T/N.
El día había llegado. No había podido dormir pensando en lo que pasaría en unas horas. Estaba inquieta, ansiosa, nerviosa, emocionada e incluso un poco asustada. Me temblaban las piernas y me sudaban las manos pensando que solo un error nos podía traer consecuencias muy graves.
Todo era demasiado exacto y perfecto, y eso daba miedo.
Durante la hora de tiempo libre en el patio, pude notar que el día estaba nublado y hacía bastante más frío, esa sensación me hizo temblar una vez más. Parecía que hasta el clima sabía lo que estaba a punto de pasar.
La hora había llegado. Ya eran las 4 p.m. lo que significaba que el horario de visitas empezaba, pero a su vez también significaba mayor flujo de personas en la cárcel y, por lo tanto, mayor vigilancia de policías, sin embargo, era también una mejor oportunidad de camuflaje.
Esperé, más nerviosa que durante todo el día, a que llegara un policía escolta a buscarme para una supuesta visita. Mientras esperaba no paraba de mirar por el pasillo y ver cómo otros policías escoltaban a otra reos, pero ninguno se acercaba a mi celda.
Hasta que, finalmente, apareció en uno de los extremos del largo pasillo un policía de estatura media, delgado pero tonificado, con su respectivo uniforme de policía, chaleco antibalas, botas negras altas, el cinturón que sujetaba el estuche con la pistola y el bastón, además de una gorra que cubría su rostro pues caminaba con la cabeza a gachas.
Sin embargo, en cuanto estuvo a unos cuantos pasos de llegar a mi celda, elevó su cabeza, dejándome ver su marcada y afilada mandíbula y esos suaves y voluminosos labios que tanto había extrañado.
Antes de levantar por completo su cabeza, examinó sus costados para ubicar con la mirada a los policías que estaban cerca. Hasta que finalmente, logré conectar con sus felinos ojos marrones que brillaron en cuanto vieron los míos.
Todos los nervios se fueron en cuanto sentí su cercanía, en cuanto abrió la celda y su mano enguantada tomó las mías para esposarlas tras mi espalda.
- Ya se que estás emocionada, yo también lo estoy, pero esto tiene que parecer algo normal.- advirtió en un susurro a mis espaldas mientras me esposaba para salir de la celda.- Solo odiame como si fuera cualquier otro policía.- sugirió antes de tomar mi brazo y jalarme hacia el pasillo.
Solo pude reírme y hacerle caso. Nadie podía sospechar lo más mínimo, pero no podía odiarlo aunque fuera para aparentar, sin embargo, haría mi mejor esfuerzo por pensar que se trataba de cualquier otro policía y no precisamente él. Eso ayudaría a controlar mis ganas de llorar y abrazarlo.
Me guió por todo el pasillo sin soltar mi brazo. Según el plan, la idea era pretender que íbamos a la sala de visitas, pero era imposible cambiar nuestro rumbo sin ser vistos por alguna cámara, por lo que había alguien desde afuera que nos ayudaría a deshabilitar las cámaras necesarias.
Cuando llegamos al pasillo en donde debíamos cambiar nuestro camino, Jimin se detuvo en seco y retrocedió unos pasos, algo que me hizo retroceder de golpe a mi también.
- Taehyung las cámaras.- dijo entre dientes. En cuanto escuché ese nombre las ganas de salir fueron en aumento.- Apresúrate idiota.- dijo molesto mi acompañante.
- ¡Hey! No le digas así.- defendí a mi amigo que se encontraba al otro lado del audífono que Jimin tenía en su oreja.
- Está bien, perdón. Pero ya apurate Taehyung.- respondió inquieto mi compañero.
Hasta que miró con cuidado las cámaras, las cuales ya no tenían esa lucecita roja que indicaba que estaban encendidas. Entonces Jimin volvió a afirmar su agarre en mi brazo y me guió a lo que serían los baños y camerines.
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⚔︎REOS⚔︎ [JM & T/N]
FanfictionEl cigarrillo es mi condena. El alcohol, mis esposas. Hacerme la valiente es mi prisión. El daño en mi pasado, mi delito. Y mi policía, eres tú, el único que puede salvarme de este juicio... Jimin. *Creación sólo mía* *Espero les guste y la drisfrut...