5.

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—¡Aquí estoy! –Dijo Hannah corriendo hacia nosotros. —¿Entramos a la piscina?

—Claro. –Dijo Alejandro. —Pero, debo ir a cambiarme ¿Dónde está el baño?

—Entras, la tercera puerta a la derecha. –Sonrió Hannah, él agarró mi bolso, sacó sus pantalones y fue corriendo a cambiarse.

Me quité mis shorts, agarré mi celular y mis audífonos, me recosté en una silla y empecé a escuchar música, me quedé unos 15 minutos así hasta que sentí que me quitaban mis audífonos y que me cargaron.

—Alejandro ¡Bajame ya! –Le grité mientras le pegaba en la espalda con mis manos.

—No pnsarás que estarás ahí acostada toda la tarde. –Empezó a reír y se lanzó a la piscina conmigo en brazos.

—¡Alejandro! ¿¡PORQUÉ HICISTE ESO!? –Caminé con dificultad hacia Hann y me quedé al lado de ella.

Alejandro se sumergió y no logre saber donde estaba, hasta que sentí unas manos en mi cintura, lo cual hizo que me asustara.

—Alejandro, no me asustes. –Me volteé, nuestros labios quedaron a pocos centímetros, podía sentir su respiración en mi nariz debido a mi tamaño, poco a poco se fue acercando a mis labios, ya rozaban, me dí cuenta de que cerró los ojos y me dijo:

—Yo me quiero divertir, contigo. –Sonrió y se separó de mis labios.

Y de un momento a otro, Clhoe apareció detrás mío y susurró:

—Nunca digas nunca, amiga. –Me abrazó por detrás.

Me volteé y le devolví el abrazo. —Nunca va a pasar. –Susurré en su oído luego de una risa.

—Hola Clhoe. –Dijo Alejandro y le dió un beso en la mejilla a mi amiga.

—Hola Ale. –Sonrió ella.

Seguimos jugando en la piscina un rato más y poco a poco más personas fueron llegando, eran las 7:00pm y todavía esa chica no le quitaba la mirada a Alejandro, salí de la piscina con Kira a buscar las gaseosas.

—Em, Madi, ¿te puedo decir algo? -Dijo Kira acercándose a mi. —Pero no te pongas terca ni nada.

—Bueno, dime. –Seguí buscando las gaseosas.

—Parece que le gustas a Alejandro, o al menos el te gusta a ti. –Chocó su cintura con la mía, haciéndome tambalear.

—¿Qué te pasa Kira? –Empecé a reír por su comentario. —No llevo ni una semana conociéndolo.

—Si tu lo dices. –Agarró dos gaseosas y se dio la vuelta. —Ya vámonos.

Nos devolvimos a la piscina y lo primero que vizualicé fue a la chica que miraba a Alejandro coqueteando con el, dejé las gaseosas en la mesa y fui hacia donde estaban ellos.

—Alejandro, necesito que vengas un rato conmigo, ¿Sí, amor? -Interrumpí su conversación y agarré a Alejandro del brazo.

—Nena, no de si te das cuenta. –Dijo la rubia. —El está hablando conmigo, así que no interrumpas.

—A mi eso no me importa, puedes ir a ofrecertele a otro, pero a este no, espero que te quede claro. –Jalé a Alejandro y empecé a caminar hacia donde estaban mis amigos.

—Mad, eso fue grosero ¿por qué le hablaste tan feo? –Me miró molesto.

—Porqué se lo merece por ser tan perra, solo eso.-Me senté al lado de Hannah.

Que paso Mad, ¿Porqué te lo trajiste así? -Me preguntó mi amiga.

—Porqué esa chica es una perra, por eso. –Agarre mi bebida y tomé de ella.

—¿O es que estas celosa? –Dijo Zack y empezó a reír.

—Callate, claro que no. –Me hice la despreocupada y me levanté de la mesa.

Entré a la casa, me dirigí a la habitación de Hannah, y me acosté en un sofá que ella tenía frente a su ventana, me quedé viendo a los chicos en la piscina, otros bailando, los demás besándose, los vi a todos menos a Alejandro, pensé que se había ido, y aún así me quedé ahí sentada.

—Celosa, ¿yo? No son celos Madisson, no son celos –Me repetí a mi misma.

—Tal vez si estés celosa, y no te culpo, esa chica es muy linda, pero yo no la quiero a ella, yo quiero a otra persona –Susurró Alejandro en mi cuello...

¿Un niñero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora