5. Vigilancia

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Tessa entró con el auto en un edificio deteriorado de tres pisos y cerró el portón en cuanto estacionamos. La estructura era deprimente y estaba definitivamente abandonada. Algunas columnas que sostenían los techos estaban casi quebradas o lastimadas. Mi compañera me ordenó bajar y abrió el portaequipaje de A39.

—Desde A29 hasta A40, todos estos autos estan equipados con lo esencial para una vigilancia de al menos cinco días. Bebidas, frazadas, armas, sogas fuertes, y esas cosas—sacó una manta, unos chalecos y tomó un bolso negro de gimnasio. En cuanto cerró el maletero me puso el chaleco antibalas al igual que ella y ambas subimos las sencillas escaleras hacia la azotea. Para serles sincera debía hacer más ejercicio si quería permanecer aquí.

La mujer con más experiencia de las dos extendió la manta en el suelo con polvo y dejo el bolso a un lado para luego recostarse boca abajo sobre ella.

—Ven. No te morderé—insistió en que me acerque e imite su posición dejando a un lado el expediente del caso. Tranquilamente, Tessa saco del bolso un arma de alta distancia y apuntó hacia el bar que teníamos en frente. —Toma—me entregó su radio. —Si sucede algo tu código para pedir ayuda...

—Lo sé, en la academia hemos estudiado todos los códigos.

—¿Que código debes usar cuando hay un oficial caído? —me desafió mientras acomodaba el arma en su lugar.

—Fácil, 10-00.

—¿Que significa 10-09?

—Repetir último mensaje—lo dude, pero Tessa negó sonriendo y dirigió su mirada hacia el bar por las... ¿Tres horas restantes? No lo sé, pasó mucho tiempo. Mi compañera me ordeno anotar algunas cosas que pasaban y mantener al tanto al cuartel, como ella llamaba a la agencia. Estuvimos aplastando nuestros estómagos y torsos por alrededor de tres horas y le daba gracias al cielo porque mi vejiga podía seguir aguantando.

—Debes tener paciencia, esperar, acechar—tome mis binoculares y me fije en la entrada del oscuro bar. Nadie entraba, nadie salía, y Tessa ya me hablo sobre lo que buscábamos como unas cuatro veces.

Ya cansada me aleje de la orilla de la azotea y estire mis piernas con fastidio. Si así serían mis próximos días aquí, en verdad estaba pensándolo seriamente. No sabía cómo podía hacer Tessa para mantenerse calmada con tanta adrenalina. ¿Quién sabía cuánta droga más seguían vendiendo?

Me senté en la otra esquina, alejada de mi compañera y mi celular vibro; Número Desconocido.

—¿Como va la vigilancia? —escuché la voz de Erin y pude sentirla sonreír.

—Fastidiosa. Esperaba poder dispararle a alguien y mostrarles lo buena que soy haciéndolo—conteste estirando mi cuello y me centre en la vista que tenía de la esquina de la manzana.

—No lo dudo, pero las cosas que quieres también tienen cosas que no quieres, Nadine.

—Ni me lo digas...—murmuré y pude ver cruzar un auto azul. —Espérame un minuto—aleje mi teléfono de mi oreja y me acerque por lo bajo a Tessa y tome el radio. —Mira—le señalé el auto y me hizo una seña que pude entender perfectamente. —Aquí agentes Bailey y Constance. Central ¿Podrían buscar una placa? —pregunte amablemente y Tessa volteo a mirarme confundida por lo lento que estaba actuando. —Chicago, W21-04-22—dicté y de inmediato obtuve respuesta.

—Auto robado en Chicago, le pertenece a Scarlett Wilson—respondió la central y rápidamente voleé a ver a Tessa. Mis neuronas comenzaron a unirse y conectarse por una corriente eléctrica que me hizo temblar. Matt Wilson había sido una de las víctimas, y si mis cálculos no fallaban Scarlett Wilson era su madre. Pero había sido muy tarde.

NADINE 1 (Divertida pero peligrosa) CHICAGO PDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora