlo. Después de eso, no podía aguantar más viéndolo sufrir, así que se aferró al pecho de Gilbert, escondiendo su rostro. El pelinegro estaba acostumbrado a que las personas lloraran sobre él, pero ella le causaba algo, como si su estómago se revolviera y su corazón latiera rápido. Anne lo notó, pero no estaba lo suficiente consiente como para preocuparse.

Entran en el hospital, ve como lo llevan corriendo, haciendo que ella los siga, para luego cerrar esa habitación, cerrando paso a su visión.

—¡Por favor, déjenme verlo! ¡Necesito verlo!— grita golpeando la puerta con sus manos, Gilbert se pone alerta y la toma rápidamente de sus brazos para que dejara de lanzar golpes. Ella trató de zafarse de su agarre, pero no fue posible. Terminó cediendo, abrazando fuerte a Gilbert por su cintura, para que este lo haga por sus hombros y sobar sus hombros, tranquilizándola, cosa que logró para su sorpresa. Anne reconoció ese abrazo como muy reconfortante y seguro. Pero sin darse cuenta, el sueño le ganó.

—Todo estará bien Anne, solo que ahora tienes que registrarte en...— no terminó de hablar, ya que sintió su peso muerto. Maldijo levemente y la tomó como una princesa en sus brazos, cuando en el acto la pelirroja abrió su boca.

—No me dejes...— dijo en un susurro, como si de una niña pequeña se tratara. Gilbert la llevó despacio a una de las habitaciones libres. La dejó lentamente en la camilla y vio como se acurrucaba. Se tomó un momento para observarla detalladamente. Tenía unas pecas que resaltaban su perfecta nariz. Unas mejillas muy suaves, que ahora se encontraban húmedas. Unos labios dulces como una cereza o frambuesa. Pero no podía dejar de pensar en esos ojos azules, que tan dolidos estaban. 

Salió de su ensueño y fue a ver como el familiar de la chica se encontraba.

❁༄༄༄❁

Anne abrió sus ojos lentamente. Su cabeza dolía, así que por instinto la sobo, para luego refregar sus ojos. Se sentó, un poco confundida. Pero luego de unos segundos, un sin fin de horrorosas imágenes se hicieron presentes en su mente.

Se levantó de golpe, para luego salir al  pasillo y encontrarse con el pelinegro con bata de doctor que había conocido hace unas horas atrás. Este, confundido, trató de frenarla.

—Necesito ver a Matthew. Ahora. No acepto un no como respuesta.— dijo con mirada amenazante.

—Todavía no puede, señorita Anne.—contestó él.

𝙎𝗁𝗂𝗋𝖻𝖾𝗋𝗍 𝙊𝗇𝖾-𝙎𝗁𝗈𝗍𝗌'.°•☆~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora