trece;

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—¿Qué haces, mocosa?—La adulta deja su bolso en el sofá para acercarse a la adolescente que se encontraba escribiendo en su computadora—Te dije que a las 6 am nos iríamos

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—¿Qué haces, mocosa?—La adulta deja su bolso en el sofá para acercarse a la adolescente que se encontraba escribiendo en su computadora—Te dije que a las 6 am nos iríamos

—Lo sé. Pero solo terminaba de escribir mi testamento por si algo llega a pasarme—Responde con ironía—Muy bien mamá de Damian, ¿Cuál es el plan?

—Soy Talia—Corrige sentandose en la silla frente a la castaña— El plan...

Un sonido interrumpe a la pelinegra, quien suelta un gruñido de molestia cuando el teléfono de Wynona suena.

—¿Quién te llama a las 6 am?—Pregunta cuando la castaña saca el teléfono

—Es Damian—Talia frunce el ceño y no tarda mucho en quitarle el teléfono a la castaña para poner la llamada en altavoz después de contestarla.

Wynona abre sus ojos cuando el Wayne empieza a hablar, Talia hace una señal para que responda. Obviamente ella no iba a hablar, pero le interesaba escuchar las conversaciones que su hijo tenía con la mocosa.

Estoy en el colegio Wynona, ¿Dónde estás? Me sorprende que no estés aquí, rata de biblioteca—Talia evita reírse cuando las mejillas de la castaña se tornan rojas—¿Wyny?—rueda sus ojos al escuchar el apodo de la mocosa.

—No iré al colegio, no me siento muy bien. Creo que es alergia o algo por el estilo.

Suenas bien para mi.

—¿Qué sabes de las alergias, Wayne?— reta con rapidez.

Está bien fiera, pasaré por tú departamento cuando acaben las clases, llamaré a Pennyworth para que te prepare algo—Talia niega.

—¡No! Mi vecina... ¿la anciana?—Pregunta Wynona para si misma— ...ella, está conmigo—murmura rascándose la nuca—Sabes... sabes lo que opina sobre los niños. Sobre ti.

Creí que yo le agradaba.

—Si bueno, yo creí que yo te agradaba—Talia rueda sus ojos y levanta su mano con el reloj en su muñeca—Como sea, suerte en el examen amigo. Adiós

Pero...

—Patético, mocosa—Señala Talia entregándole el teléfono a la adolescente

—Bien pues yo no fuí quien le cerró la llamada

—Como seguía diciendo...

•••

—Cuando me dijo un día de madre e hija pensé que era una excusa para desaparecerme, no para traerme a un club de ancianos a infiltrarme en su servidor.

La adulta se acomoda sus gafas de sol y ladeada su sonrisa—Por décima vez, yo jamás dije que iba a desaparecerte mocosa.

—¿Quién llama a su propia hija, mocosa?—bufa

LATCHᴰᴬᴹᴵᴬᴺ ᵂᴬᵞᴺᴱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora