Capítulo III: La Familia Gregson.

936 66 6
                                    

Aún era de noche cuando Adelina me despertó, le iba a decir que se acostara a dormir un momento pero ella me dijo que ya habíamos llegado a la casa de sus padres y que le urgía tomar una ducha y saludar a su familia así que me vi obligada a salir de la cama, antes de bajarme Adelina me envolvió en una manta con la excusa de que el cambio de temperatura me podía hacer mal y así me baje de la casa rodante seguida por Dante, la casa de los padres de Adelina calificaba como mansión y realmente no entendía porque a la gente le gustaba tener casas tan grandes siendo que eran pocas personas, tomemos el ejemplo de la familia de Adelina, que era la madre de Adelina, Alejandra con sus dos hijos y su prometido, Vanessa y Adelina, no eran tantos para tener una casa tan grande teniendo en cuenta que todos sus hijos ya estaban independizados, así que si, la madre de Adelina tenía una mansión para ella sola, si a mí me tocara vivir sola me hubiese quedado en un apartamento, pero no era el caso porque me estaba quedando en la casa de Adelina como el parásito flojo e inútil que era en el ámbito de conseguirme una casa o un apartamento y establecerme como un ser independiente y autosuficiente como lo había hecho en mis años de universidad.

Como sea, entramos a la casa y yo apenas mantenía los ojos abiertos y estaba envuelta en una manta, no sé qué parecía en ese momento pero no le daba mucha importancia, si en ese momento me sentaba en una silla lo más probable es que me quedara dormida sentada, no saben cuánto agradezco que a esa hora a la única persona que tuve que saludar fue a Alejandra, seguí a Adelina por la casa sin detenerme mucho a observar mis alrededores y con un poco de esfuerzo subí las escaleras que eran considerablemente grandes para mi gusto, llegamos a una habitación que supuse que era la habitación de Adelina del tiempo de cuando viva con sus padres y vi a Adelina moverse por el lugar en completo silencio como si estuviera buscando algo, yo solo la miraba no podía ayudarla porque no tenía ni la más mínima idea de que era lo que estaba buscando y no conocía en absoluto el lugar, solo me senté en el borde de la cama mientras que con una mano sostenía la manta que tenía encima, ella abría cajones y removía cosas hasta que encontró lo que sea que estaba buscando y me miro y yo le sonreí de forma cansada ya que era lo único que podía hacer en ese momento.

— Le iré a pasar esto a Alejandra, quédate aquí ¿Si? — me dijo y yo asentí con la cabeza.

Vi a Adelina salir de la habitación, me quede sentada en la cama mirando el lugar, era una habitación grande y espaciosa, en las pared habían colgadas medallas y diplomas destacando la participación en deportes por parte de Adelina, entre tercer y primer lugar en natación y otro deporte que tenía un nombre extraño y en ese momento no me daba la cabeza para leerlo como correspondía, en una repisa tenia trofeos que no me moleste mucho en detenerme a mirarlos, un escritorio con unos cuantos libros de economía sobre él, maquillaje y esas cosas, estaba el armario que por fuera se veía bastante simple y unas cuantas estanterías con libros y fotos, entre los diplomas y medallas tenia fotos de personas pegadas directamente en la pared como si no le importara en absoluto ponerle un marco pues luego las iba a quitar o algo así, algunas fotos están más gastadas que otras y más maltratadas como si las hubiese despegado de la pared reiteradas veces, pero aparte de eso no había absolutamente nada más que me diera a entender algo más de su vida personal, no había duda alguna que esa era su habitación, pero la verdad es que no me la imagine de esa manera, las paredes eran completamente blancas quitando el hecho de que las cosas que tenía pegadas en las paredes y el único rastro que había estudiado algo relacionado con economía eran los como dos libros de economía básica que estaban sobre el escritorio juntando polvo, si no hubiese sido por eso hubiese pensado que había seguido su carrera de deportista, pero ella también me había comentado que no le gustaban mucho los deportes y nada me daba a entender por qué ella había estado en competiciones. Entendía que no le gustaran los deportes, a mí tampoco me gustaban cuando estaba en la escuela y era a tal nivel que cuando tenía deportes siempre me inventaba una excusa para no hacer nada, pero no te dan diplomas por participación y mucho trofeos por que no te gustan los deportes, si ese hubiese sido el caso yo hubiese estado llena de medallas, trofeos y diplomas.

EncantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora