quince;

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—¿Qué hace él aquí?—pregunta Wynona comiendo de su helado— ¿Ese estúpido se va a sentar en mi mesa?—bromea.

La pelinegra levanta la mirada confusa y trata de esconder una sonrisa, la cual no pasa desapercibida por Wynona; quien hace una mueca de asco.

—¡Iugh! ¿Ustedes?—pregunta mirando al hombre que se acercaba a ellas.

—¡Enana! ¡Bee! —La castaña frunce el ceño por el apodo. Jason Todd si que no perdía el tiempo.

—Jason, ¿Lo de siempre?—pregunta risueña. El mayor asiente— Perfecto, regresaré en unos minutos.

—¡Qué asco, cabeza de casco! ¿Te acostaste con mi prima?—pregunta en un susurro exaltado—¡Qué asco, que asco!

—Shhhh—Murmura tapándole la boca a la adolescente con su mano— Aunque se que lo disfrutaría, por ahora no—Wynona muerde la mano de Jason levemente y este la aparta rápidamente con indignación—¡Qué asco!

—Qué asco tu mano, idiota. No se por donde ha estado esa mano—Jason sonríe de lado— además, no es como que tú y Dam...¡Auch!—Se queja tocándose su hombro

—Cállate, estúpido. Primero, te aseguro, como ya te he asegurado muchas veces—Enumera mentalmente— que si le haces algo a mi prima, conozco a gente peligrosa que conoce gente peligrosa—El mayor rueda sus ojos y bosteza con cansancio— Segundo, ¡Iugh! ¿Damian y yo? Quita esas estúpidas ideas de tu cabeza, cabeza de chorlito.

—No conoces a nadie, Wyny; y por si no lo sabes, soy... Red Hood—susurra en secreto— Yo no tengo miedo, a mi me tienen miedo.

—Con ese casco de motorizado, hasta las abuelas te tienen miedo—Comenta con burla

—Hablando del mocoso, escuché que no haz respondido sus llamadas, ¿Ocurre algo en el paraíso? 

Wynona se encoge de hombros incómoda, las palabras de Talia no habían dejado de lado rondar en su mente una y otra vez.

Damian no era diferente cuando estaba con ella. Solo aprendió a convivir con ella, Wynona se negaba a creer que las palabras de la madre de su amigo, ¿Cómo creerle cuando ella quería desaparecerla?

Además, ¿Cómo podía ser cierto cuando él la rechazó a ella y a Lisa Collins para ir al baile?

—No ocurre nada—Contesta metiendose una cucharada de su helado de menta a la boca.

Jason frunce el ceño no muy convencido con las palabras de la castaña. Pero toda señal de desconfianza se esfuma cuando Beren aparece nuevamente con su pedido.

Realmente quería a esa pelinegra.

•••

La castaña acomoda sus lentes para mirar mejor la soldadura de estaño, frunce el ceño antes de desconectar el soldador para dejarlo en suelo.

No podía concentrarse, Talia la había dejado pensando desde ayer, eran palabras estúpidas y tal vez quería confundirla pero... ¡No tenía sentido! Ella la odiaba, ¿Por qué decirle eso? Podía llamar a Damian y preguntarle, ¿Por qué no hacerlo?

Por supuesto.

Sería vergonzoso, estúpido, y ridículo. Nadie sabía que ella había pasado el día con Talia y, no podía simplemente hacerlo, no cuando el pelinegro le preguntaría ¿Por qué te importa tanto eso? Lo conocía, y ella no estaba prepara para responder eso porque; ni ella misma sabía por qué le importaba tanto.

LATCHᴰᴬᴹᴵᴬᴺ ᵂᴬᵞᴺᴱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora