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—Estoy impresionada—Murmura la -ahora- pelinegra a su pequeña prima mientras entran al hotel—Siempre evadías esta clase de eventos cuando la abuela venía, ¿Qué cambió ahora?

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—Estoy impresionada—Murmura la -ahora- pelinegra a su pequeña prima mientras entran al hotel—Siempre evadías esta clase de eventos cuando la abuela venía, ¿Qué cambió ahora?

—Digamos que tengo una razón para estar aquí—Sonríe mientras jalonea a la adulta de la mano—Tú mi querida prima, me harás millonaria.

—Pero ya lo eres—Molesta la pelinegra

—Nuestra abuela lo es—Bufa—Realmente la extraño; le gustaría este lugar—Ambas miran el lugar y ríen, era aburrido estar ahí.

—Ahora dime, ¿Por qué estoy aquí?

—¡Wynona!—Llama una voz ajena a la conversación. La castaña sonríe hacía el pelinegro frente a ella—Pero que hermosas se ven esta noche, ¿Me permites?—Pregunta hacía la de ojos azul.

La pelinegra ve a su prima de reojo y la maldice mentalmente, por supuesto; ahora comprendía la razón por la cual esa inquieta niña la había invitado a la gala anual de los Wayne.

—Eso no se pregunta, Jason—Sonríe—Aunque creo que no se han presentado formalmente.

—Que modales los míos, discúlpenme—Wynona quería reírse fuertemente por la tonta actuación formal del cabeza de chorlito—Todd, Jason Todd—Toma la mano derecha con delicadeza de la pelinegra para plantar un beso en la coronilla de esta.

—Tiene complejos de James Bond—Susurra Wynona. La pelinegra suelta una carcajada, haciendo que cierto calor suba por las mejillas del vigilante.

—Beren Filiz—Se presenta con una sonrisa.

Como si no lo supiese, piensa.

—¿Me concede esta pieza, señorita Filiz?—Pregunta Jason impaciente, la pelinegra busca a su prima en busca de ayuda; aunque ese hombre fuese increíblemente guapo, la verdad era que Beren le tenía algo de miedo, lo había visto mas de una vez en restaurante. Aunque la idea le intrigaba, no le gustaría averiguar más.

—Si. Es todo lo que siempre ha querido—Suelta sin pensar Wynona con sarcasmo y abre sus ojos con pena cuando Jason la mira mal.

Había metido la pata, pero era algo automático en ella. No podía evitarlo.

—Absolutamente, Señor Todd.Ella quiere—Empuja Wynona.

Jason sonríe, y casi arrastra a la pelinegra a la pista de baile, no sin antes darle un billete de cincuenta dólares a Wynona discretamente.

LATCHᴰᴬᴹᴵᴬᴺ ᵂᴬᵞᴺᴱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora