Esa noche terminó así. Erin no dijo nada más y ambas nos fuimos a dormir, y me di cuenta de algo. Demonios ya estábamos en noviembre... ¿Saben lo que significa? Que mi cumpleaños será pronto y debo pedirle vacaciones a Erin para viajar a Chicago con Evan. Casi siempre él venía aquí, pero ahora que tengo el dinero para un pasaje a Chicago ¿Por qué no ir?
Por la mañana me levante temprano y salí sin desayunar para tomar un taxi a la casa de Jeff y llevarlo a la clínica. Esa mañana cuando salió de su casa con un bolso negro lleno de cosas se veía reluciente, fresco como lechuga y animado.
—¿Cómo te sientes?—le pregunté en cuando entro al auto.
—Mejor—suspiró acomodándose y le indique al chofer a donde iríamos ahora. Ninguno dijo nada en todo el camino y le pedí al taxista si podía esperarme para luego llevarme a la agencia.
Jeff y yo bajamos del auto y entramos a la clínica, era muy blanca y amigable con colores claros, grandes ventanales a hermosos jardines y mucha luz natural. Nos acercamos a la recepción y Jeff pidió todo lo necesario hasta que llegó la misma enfermera que lo atendió ayer.
—Que bueno verte aquí—le sonrió y procedió a explicarle varias cosas las cuales apenas preste atención.
—¿Hay horarios de visita?—pregunte.
—Si, excepto los sábados. Los días de semana tienen desde las tres hasta las seis de la tarde y el domingo es por la mañana.
—¿Y cuanto duraría todo esto?
—Puedes irte cuando quieras. No vamos a obligarte a hacer esto si no vas a ponerle voluntad. Nosotros solo te aconsejaremos cuánto tiempo puedes quedarte y qué cosas hacer—le respondió la enfermera y luego se despidió. Yo volteé a verlo y suspire.
—Bien, creo que aquí nos separamos—sonreí.—Me alegra que hayas elegido hacer esto, Jeff.
—¿Vendrás a verme?—fruncí el ceño y recordé lo que Erin me había dicho.
—Si—fue lo último que dije y me despedí de Jeff.
Era un alivio saber que estaría allí dentro y nada podría pasarle, que estaría a salvo y que se recupera de todo lo que sucedió. Así que subí a mi taxi y fui a la agencia sin esperar nada. Sabía que de seguro Erin escarbaría para preguntarme donde estuve esta mañana. También sabía cuanto le molestaba esto, pero debía dejarlo allí y seguir con mi vida mientras le avisaba a sus padres, los cuales no parecían estar interesados en esto.
—No me llamaste ¿Lo sabes?—Keyla estaba en la puerta de la agencia recien entrando.
—Mi celular se descargo y no tuve tiempo.
—¿No tuviste tiempo?—no parecia impresionada y antes de llegar a la reja que separa la recepción con el resto del edificio ella me tomó del brazo frenando mi paso.—No, Nadine. ¿Qué te sucede? Te lo advertimos. Si vas a entrar allí jodida con todos mejor vete.
—¿Que?—la mire confundida.—Oh, vamos, Keyla. No me hagas esto...
—¿Sabes que? Comienzas a enojarte porque sabes que tengo razón. Así que mejor olvida a Matta y no vuelvas a desaparecer de esa forma ¿Ok?—sentí todo ese regaño como una ola expansiva que arrasaba conmigo. No entendía como...
Sin decir nada ambas entramos y subimos en el ascensor en silencio hasta que sin aguantarlo más dijo:
—Investigue de quien era la casa...
—Y se lo dijiste a la sargento.
—Debes soltarlo, Nadine. No está bien—negó con la cabeza sin mirarme y tire la mía hacia atrás.
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NADINE 1 (Divertida pero peligrosa) CHICAGO PD
Adventure•Chicago P.D Luego de varios años, Nadine vuelve a su ciudad natal y comienza la academia de policía por la cual tanto había esperado. Pero el dinero escaseaba cada vez mas, entonces lo único que queda era buscar trabajo donde la acepten mientras te...