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Opal suspiró mientras entraba a la cafetería. Su hora de almuerzo había llegado en un buen momento puesto que su estómago exigía comida. Afortunadamente la Dra Trisha era muy amable y entendió su tardanza, no tuvo problemas alguno en sus consultas. Atendió a algunos machos que se lesionaron por el entrenamiento, eran increíblemente grandes y daban un poco de miedo realmente.

Caminó nerviosamente hasta la mesa del buffet, nunca había sido buena para estar rodeada de muchas personas. Se sirvió comida y luego se sentó en la mesa más alejada y solitaria que pudiera encontrar, cuando más lejos del bullicio mejor.
Opal tenía problemas para socializar y muchos más para convivir en ambientes con mucha gente, por lo que siempre prefería estar sola.

–Hola.– Dijo una voz ronca detrás de ella y ella lo miró para encontrarse con Flirt y otro macho más.–¿Me recuerdas? Soy Flirt, con quién chocaste hoy en el centro médico y él es mí mejor amigo, Jinx.

–Hola.–Dijo tímidamente y miró a la otra Especie.– Un gusto Jinx.

– Lo mismo digo, señorita.– Sonrió el macho.

–¿Podemos sentarnos?–Pregunto Flirt y Opal asintió.

Nunca había sido buena para mantener una conversación, esto se pondría incómodo.

–¿Y bien?–Dijo Flirt acomodándose.–¿Que tal tu primer día?

– Pues, pensé que me iban a regañar pero la Dra Trisha solo se mostró comprensiva. Así que creo que lo hice bien.

– Eso es genial.– Dijo Jinx.– Dime ¿Ya tuviste pacientes?

– Si, unos siete pacientes. Cuatro machos se lastimaron entrenando, luego un macho se lastimó haciendo las tareas domésticas y dos hembras que se quemaron con azúcar quemada.

– No me extraña, las hembras aman cocinar.– Dijo Flirt sonriendo.

– Oh no.– Dijo Jinx.

–¿Que pasa?– Dijo Flirt.

– Severe, está aquí.– Dijo Jinx mientras se paraba.

– Corre.– Dijo Flirt riendo mientras Jinx prácticamente huia.

Opal los miró extraño y luego miro al gran macho de cabello largo y de color rubio dorado caminar hacia la dirección de Jinx.

– Creo que lo vio.– Comentó ella.

– Nunca lo pierde de vista.– Dijo Flirt riendo y luego siguió comiendo.

Opal hizo lo mismo en silencio, no sabía que más decir peor al macho no le parecía desagradar.

– No hablas mucho ¿Verdad?– Dijo Flirt rompiendo el hielo.

– No, no soy de hablar mucho y menos con desconocidos.

–¡Auch!– Dijo él fingiendo dolor en el pecho.– Creí que ya éramos amigos.

Opal se quedó atónita. Nunca había tenido amigos, ella siempre era la rarita de la que todos se alejaban.

– Yo...

– Te propongo algo.– Dijo Flirt.– Seamos amigos.

– ¿Por qué me propones eso?– Dijo desconfiada.

–Mmm no sé, eres nueva y no creo que conozcas a muchos acá. Además me gusta tu compañía.

– No hemos convivido tanto...– Contestó ella.

– Cierto pero siendo sincero, realmente me resultas agradable ¿Te resultó agradable?

Opal se sonrojo, nunca ante había estado en esta situación.

– Si.

–Bien, entonces somos amigos.– Confirmo el macho.

Opal no tenía más opción por lo que sonrió y asintió. No esperaba más para contarle a su madre que ya tenía un amigo en Homeland, de seguro se pondría feliz.

Realmente mudarse con la ONE había sido una buena elección.

Tal vez por fin sería feliz.

Lo sé, es corto pero recién comienza.

Opal, Belleza Brillante 0,5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora