Capítulo II: Comienza el Viaje.

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Adelina se encargó de despertarme al día siguiente a eso de las 10 de la mañana, estaba hablando por teléfono mientras se movía de un lado para otro en la habitación, yo me estiré en la cama mientras la miraba moverse en pijama, no les voy a mentir se veía sexy con esa sudadera azul cobalto que le llegaba hasta la mitad del muslo permitiéndome así ver sus piernas bien tonificadas, cuando se dio cuenta de que la estaba mirando detuvo su paseo y se paró frente a la cama, hizo gesto como queriendo decir "Estás babeando" y yo solo le sonreí.

- Por ti amor - le dije sin moverme de donde estaba.

Estuvo dando vueltas por la habitación mientras hablaba por teléfono un par de minutos más o al menos hasta que me puso tan nerviosa que me vi obligada a levantarme de la cama para detenerla, la abracé por la cintura haciendo que se le hiciera imposible continuar con su caminata, ella continuaba hablando por teléfono sobre números y negocios, a pesar de estar de vacaciones de todas formas nos veíamos obligadas a contestar llamadas de ese tipo de vez en cuando, las empresas no funcionaban muy bien sin nosotras así que nos llamaban cuando habían problemas que no podían solucionar ellos solos.

- Me encantas - le dije en susurro apoyando mi cabeza en su hombro y ella me hizo un gesto con la mano para que me callara - me encanta tu cuerpo y esta sudadera te queda bastante bien ¿Pero sabes cómo te verías mejor? - continúe hablando en un tono bajo para que la persona que estaba en el teléfono no me escuchara pero poco me importaba si es que estaba en una llamada de negocios o no, Adelina negó con la cabeza ante la pregunta que le acaba de hacer - sin ella amor, estoy obsesionada con tu cuerpo - le susurré y baje una de mis manos hasta el borde de la sudadera para luego levántala y dejando a la vista sus pechos, dándome cuenta en el acto que llevaba bragas puestas.

- Lara es importante esto - dijo con la respiración acelerada.

- ¿Y acaso esto no? - dije mirando sus pechos y dejando un par de besos en su cuello, ella separó el teléfono de su oreja y lo puso contra su pecho.

- Lara es enserio - hablo un poco fastidiada y yo volví a darle un par de besos en el cuello haciendo que soltara un suspiro - ¿Te vas quedar mirando o piensas hacer algo? - Me dijo en un tono lascivo y se volvió a poner el teléfono en la oreja para recuperar su tono serio y dar algunos datos referentes a precios.

- ¿Quieres que te haga algo? - le dije moviendo mis manos a sus pechos y ella asintió con la cabeza.

- No, ya les dije que era un 35% - dijo ella al teléfono en un tono entre excitado y frustrado.

- Diles que sí es más van a perder dinero - le dije en un susurro y me concentré en sus pechos, los acaricié, los apreté y tire haciendo que Adelina se aguantara unos cuantos gemidos.

- No, son solo 20 millones para eso, no puede ser más - dijo ella al teléfono intentando sonar enojada y fallando de manera espectacular, se volvió a quitar el teléfono de la oreja - Si te detienes ahora en serio me voy a enojar - Me dijo como amenaza y se puso el teléfono en la oreja otra vez.

- Lo que usted diga jefa - volví a susurrar y continué jugando con sus pechos, baje una de mis manos de forma lenta para meterla por debajo de su braga - ¿20 millones para qué? ¿No crees que es mucho? - le dije sin dejar de hacer lo que estaba haciendo, ella negó con la cabeza levemente y se arqueó un poco dándome así más acceso a su cuello.

- ¿Por que no entienden que no pueden ser más de 20 millones? - habló Adelina, ahora el tono de voz le salió un poco más enojado y yo acaricié su entrepierna con delicadeza deleitándome por lo mojada que estaba haciendo que ella soltara un leve gemido - Son 20 porque no podemos andar sacándole dinero a otras cosas - añadió como explicación, la peor explicación que había escuchado en mi vida.

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