Capítulo 1

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    Cuando se despertó aquella mañana, bañada en sudor, a Emma le costó recordar donde estaba. Abrió los ojos de golpe y se encontró en una de las habitaciones de Granny’s. Entonces le vino a la cabeza la tremenda bronca con sus padres la noche anterior. Estaba harta de que, en su empeño de intentar buscar siempre lo mejor para ella, tomaran decisiones que no les correspondían. Una de ellas había sido pedirle a Killian que se alejase de ella.

    Hacía sólo unos días que la trama de Rumpelstilskin se había descubierto, pero aún no se lo podía creer. No sólo había intentando matarla para hacer uso de sus poderes, sino que le había arrancado el corazón al pirata para que fuera él quien acabase la faena, y después poner fin a su vida también. La verdad es que estaba dolida con Killian; se supone que estaban juntos, que tenían confianza plena el uno en el otro, y ocultándole la verdad les había puesto en peligro a ambos. Pero por suerte, no había que lamentar ninguna desgracia, y todo se había solucionado. Por eso fue a hablar con él, y le resultó muy extraño no encontrarle en su habitación  de Granny’s la tarde anterior. Al preguntar, Ruby le dijo que se había marchado con todas su cosas y había dejado una carta para ella. Dentro, había una nota que decía: “Emma, lo siento. Después de lo que ha pasado no me merezco seguir cerca de ti. Te prometo que no volverás a sufrir por mi culpa. Tuyo siempre. Killian.”

    No podía ser. Killian no podía haberse marchado, ni eso podía ser toda su despedida. No entendía nada… vale que ella había reaccionado gritándole cuando supo la verdad, y sí, le echó en cara su falta de sinceridad, pero eso no significa que quisiera terminar su historia, ni muchísimo menos.  Volvió a casa entre enfadada e incrédula, y se encontró a su madre en el salón, empezando a preparar la cena. Cuando Snow vio la cara de su hija, tuvo que preguntar:

    -  ¿Qué ocurre, Emma?

    - Es… Killian. He ido a verle para hablar con él e intentar arreglar las cosas… y resulta que se ha ido.

    - ¿Ido? ¿Adónde?

    - No lo sé, sólo dejó esta nota.

    Emma le dio a su madre la carta para que pudiera leerla. Ésta se tomó su tiempo antes de contestar:

    - Emma, cariño, sé que quizá no quieras escuchar esto ahora mismo… pero puede que sea lo mejor.

    - ¿Cómo? ¿En qué universo es esto lo mejor?

    - Cielo, después de lo que ha pasado… te mintió, y esa mentira casi lleva a que te perdamos.

    - Sé que me mintió, mamá, créeme. Pero aunque no estuvo bien, puedo entender por qué lo hizo…

    - No le justifiques. En serio, Emma, con el tiempo te darás cuenta de que es lo mejor. Y sinceramente, me alegro mucho de que cambiase de opinión e hiciese algo nada egoísta por una vez.

    - Espera… ¿a qué te refieres con “que cambiase de opinión”?

    - Emma, tu padre y yo…

    - No puede ser… ¿fuisteis a hablar con Killian? ¿Le dijisteis que se fuera?

    - No exactamente… sólo le dijimos que creíamos que estarías mejor sin él.

    - ¿¿Pero os habéis vuelto locos?? ¿¿Quién os ha dado permiso para meteros en mi vida de esta forma??

    - Sólo lo hicimos porque te queremos y…

    - ¡Y yo le quiero a él, mamá!

    Por un momento, se hizo el silencio. Tanto Snow como Emma estaban intentando asimilar las palabras de esta última. Emma nunca había reconocido antes que estuviera enamorada de Killian, ni siquiera a ella misma. Pero ahora que sentía que le había perdido, aquellos sentimientos habían salido desde lo más profundo de su interior y acababan de explotarle en la cara.

    - ¿Le… le quieres? - Snow no podía creer lo que acababa de escuchar. – Yo creía que sólo te sentías atraída por todo eso… el garfio, el cuero, el chico malo, ya sabes…

    - Pues acabas de demostrarme que no me conoces en absoluto.

    Emma giró sobre sí misma y se dirigió a la puerta. Justo cuando se disponía a salir, David entró.

    - Hey, ya estoy aquí. ¿Qué pasa, y esas caras?

    - ¡Que estoy harta, eso pasa!

    - ¿Emma, qué dices?

    - No vais a volver a meteros en mi vida. ¡Se acabó!

    Y dejando a ambos sin saber que decir, salió dando un portazo y se dirigió, con lo puesto, a pedir una habitación en Granny's.

Tú me has hecho mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora