Capítulo 24

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     Caos por todas partes… Emma gritando su nombre, con un bebé en brazos… Rumplestiltskin riendo… estallidos de poder… dolor…

    Killian se despertó de golpe, sudando. Se tomó unos segundos para que su respiración se normalizara, y para convencerse a sí mismo de que todo aquello sólo había sido una pesadilla; una horrible. Miró a su alrededor; estaba en la habitación de Emma, aunque después de tantas noches allí, ya casi la consideraba como suya. Ésta seguía plácidamente dormida. Estaba completamente pegada a él, hecha casi un ovillo, rodeándole con un brazo, y con la cabeza apoyada en su pecho. Killian la observó y sonrió. Parecía tan vulnerable en ese momento… daría lo que fuera por poder protegerla de cualquier cosa que intentara dañarla. El pensar en que algo pudiera pasarle, a ella o al bebé, le desgarraba por dentro. Empezó a acariciarle la espalda con cariño, y Emma comenzó a moverse, hasta que finalmente abrió los ojos.

    - Buenos días, preciosa.

    - ¿Por qué me has despertado? No pienso moverme de aquí. - dijo, agarrándose a él con fuerza.

    Killian se echó a reír. Le encantaba cuando Emma se comportaba como una niña pequeña.

    - Te recuerdo que anoche me hiciste prometerte que no te dejaría dormir hasta tarde porque tenías que ir a la comisaria.

    - Sí, y justo después empezaste a besarme el cuello y me olvidé de todo lo demás. Por tu culpa, estoy muerta de sueño ahora.

    - ¿Por mi culpa? Yo diría que estabas bastante predispuesta para lo que pasó… - replicó Killian, mordiéndose el labio provocativamente.

    - ¡Cállate! - le regaño Emma, dándole cariñosamente un golpe en el hombro. Se incorporó, quedándose sentada en la cama. - Además, tienes razón, debería irme rápido al trabajo. Belle me ha conseguido bastante información sobre Úrsula, Maléfica y Cruella, y quiero revisarla toda.

    - ¿Cruella? Yo pensé que sólo eran las otras dos las que estaban ayudando al cocodrilo.

    - En realidad, me dijo que había más gente con él, y dado que, según la información de Belle, trabajaron juntas en el pasado, no está de más comprobarlo.

    - De acuerdo, voy contigo. Cuatro ojos ven más que dos, y así podremos leerlo todo antes.

    - Killian…

    - No, Swan. - la interrumpió. - Sé lo que vas a decirme: sé que eres perfectamente capaz de cuidarte por ti misma, pero no voy a separarme de ti hasta que sepamos exactamente a qué nos enfrentamos con el Oscuro y su corte de brujas. Y no voy a discutir sobre esto.

    - ¿Has acabado? - le preguntó Emma, sonriéndole. - Antes de que me interrumpieras, iba a decirte que me parecía una buena idea que vinieras conmigo.

    - ¿Ah, sí?

    - Claro. Lo que te dije el otro día en el hospital iba en serio, y no es fácil para mí reconocerlo, pero te necesito. Contigo a mi lado me siento más segura, eres una especie de ancla con mi lado “bueno”, por decirlo de alguna manera. Así que no pienso protestar si te conviertes en mi sombra durante un tiempo.

    Aquello relajó a Killian más de lo que hubiese esperado. Se sentó junto a ella en la cama, la rodeó con el brazo y la atrajo hasta él para besarla. Un beso dulce, que poco a poco fue transformándose en algo más apasionado. Fue Killian quien, haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, se separó de Emma.

    - Tenemos… trabajo.

    - Me gustabas más cuando no eras tan responsable. - protestó Emma, aunque sabía que tenía razón. Se levantó de la cama. - ¿Quieres ducharte primero? Voy a ir preparando un café bien cargado.

Tú me has hecho mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora