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—El ministro Bae, Ministro Chung y Ministro Cheong, llegaron a la casa, pidiendo por cierta chica en especial, lo cual me extrañó ya que nadie sabia de su verdadero nombre y solo trabajaba para nosotras en los peinados y maquillaje. Ellos insistieron mucho y amenazaron a mi chicas, cuando la vieron, la tomaron, la metieron a un cuarto y-...—la mujer sintió un nudo en la garganta al recordar aquellas escenas pasadas, quería llorar demasiado ya que su deber era proteger a las chicas de la casa y se sentía culpable ante lo sucedido—¡Ellos le rompieron sus vestimentas y empezaron a forzarla a tener sexo, los tres se turnaron y ella gritaba pidiendo ayuda, habían cerrado la puerta bajo llave y sus guardias no nos dejaban ingresar, así que con mis chicas tuvimos que amenazarlos con la punta afilada con nuestras orquillas hasta que logré arrancar la puerta... al abrir—la mujer había empezado a llorar en algún momento. El silencio era descomunal—¡El señor Ministro Cheong tenía sus manos en el cuello de la chica Min y...la mató!—señaló aquellos hombres temblorosa.

—Prosiga—ordenó Yoongi, su mirada era fría y apretaba en puño su mano.

—Cuando se dieron cuenta de la situación, me dijo que nos quedaramos calladas o que destruiría todo lo que teníamos para luego ofrecer dinero, no me quedé callada...y quise hablar con el Rey; pero ellos...me señalaron de difamadora, me encarcelaron para silenciarme y en esos días, me llegó la noticia que la casa, había sido quemada y mis chicas...todas habían muerto. Un dia el sexto ministro me llegó a ver en la cárcel y me dijo que era una lección por no haber cumplido el voto del secreto. Hace 10 años fui liberada, me cambié nombre para que no me encontraran...

—¡Debí haberte asesinado maldita!—gritó el 8 ministro tirando la mesa al frente y muy enojado.

El tipo corrió frente a la cortesana y la tiró al suelo, empezando a tratar de ahorcarla. Yoongi se levantó de su puesto y le ofreció una fuerte patada aquel tipo, en la esquina de sus ojos se podían ver lágrimas que trataron de salir.

—¡¿Qué crees que haces en mi presencia?!—gritó el alfa enfurecido—¡Guardias!

El oficial Kim Namjoon ayudó a la cortesana a levantarse, quien se tocaba el cuello sin salir aún del susto. El primer ministro estaba horrorizado con lo que acababa de escuchar. Los príncipes se habían levantado de su puesto y los menores temblaban; pero el primer príncipe no parecía para nada nervioso en lo absoluto, tenía una postura relajada, el tercer hermano se le acercó y enarco una ceja viendo cómo los guardias que ingresaron tomaron al ministro.

—También agarren al sexto y séptimo ministro—ordenó Namjoon.

La esposas se hincaron rápido frente al rey.

—¡Mi rey, por favor, perdonarles la vida, no haga esto!—pidieron las mujeres con terror y casi en lágrimas.

—Cortesana Ha Jiwon ¿Qué tipo de muerte deberíamos de darle a ellos?—contempló a las mujeres que estaban con la cabeza inclinada—¿Estas mujeres podrían servir en alguna casa? no, ya están muy viejas ¿Sus...hijas?—agregó de último con una ceja enarcada.

—Rey—interrumpió el primer príncipe a Yoongi, quien le miró de mal humor—que sean castigados los que cometieron el crimen, los que no tuvieron nada que ver, deben ser perdonados.—Las mujeres contemplaron al primer príncipe con esperanzas al escuchar aquello.

—Quitas la diversión—comentó Yoongi y se hincó frente a las mujeres—pero...presiento que de alguna manera también tienen la culpa de forma indirecta. Aunque creo que el castigo con que se enteren sobre los crímenes que hicieron sus esposos, ya es suficiente para que su reputación caiga. Lo que me sorprende es que pidan perdón por sus parejas después de escuchar lo que hicieron.

YoonTae||DaechwitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora