Capítulo 31

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                                                           6 MESES DESPUÉS

    Emma rodó en la cama, y extendió su brazo buscando a Killian, pero lo único que encontró fue el colchón. Abrió los ojos con un gesto de contrariedad. "¿Dónde se habrá metido?", pensó. Era sábado, y por la poca luz que entraba por la ventana, aún era temprano. Además, era... oh, Dios... ¡era el día de su boda! Emma se incorporó de golpe. ¿Cómo había tardado tanto en darse cuenta? Por eso Killian no estaba en la cama con ella... tan tradicional como era para ciertas cosas, había decidido irse a dormir a casa de David, para no verla la noche antes de la boda, y Mary Margaret se había ido a casa con Emma para ayudarla a prepararse; aún debía estar durmiendo en la habitación de invitados.

    Por un momento, el pánico la invadió. Llevaba semanas preparando la boda, ¿y la noche antes, dormía tan profundamente que se despertaba sin ni siquiera acordarse? ¿Qué clase de novia era? Quizá ella no estuviera hecha para esto... quizá todo aquello era un error. ¿De verdad estaba preparada para pasar el resto de su vida con otra persona? Entonces, escuchó un ruido a su derecha. Se giró, y vio al pequeño Liam, que la miraba desde su cunita, con sus enormes ojos azules abiertos de par de par. Sonrió, y fue todo lo que Emma necesitó para despejar sus dudas. No se trataba de pasar el resto de sus días con cualquier persona; era Killian. El bebé era casi una copia exacta de su padre, y tal vez a otra madre le hubiese molestado que no tuviese ningún rasgo físico de ella, pero a Emma no. Le encantaba ver al pirata con su niño en los brazos, jugando con él o dándole de comer... era simplemente perfecto. Había tenido la suerte de encontrar a alguien que encajaba a la perfección con ella, y además, tenían a una personita a la que ambos querían con locura. No tenía miedo. Estaba segura de lo que iba a hacer.

    Empezaba a levantarse de la cama, cuando Mary Margaret irrumpió en la habitación.

    - ¡Emma! ¡Qué bien, ya estás despierta! Rápido, métete en la ducha, tenemos mucho que hacer. - y con las mismas, salió corriendo, dejando a Emma con cara de sorpresa.

    - A sus órdenes, sargento. - dijo para sí, pues sabía que su madre ya no podría oírla, y con una sonrisa, desapareció en el cuarto de baño.



    - ¿Estás seguro de que sabes hacer esto?

    - ¿Acaso quieres intentarlo tú, con el garfio?

    Killian resopló, mientras David intentaba por tercera vez que la pajarita negra quedara recta en el cuello del "casi-marido" de su hija.

    - Para tu información, no voy a llevar el garfio en la ceremonia. Tengo preparada la mano falsa.

    - Qué bien, seguro que con ella te haces genial el nudo. ¡Listo, está perfecta! - anunció David, orgulloso, admirando su obra.

    Killian observó su imagen completa en el espejo que tenía frente a él. Chaqué negro, camisa blanca, chaleco azul, y zapatos y pajarita a juego con el traje. Cualquiera con ojos en la cara, vería que estaba impresionante. Pero él no parecía muy convencido.

    - De verdad... ¿es estrictamente necesario que vaya así vestido?

    - Sí, lo es. ¡Y deja de quejarte ya! Vas a casarte con Emma, ¿recuerdas? No tienes un solo motivo para protestar. - le "regañó" David, poniéndose a su lado en el espejo, y repasando una vez más que el traje gris que llevaba le quedaba bien.

    - En eso tienes razón. - dijo Killian, y una enorme sonrisa apareció en su rostro. - Me muero de ganas de verla.

    - Hablando de eso... - David miró su reloj - tengo que irme ya a recogerla. Tú espera aquí: Mary Margaret vendrá y os marchareis juntos en el coche hasta el puerto.

Tú me has hecho mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora