El periódico.

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Mentes cerradas. Tenían que ser así. Cuadradas. Entra por un oído y sale por el otro. Mi enojo llegó al tope. No podía creerlo.

Mi furia se debía a qué, la escuela se quemó. Todo lo que alguna vez había sido, ya no estaba. Me sentía tan impotente por no poder actuar. Más que nada porque fue mi culpa. Yo causé todo esto, aunque la señorita Stacey diga lo contrario. Salí corriendo de Green Gables para no explotar de los nervios y quedar mal ante ella.

No tenía un rumbo fijo, siendo sincera. Tampoco estaba viendo totalmente bien las cosas, estaba cegada por el enojo. Solo se que llegue al que fue el club de lectura. Tantos momentos hermosos, arruinados.

Para desquitarme, empecé a arrojar maderas para todos lados, gritando. Admito que me sentí mucho mejor. Todo este tema me tenía sumamente estresada. Que me despidieran solo por un bendito artículo diciendo la verdad. ¿Que problema había con que una chica, escribiera sobre los derechos que al parecer no estaban tan claros, de una mujer? ¿Estaba mal escribir públicamente mí opinión sobre ellos, expresarme?

El mundo simplemente parecía estar dado vuelta. No el mundo, si no algunas personas. Pero tenía que mantener la paz, si no habrá más consecuencias, Anne.

Un ruido llamó mi atención. No era un ruido de árboles moviéndose. Si no más como unas pisadas.

—¿¡Quién anda ahí!?—grité. Vi algo moverse. Por si acaso, agarré un pedazo de madera en modo de defensa. Me acerqué esperando lo peor, hasta que vi bien.—Oh, eres tú. Lo siento si te asuste, lobito.—dije viendo como el animal pelirrojo se alejaba. Hace mucho tiempo que no lo veía.

Luego algo tocó mi espalda. Por reflejo, levanté mi mano para defenderme. Sin querer, esta chocó contra su mejilla.

—Dios mío, ¡Gilbert!—dije y llevé mis manos a mi boca.
—No te alcanzaba con la pizarra, ¿eh?—dijo el golpeado, divertido.—No te preocupes, estoy bien.—
—En serio, lo lamento tanto, yo...—trató de disculparse pero el chico la interrumpió.
—De verdad, estoy bien, solo pasaba por aquí y bueno... ¿Estás tú bien?—preguntó él, sobando su mejilla.
—No estoy en las mejores condiciones.—dijo poniendo su manos en la cintura y chasqueando su lengua.—Pero es todo tan injusto. No entiendo que problemas tiene con que una chica hable sobre los derechos básicos de una...—miró hacia los pedazos de madera y una idea vino a su mente.—Eso es. Gilbert toma la mayor cantidad de tablas que puedas y vamos hacia la escuela.—

Gilbert no entendía nada. No sabía que idea loca había llegado a su cabeza pero la seguiría de todas formas. A dónde ella vaya.

Se encaminaron hacia la escuela y Anne tardó unos momentos en abrir la puerta. Pensó dos veces si lo que estaba haciendo era correcto, así que en su duda, miró a Gilbert, quién asintió con una sonrisa. Mariposas comenzaron a aparecer en su estómago y se confundió. Las ignoró, tomó valor y entró al salón.

Nadie había notado que ambos muchachos entraron, entonces optaron por escuchar silenciosamente lo que allí se estaba debatiendo.

—Bueno chicos, ya sé que esto no es nada bueno, pero no le pueden echar la culpa a su compañera que lo hizo sin malas intenciones.—dijo Miss Stacey, reprochando las quejas de sus alumnos hacia Anne.
—Hubiera sido más fácil si se hubiera quedado callada.—agregó Tillie.
—Concuerdo, bien que la despidieron.—dijo Moody.
—¿Perdóname?—dijo Diana, haciéndose presente en la conversación.
—Si ella estaría aquí ahora, diría "usen su imaginación", y nos arruinaría lo único que nos queda del periódico.—Gilbert le hizo unas señas a Anne para que se escondiera, carraspeó su garganta, tomó el periódico de Anne que había quedado en el suelo, y comenzó a leer.

𝙎𝗁𝗂𝗋𝖻𝖾𝗋𝗍 𝙊𝗇𝖾-𝙎𝗁𝗈𝗍𝗌'.°•☆~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora