Hakuryuu (yaoi)

Capitulo X: Pacto de sangre

- "Qué la Paz y la Luz de la diosa Amaterasu esté en sus almas.

La Sabiduría de la diosa Benzai-Ten este en sus mentes.

La Virtud y la Pureza en sus sentimientos.

La Fuerza y la Vitalidad de la diosa Binzuru-Sonja more en ustedes.

La Salud y el Bienestar del dios Bishamon se manifiesten desde sus cuerpos.

Qué la Gracia de Amida, dios nuestro señor, esté en su adoración.

Qué la Plenitud de la Victoria en el plan que nuestro señor os ha preparado brille en vuestras almas al final de vuestras vidas.

"Y ahora... Ryutaro,

una vez conocido como Hakuryuu,

hijo del dios dragón Seiryuu.

Y Etsumori,

demonio Kodama.

Se intercambian sus votos en matrimonio

y proclaman su devoción a su amor" – canturreo la sacerdotisa orando la apertura.

- Dios, busco refugio en ti, protégenos y bendícenos – dijimos Etsu y yo al unísono – Kannon, sé mi virtuosa amiga y muéstrame el camino puro que conduce a la Iluminación. Profundiza y refuerza nuestro amor a diario y concédenos, por tu misericordia, que estemos siempre unidos delante de ti en alegría y en paz con la ayuda de Amida, nuestro padre celestial"

Dijimos nuestros votos y un hombre, con vestimentas ceremoniales, se acercó con una copa de plata. Con la mano libre unió nuestras manos con una cinta roja.

- La cinta carmesí, representa el lazo rojo del destino – recito – Y la copa de plata, donde ambos dejaran una parte de su ser – alzo la copa a los cielos, seguido con una daga nos pinchó un dedo a cada uno por donde salieron dos gotas de sangre cayendo en el fondo de la copa, las dos gotas de sangre mezcladas pasaron de rojo a un negro intenso – Con esto, estarán unid para siempre. Que Amida y Kannon este siempre con ustedes – finalizo.

- ¡Felicidades! – grito Rin abrazándome con todas sus fuerzas – Estoy tan feliz por ustedes... – lloró de felicidad.

- Gracias – le correspondí el abrazo.

- Por una parte es bueno pero por otra parte es... - comenzó a decir Bishamon pero Rin le dio un codazo a un costado – Ugh – se quejó.

- No hables – dijo esta.

- Pero es cierto, las consecuencias son graves, puede que Seiryu no haga nada contra Etsu por el bien de su hijo pero eso no implica que su esposa hará lo mismo, además que no pueden estar mucho tiempo separados...

- Está bien – le interrumpí – Todo estará bien – dije con una sonrisa – Iré a tomar un poco de aire – mire a Etsu quien me sonrió y asintió.

Le di un beso en los labios y fui a uno de los tantos jardines del castillo.

Me acerque a un estanque y vi mi reflejo, estaba totalmente ruborizado. Acomode un poco mi cabello, mi tía Rin me había pintado el cabello de negro, pensó que me vería encantador y me había puesto un vestido blanco.

- Por los dioses – cubrí mi cara con mis manos como una acción de felicidad – Estamos casados – dije un poco en voz alta alzando los brazos hacia el cielo con una sonrisa.

Escuche un sonido proveniente de los arbustos. Voltee rápidamente y me sorprendí al ver quien estaba frente a mí, a pesar que llevaba una capa con capucha podía verle medio rostro, era Shinya.