Capítulo 17

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SAINT

Este puñetero lunático hizo daño a Perth, hizo que despareciera de mi vida y quiere hacer lo mismo con Zee, no le importa destrozarme por el camino. Estoy aterrado, pero no quiero que se dé cuenta.

—Ya lo sabes todo, ahora es el momento de que seas mío Saint— me dice mirándome directamente.

¡Dios mío, no!, mi mente busca una salida, pero no encuentro ninguna, estoy solo con este hombre horrible. ¿Dónde estás Zee?, me dijiste que no me asustara, pero no puedo aguantar más.

—No te acerques a mí, te lo advierto— le digo con la voz más fría que puedo poner.

—Saint, no te preocupes, conozco tu cuerpo mucho mejor que nadie, te gustará.

—Tú no me conoces de nada, esas películas no soy yo, es solo un personaje que interpretaba— le escupo mi rabia a la cara.

Sin darme cuenta lo tengo encima, atrapa mis manos por encima de mi cabeza e intenta besarme, aparto la cara y él me aprieta más fuerte las muñecas, creo que me las va a romper.

—Me haces daño, por favor— le ruego.

—No te resistas, no servirá de nada, esta noche serás mío ya me cansé de esperar— dice intentando llegar a mi boca.

Cuando sus labios encuentran los míos le muerdo con fuerza los suyos hasta que saboreo su sangre. Pega un grito y me da una bofetada. Veo las estrellas y me zumban los oídos.

Aprovecha que estoy desorientado y me empuja a la cama, yo pataleo, muerdo, le lanzo puñetazos, jamás permitiré que me toque, prefiero morir.

—Deja de pegarme Saint, no me hagas perder la paciencia— me dice en tono amenazador.

—Jamás, déjame en paz y púdrete maldito lunático— le grito mientras le pateo con todas mis fuerzas.

Me pega un puñetazo que me parte el labio, mi sangre sabe a hierro y me duele horrores, pero no pienso rendirme, le escupo mi sangre a la cara y él me da un puñetazo en el estómago que me deja sin respiración. Se me escapan las lágrimas y él parece calmarse al verme llorar.

—Por favor Saint, no quiero hacerte daño, yo te amo— me dice.

—Dices que conoces mi cuerpo mejor que nadie, pero no me conoces a mí, no conoces mi corazón, jamás podré amarte, mi corazón tiene dueño. Aunque me obligues y esta noche tengas mi cuerpo nunca me tendrás porque ya no me pertenezco, mi vida es Zee. Aunque él no me ame, para mí no existe nadie más— le intento hacer entender.

Su cara refleja una ira infinita, me retuerce el brazo y me lo ata a la cama con unas esposas, después hace lo mismo con la otra mano. Estoy a su merced, pero él se levanta y sale por la puerta sin mirarme.

Recorro la habitación intentando buscar una forma de escaparme, me retuerzo intentando sacar mis manos de esas esposas, pero es inútil.

Oigo como la puerta se abre y entra Lhong, en su mano lleva un látigo de tiras de cuero, me entra el pánico, creo que no voy a salir con vida de esta habitación.

ZEE

Llegamos a la ubicación que Sammy nos ha indicado, nos colocamos los auriculares y nos posicionamos.

—Bien chicos, todos listos en 2 minutos entramos— oigo a Sammy coordinando el operativo.

—Todos listos chicos atentos a cualquier movimiento, el primero que encuentre a Saint que asegure su posición y avise al resto— ordeno e intento concentrarme.

—Zee, la casa blanca de dos pisos, es la por la que apuesto que es más probable que se encuentre ese lunático. Es más fácil de proteger, tiene cámaras de vigilancia exteriores y no se ve desde la calle principal. Si yo secuestrara a alguien lo tendría ahí. No he podido hackear las cámaras, el que las instaló sabe lo que hace— me dice Sammy.

—Espero que no te equivoques, quiero ser yo quien aplaste a ese chiflado— le digo con un gruñido.

—Zee, concéntrate— me pide Max.

—OK, equipo adelante— nos grita Sammy.

No lo pienso, le hago un gesto a Max para que se ocupe de la puerta trasera de la casa, rodeo un árbol que está justo frente a la puerta principal y evito que la cámara de la fachada me enfoque. Con pasos rápidos llego al porche principal, dentro no se ve movimiento alguno, intento abrir la puerta y está cerrada. Pruebo con las ventanas y encuentro una en un lateral que tiene el cierre abierto. Me da mala espina, si ese chiflado tiene a Saint dentro no va a ser tan descuidado de dejar una ventana abierta. Observo más detenidamente y veo un hilo fino como de sedal de pesca que sale desde la ventana hasta algo que parece una escopeta. Si hubiese entrado me habría volado la tapa de los sesos.

—Zee, estoy dentro he podido entrar por la puerta del sótano— me indica Max.

—Max ten cuidado esta casa está llena de trampas, me da mala espina— le digo.

—Lo sé acabo de desactivar una alarma de proximidad, Zee hay algo raro aquí, no parece que esta casa haya estado habitada en mil años. No creo que esté en este lugar— declara Max y yo estoy con él.

—Equipo, ¿alguien ha encontrado algo? — pregunto

—Todo despejado equipo 1— me dice Tul.

—Todo despejado equipo 2— me responde Pete.

—Sammy, no tenemos nada— le digo desesperado.

—No es posible, Saint está cerca, lo sé. Espera Zee en la parte trasera hay un cobertizo que no está en los planos originales, revísalo, ten cuidado— me exige.

—Max, ¿lo has oído?, muévete con cuidado y ve hacia el cobertizo—ordeno con voz queda.

Al llegar saco mi arma y Max hace lo mismo, en el extremo sur hay una ventana con rejas, por ahí es imposible entrar. La puerta del cobertizo tiene una cerradura electrónica. ¿Qué cobertizo tiene una cerradura electrónica? Saint está aquí.

Le señalo la cerradura a Max y él asiente señalándome el techo del cobertizo donde veo una claraboya. Subo al techo escalando por la parte trasera y veo a través de la claraboya la furgoneta blanca de ese chiflado. Le señalo a Max que el sujeto está dentro y tal como planeamos intenta forzar la puerta para que salte la alarma. Cuando se activa la señal yo rompo la claraboya y me deslizo en el interior. Me escondo en la parte de atrás de la furgoneta y veo salir a dos hombres armados hacia el exterior. No veo a Saint ni a ese chiflado por ningún sitio.

Avanzo poco a poco hasta la puerta blindada que custodiaban los hombres y veo que es una cerradura con combinación numérica.

—Sammy, necesito tu ayuda— le susurro— tengo una cerradura de combinación numérica necesito que la desactives.

—Conéctala a tu móvil y tardaré 1 minuto— me dice.

—No tengo 1 minuto Sammy— le contesto

—Joder que presión, ya está gruñón— me dice mientras escucho que la puerta se abre.

Entro silenciosamente y lo que veo en la habitación me deja sin respiración.

Elección vital - ZeeSaint (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora