septimo;

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—Entonces me estás diciendo que te acostaste con un chico y ahora sabes que tiene novia—Trata de deducir el hombre con una pequeña libreta en sus pies.

La castaña asiente mientras se acomoda en el sofá de aquella sala marrón, admitía que jamás le había gustado estar ahí. Desde la muerte de su abuela, no recordaba lo que era tener a alguien que escuchara tus palabras sin juzgarte.

—¿Sientes algo por eso?

—¿Algo como remordimiento?—pregunta dudosa, y el hombre se encoge de hombros, por supuesto que no podía afirmar.

Ella le pagaba para que la aconsejara, no para que la juzgara.

—No... quiero decir, no lo sé—Murmura mirando sus manos, cuando entrenó en la Liga de los asesinos, le enseñaron a evitar cualquier emoción.

De sentirlas, solamente pasaban cosas malas, cosas dolorosas tanto físicas como psicológicas, no quería volver a pasar por lo mismo; y tal vez por eso no sentía culpa o tristeza por lo que hizo, no se permitía sentir algo.

—¿Qué hay sobre el chico? ¿Le gustas? ¿Te gusta?—Pregunta, y por unos instantes Wynona se arrepintió de no haber contratado un verdadero psicólogo.

Por supuesto, a un verdadero profesional lo necesitarían si llegara a desaparecerlo, pero al hombre que se había encontrado en una cafetería cerca de un callejón no.

—Cuando era niña lo hacía, de hecho creo que era muy intensa con lo que sentía pero... ahora no se si pueda llegar a sentir algo—Responde cruzándose de piernas y mirando atentamente al hombre, que escribía algo en la libreta que ella misma le dio—¿Que haces?

—Solo dibujo tus palabras—indica el hombre con una sonrisa y voltea la libreta para que ella vea el dibujo—Es un bebé dinosaurio

Wynona frunce el ceño y le arranca la libreta.

—¡Oye!—Se queja el hombre cuando la mujer lo toma del hombro para empezar a sacarlo de su apartamento—¿y mis billetes?

—Te los daré cuando me des buenos consejos, Greg—Señala, abriendo la puerta para sacarlo de ahí pero una persona evita que lo haga.

Frente a ella, Damian Wayne intercalaba sh mirada confundida entre la castaña y el regordete hombre de lentes.

—Oye, ¿Es ese el chico?—pregunta con una sonrisa el hombre hacia la chica, y esta solo gruñe empujándolo fuera después que Damian entrara a su apartamento—¿Igual saldremos el sábado?

—¡No!—Responde la de ojos azules, cerrándole la puerta en la cara, esperaba que no dijera nada de lo poco que escuchó, si no tendría que desaparecerlo y realmente le agradaba Greg.

Cuando bufa cansada, el chico Wayne permanece atento hacia el próximo movimiento de Wynona, no le preguntaría que hacía ese hombre ahí, después de todo habían acordado algo hace un par de noches.

—Déjame adivinar, Dick nos necesita en la Torre—Murmura la chica de brazos cruzados, no le molestaba pero, era su día libre.

—De hecho, mi padre nos necesita en la mansión—Corrige, sorprendiendo a la de ojos verdes.

Pensándolo bien, ¿Quién necesitaba un día libre cuando Batman te invitaba a la baticueva?









•••












Wynona trató de negarse por décima vez, ¿por que le pedía algo como eso?

Prefería amputarse una mano o pelear con el mismísimo demonio antes que regresar a la secundaria de gótica, sabía que le faltaba un año para terminar al igual que Damian pero, había aprendido todo lo que necesitaba en esos tres años; ademas, todos ahí estaban seguros que ella era una de las personas más inteligentes del lugar.

—Tómalo como una misión en cubierto—Señala Grayson burlón—Frederick Cobb estará ahí—Damian rueda sus ojos y continua entrenando junto a Thomas.

No se consideraba una persona chismosa pero, las tres personas hablaban lo suficientemente fuerte para no evitar escuchar.

Wynona mira a dirección de Bruce y este asiente provocando que aceptara, podía negarle cualquier cosa a cualquiera pero a Bruce Wayne jamás.

Estaba segura que daría su vida por él, después de todo, le debía más que la vida.

—De acuerdo, pero no soportaré drama adolescente—Asegura la chica mirando el uniforme que le había entregado Alfred al llegar a la mansión—Cuando acabemos con Cobb, por favor manden de intercambio a Hannah Jones—comenta, leyendo el archivo de identidad falsa que se mostraba en el monitor de la baticueva.

—Pensaba en las bahamas—indica Bruce por lo bajo, y Dick suelta una risa.

Esperaba que la suerte estuviese de su lado, por la paciencia la había abandonado hace mucho.

LATCHᴰᴬᴹᴵᴬᴺ ᵂᴬᵞᴺᴱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora