21. Vacaciones, relaciones y ¿Nada?

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Esa noche terminó así. Erin no dijo nada más y ambas nos fuimos a dormir, y me di cuenta de algo. Demonios ya estábamos en noviembre... ¿Saben lo que significa? Que mi cumpleaños será pronto y debo pedirle vacaciones a Erin para viajar a Chicago con Evan. Casi siempre él venía aquí, pero ahora que tengo el dinero para un pasaje a Chicago ¿Por qué no ir?

Por la mañana me levante temprano y salí sin desayunar para tomar un taxi a la casa de Jeff y llevarlo a la clínica. Esa mañana cuando salió de su casa con un bolso negro lleno de cosas se veía reluciente, fresco como lechuga y animado.

—¿Cómo te sientes?—le pregunté en cuando entro al auto.

—Mejor—suspiró acomodándose y le indique al chofer a donde iríamos ahora. Ninguno dijo nada en todo el camino y le pedí al taxista si podía esperarme para luego llevarme a la agencia.

Jeff y yo bajamos del auto y entramos a la clínica, era muy blanca y amigable con colores claros, grandes ventanales a hermosos jardines y mucha luz natural. Nos acercamos a la recepción y Jeff pidió todo lo necesario hasta que llegó la misma enfermera que lo atendió ayer.

—Que bueno verte aquí—le sonrió y procedió a explicarle varias cosas las cuales apenas preste atención.

—¿Hay horarios de visita?—pregunte.

—Si, excepto los sábados. Los días de semana tienen desde las tres hasta las seis de la tarde y el domingo es por la mañana.

—¿Y cuanto duraría todo esto?

—Puedes irte cuando quieras. No vamos a obligarte a hacer esto si no vas a ponerle voluntad. Nosotros solo te aconsejaremos cuánto tiempo puedes quedarte y qué cosas hacer—le respondió la enfermera y luego se despidió. Yo volteé a verlo y suspire.

—Bien, creo que aquí nos separamos—sonreí.—Me alegra que hayas elegido hacer esto, Jeff.

—¿Vendrás a verme?—fruncí el ceño y recordé lo que Erin me había dicho.

—Si—fue lo último que dije y me despedí de Jeff. 

Era un alivio saber que estaría allí dentro y nada podría pasarle, que estaría a salvo y que se recupera de todo lo que sucedió. Así que subí a mi taxi y fui a la agencia sin esperar nada. Sabía que de seguro Erin escarbaría para preguntarme donde estuve esta mañana. También sabía cuanto le molestaba esto, pero debía dejarlo allí y seguir con mi vida mientras le avisaba a sus padres, los cuales no parecían estar interesados en esto.

—No me llamaste ¿Lo sabes?—Keyla estaba en la puerta de la agencia recien entrando.

—Mi celular se descargo y no tuve tiempo.

—¿No tuviste tiempo?—no parecia impresionada y antes de llegar a la reja que separa la recepción con el resto del edificio ella me tomó del brazo frenando mi paso.—No, Nadine. ¿Qué te sucede? Te lo advertimos. Si vas a entrar allí jodida con todos mejor vete.

—¿Que?—la mire confundida.—Oh, vamos, Keyla. No me hagas esto...

—¿Sabes que? Comienzas a enojarte porque sabes que tengo razón. Así que mejor olvida a Matta y no vuelvas a desaparecer de esa forma ¿Ok?—sentí todo ese regaño como una ola expansiva que arrasaba conmigo. No entendía como...

Sin decir nada ambas entramos y subimos en el ascensor en silencio hasta que sin aguantarlo más dijo:

—Investigue de quien era la casa...

—Y se lo dijiste a la sargento.

—Debes soltarlo, Nadine. No está bien—negó con la cabeza sin mirarme y tire la mía hacia atrás. 

NADINE 1 (Divertida pero peligrosa) CHICAGO PDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora