Capítulo 11

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   Killian miraba a Henry, que avanzaba delante de él mientras comprobaba algo en su teléfono móvil. No había abierto la boca desde que salieran de casa de sus abuelos. Acababan de llegar al puerto, y el pirata decidió acabar con aquella situación.

    - Un dólar por tus pensamientos.

    - ¿Qué? - contestó Henry, que no se molestó en levantar la vista de su móvil.

    - ¿Por qué no dejas ese cacharro un rato y hablamos?

    - No tengo nada que decirte.

    Killian avanzó hasta donde estaba Henry, se puso frente a él y le quitó el teléfono de las manos, guardándoselo en un bolsillo de su chaqueta.

    - Pues yo sí quiero hablar contigo.

    - Eh, ¿de qué vas? ¿Te crees que eres mi padre o algo así? - protestó Henry, mirándole enfadado.

    - Así que de eso va esta historia... mira, tienes dos opciones: sentarte conmigo en un banco y escucharme, y después te devolveré el aparatito parlante, o seguir caminando en silencio mientras yo empiezo a toquetear teclas hasta que acabe llamando a Dios sabe quién. Elige.

    - Estupendo, ahora encima me amenazas.

    Henry fue hecho una furia hasta un banco que estaba a unos metros de ellos. Killian respiró hondo antes de unirse a él y sentarse a su lado.

    - Mira, hombrecito, sé que no te caigo bien...

    - Para empezar, no me llames hombrecito, no soy un niño. Y no, no me caes bien.

    - Está bien, "Henry", - comenzó de nuevo, haciendo énfasis en su nombre - no te caigo bien, lo respeto. Pero ahora, tu madre y yo estamos juntos, y tienes que aceptar eso.

    - ¿Que lo acepte? ¡Te largaste dejándola tirada! Si ella no hubiese ido a buscarte, no hubiéramos vuelto a saber de ti, lo que no era una mala idea.

    - Hice eso porque creí que era lo mejor para ella... pero me equivoqué.

    - ¿Ah, sí? ¿Y por qué has cambiado de opinión, por qué has vuelto?

    - Porque fue a buscarme para decirme que me quería y para pedirme que volviese. Yo lo hice por ella antes, sé lo que eso significa.

    - No te la mereces, ¿sabes?

    - Hasta hace unos días, estaba convencido de eso. Escucha, Henry, no estoy orgulloso del hombre que fui años atrás. Fueran cuales fuesen mis motivos, hice cosas injustificables, y me arrepiento mucho. Pero antes de eso, era uno de los buenos, un hombre de honor. Y Emma me ha hecho querer volver a ser ese hombre, y cada día estoy un poco más cerca. Por eso creo que sí me merezco a alguien como ella, porque me hace mejor, y cualquier persona se merece algo así.

    - ¿Y... y no volverás a irte? - el tono de Henry se había relajado un poco.

    - No, nunca. Mi sitio está aquí, ella es mi hogar. Y tú eres lo más importante del mundo para tu madre, por eso me gustaría que me dieras una oportunidad. No para ser tu padre, porque ni lo soy ni pretendo serlo. Él era... - como siempre que hablaba de Bae, no podía evitar recordar los buenos momentos que pasaron juntos, y que algo se removiera dentro de él - era un gran hombre. Cuando yo le conocí, no era más que un crío dolido, y llegamos a tener una relación increíble. Jamás podré sustituirle, sólo me gustaría intentar tener contigo algo parecido a aquello.

    Henry miró al suelo. Había algo dentro de él, algo que se moría por salir de su interior, y que a la vez tenía miedo de hacerlo. Se decidió por ser sincero.

Tú me has hecho mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora