Capítulo 30

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 ##Hola a todos!! Quería hacer una pequeña introducción en este capítulo para comentaros que, como habréis imaginado, la historia está llegando a su fin. Nunca me planteé un número de partes específico, pero creo que esta fic ha tenido el desarrollo suficiente y es el momento de terminarla. Éste que vais a leer es el primero de dos capítulos especiales, por ser un poco más largos de lo normal y por ser los últimos. Son un capricho mío, pues ambos son momentos que espero llegar a vivir en la serie, y los he escrito tal y como me los he imaginado desde que me enamoré de Captain Swan. Gracias a todos los que habéis seguido mi historia; es la primera que me atrevo a publicar, porque siempre me ha dado muchísima vergüenza, y no me esperaba tantos buenos comentarios; de verdad, valoro cada uno de ellos. Y no sólo los comentarios, sino simplemente las lecturas y los votos positivos. Empecé esta fic para mí misma, y me ha encantado compartirla con vosotros. No descarto publicar una nueva en el futuro: Captain Swan tiene cuerda para rato, y seguro que necesito algo con lo que entretenerme durante el hiatus de fin de temporada, jajaja. Incluso puede que me lance con alguna otra serie, aún no lo tengo decidido. Por ahora, nada más… sólo que espero que disfrutéis de este capítulo, y del último, que publicaré dentro de unos días, tanto como yo he disfrutado escribiéndolos. ¡¡Gracias!! :)

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                                                           5 MESES DESPUES

     Killian estaba en la cocina preparando el desayuno, cuando escuchó ruido en la habitación, y supo que Emma también se había levantado. Últimamente, a ella le costaba mucho dormir, aunque no se debía a ningún tipo de pesadilla (lo cierto era que, desde que esos cuatro villanos estaban a buen recaudo, los sueños de ambos no podían ser más pacíficos); la culpable era su enorme tripa. Por eso, Killian había intentado no despertarla y dejarla descansar el máximo tiempo posible. Finalmente, apareció detrás de él, despeinada y con cara de pocos amigos.

     - Buenos días. - gruñó Emma.

    - Buenos días… aunque cualquiera lo diría. - aunque dijo esto último en voz baja, supo que Emma le había escuchado porque le lanzó una mirada asesina. Haciendo esfuerzos para no reírse, continuó. - ¿Has dormido bien?

    - ¿Tú que crees? Esta cosa no deja de moverse…

    - Te agradecería que, en el futuro, no te refirieras a nuestro hijo como “cosa”…

    - Si tú le hubieras llevado en tu útero durante más de 9 meses, le llamarías algo peor. En serio, ¿cuándo piensa salir de ahí? - preguntó, dejándose caer en una de las sillas de la cocina.

    - Sólo llevas 3 días de retraso, el doctor te ha dicho que no te preocupes e intentes relajarte…

    - ¿Relajarme? ¿Crees que puedo…?

    Killian se acercó a ella e interrumpió sus protestas con un tierno beso en los labios.

    - ¡No es justo! No me siento bien gritándote si haces eso… - se quejó Emma cuando Killian se separó de ella, aunque estaba de mejor humor que hace unos segundos. - No sé ni cómo tienes ganas de besarme, estoy horrible…

    - Querría besarte aunque tuvieras el cuerpo cubierto de escamas. Y no estás horrible, estás preciosa.

    - Sí, claro, parezco un… ¡oh, Dios mío! ¡Killian!

Tú me has hecho mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora