Llegamos a la ferretería más cercana, todo el pueblo había cambiado mucho, al parecer, mi vida fue la única que se paró, se paró justamente en la noche que partieron mis padres.
Estaba nadando en mis pensamientos cuando el móvil de Rafa sonó, tras una larga charla telefónica me explicó que sus tíos vendrían de visita unos días.
-Clara, lo siento, pero esta tarde no puedo salir, tengo que ordenar algunos asuntos en la casa, mis tíos vendrán mañana por la mañana, y la casa estará hecha un desastre.
-De acuerdo, no pasa nada, aprovecharé para arreglar el columpio.
-Pero es que me hacía tanta ilusión...-Dice con algo más que desilusión.
-Otra vez será, de paso, se vendrán los demás la próxima vez.-Digo para intentar animarlo.
-¡No!.-espeta.- Me refiero-añade en un tono más suave- no podría invitar a todos.-Continúa algo nervioso y mirándome de reojo.
Me dedicó una falsa sonrisa y cambió de tema.¿Qué le había ocurrido?. Últimamente se había comportado raro. Pero no me quise preocupar, Rafa es raro desde que lo conozco.
Me acompañó a casa y se fue rápidamente a la suya, más tarde pasaría a recoger algunas cosas. Estaba sacando de la bolsa las cosas que había comprado cuando de nuevo alguien se me acercó por detrás, se está poniendo de moda asustarme por la espalda, era "el ocupa".
-¿Vosotros dos sois novios?.
-¿Quienes?.
-Ese tal Rafa y tú.
-No te importa.-¿Y este interés en mi vida?¿qué le importa? es guapo, podría tener a cualquier chica, para que fijarse en una que "no es tan fea". Y a mí qué me está pasando.
-Es que quiero saber como son las personas que van a vivir con mi hermana.-Dice no muy convencido.
-¿Cuándo viene?.-Digo para cambiar de tema.
-Creo que esta tarde.
Me giré, y aunque me lo esperaba más lejos de mí no me asusté. Me pregunto cómo se hizo tantas heridas. De nuevo, me interrumpió.
-¿Qué miras?.
Pasé de la pregunta.
-¿Cómo te hiciste eso?.-Señalé su ojo morado y su labio reventado. Con la esperanza de que me dijera la verdad.
-Me caí con la bici.-Susurró
-Sé que es mentira pero ¿No te lo vas a curar?.
-¿Ya te lo han chivado? menuda mierda de familia chivata tienes.
-Cierra esa boca, para hablar de mi familia te la lavas primero.
-Todos son unos chivatos de mierda, ¿y tus padres? no te quisieron y te dejaron con la abuelita ¿eh?.
-¡QUE CIERRES ESA PUTA BOCA!.-Esta reacción no me la esperaba ni yo, no pude más, las fuerzas me fallaron y rompí a llorar.-Nadie me a dicho como te has hecho eso, sólo quería ayudarte y acercarme a ti. Mis padres murieron hace poco. Esta es mi nueva familia, sólo quería que formaras parte de ella.-Dije gimoteando.
De repente me abrazó fuertemente.-Lo siento no tenía ni idea.-Decía con los labios posados en mi sien.-Lo siento.-Repitió varias veces. Cuando todo estaba más tranquilo retomó la conversación.
-Te tengo envidia, por ser tan fuerte. A mí mi padrastro me odia, mi madre me tuvo sola ya que mi padre, al ser militar murió en una guerra. Al poco de cumplir los 16, mi madre murió en un accidente de tráfico. Ahora mi padrastro se desahoga conmigo, esto sólo es una paliza más. Mi hermana se crió con mis abuelos paternos y no sabe nada de este maltrato. Para que estemos más cerca ha decidido mudarse a este pueblo.-Contó en un susurro en mi oído.
Los dos continuamos un rato más abrazados en silencio en el suelo de la cocina. Cuando paré de llorar él se levantó y me tendió una mano para ayudarme a levantarme. Tras un incómodo silencio.
-¿Te curo las heridas?.-Persistí.
-¿Para qué?.-suspira cansado.
-Para que no te duelan.
-No me duelen.
-ah, ¿no?.
Me acerqué a él y con cuidado le rocé un poco el ojo, él hizo una pequeña mueca de dolor y acto seguido me cogió de la cintura.
-Para, no me molestes.-Dice con una media sonrisa que esconde algunas malicias.
-Eres tú quien no me suelta.-Contesto algo nerviosa observando su mano en mi cintura.
-Es que no quiero soltarte.-Dice sin apartar la mirada de mis ojos.
No nos dimos cuenta, o por lo menos eso parecía, de que alguien nos observaba desde la puerta de la entrada."El ocupa", me acercaba cada vez más a su cuerpo, notaba sus fuertes brazos aproximándome hacia él, sus grandes pupilas, clavadas en las mías y sus labios más cerca de los míos. De repente alguien nos interrumpió con un carraspeo de garganta, al momento "el ocupa" me soltó.
-Lo siento, ¿interrumpí?.-Dice Rafa con algo más que rabia. Después de decir aquello se fue a su cuarto rápidamente. Yo lo seguí, quería explicárselo.
-Rafa, no es lo que parece.-Empecé a decir mientras abría la puerta de su cuarto que previamente él había cerrado de un portazo.
-Que original Clara.-Dijo en un tono irónico.
-¿Qué te ocurre?.
-Eso quisiera yo saber, Clara, ¿qué te ocurre con ese chico?.-Contesta mirándome fijamente a los ojos.
-Nada.-miento.-Además, no tengo por qué darte explicaciones.-Me cruzo de brazos dispuesta a irme.
-Tienes razón.-Añade en un hilo de voz.
Cuando me giré para salir de la habitación me cogió de los brazos, me los descruzó y mientras me acorralaba contra la pared bajó las manos hasta mis muñecas, de repente, me besó. No fue un beso tierno como el de Nico, ni con sabor a Ron, pero con la misma sorpresa. <<¡¿Y ESTO?!>> Estaba nerviosa y a la vez tranquila, molesta y contenta, podía notar como agarraba con fuerza mis muñecas, sus suaves labios besándome con pasión, con fuerza, decisión. Notaba su irregular respiración, su dulce olor. Lentamente se separó de mí.
-Esto, TÚ eres lo que me pasa. Y no te pediré perdón por esto.-Levanta la mirada para encontrar la mía.-Porque estos son mis sentimientos.
Me soltó bruscamente y salió de la habitación, segundos después, de la casa. No podía creer lo que había ocurrido. En ese momento llegó mi abuela con Cristian, venían de la compra.
Bajé las escaleras, aún no podía ni hablar, en pocos segundos, había pasado tantas cosas... Le gusto a Rafa...Pero, ¿él me gusta a mí?.
De nuevo el ocupa me miraba fijamente, yo no me di cuenta hasta que mi abuela, me dijo que le curara las heridas antes de comer, resignada, acepté y fui a por el botiquín. Era lo que menos quería hacer en ese momento, no quería ni verlo. No me quería entretener en eso ahora, quería ordenar mis ideas.
Él se sentó en el sofá, observándome sin parar y yo me senté a su lado.
-¿Seguimos por dónde lo hemos dejado?.-Dice con sonrisa picarona y dirigiendo su mano a mi cintura.
-No sé a qué te refieres, así que déjame que te cure. -Contesto indiferente apartando su mano de un manotazo.
-¿Te lo recuerdo?.-Mantiene su sonrisa.
Sin mucho cuidado, o ninguno, le curé las heridas mientras hacía pequeñas quejas de dolor. Tras guardar el botiquín y dejar tirado a Nico en el sofá me dispuse a arreglar el columpio, lo necesitaba, tenía que recuperarme, empezaba a sentirme otra persona.
ESTÁS LEYENDO
Si me olvidáis.
FantastikTrata de una pequeña niña de unos 10 años. Todo comienza con la muerte de su abuelo, el viaje de negocios de sus padres y la misteriosa casa de su abuela. El primer capítulo trata desde los 10 años hasta los 15 de esta chica. Imagen física de la chi...