Eran dos oficiales de piel oscura, muy altos para ser verdad y con unas miradas que aterraban a todos, o bueno, a mi por lo menos. —Buenas noches oficiales, ¿que necesitan? –Dijo Alejandro con la voz firme, sin titubear. Volteé mi mirada hacia los lados, la mirada de los chicos era aterradora.
—Buenas noches, ¿quién es el encargado de esta casa? –Preguntó el oficial más alto, y los dos entraron a la casa sin autorización de ninguno de nosotros, comenzaron a ver de un lado a otro, buscando algo sospechoso.
—Yo estoy a cargo temporalmente. –Alejandro cerró la puerta detrás de el, y todos observamos a los oficiales.
—Sube al otro piso, ahora. –Un oficial subió rápidamente las escaleras, iba a subir detrás de el pero el otro hombre me agarró del brazo con agresividad, obligándome a quedarme donde me encontraba. Me solté de su agarre rápidamente, y caminé hacia donde Zack se encontraba, mi amigo intercambió miradas con el oficial, miradas amenazantes.
—¡Hey! ¿Qué les pasa, por qué suben así? —Gritó Alejandro, estaba enojado.
—Nos llegaron unas quejas de los vecinos que escucharon gritos muy extraños en esta casa, y escucharon a una chica gritar que alguien la mataría. –Dijo el oficial que se encontraba en el segundo piso de mi casa, ahora venía bajando las escaleras.
Todos miramos a Guido.
—Bueno, ¡estaba a punto de matarme! –El levantó sus manos en forma de defensa y dió dos pasos hacia atrás. —Y por cierto, soy un chico no una chica.
—Eso todavía hay que descubrirlo. –Susurró Julián, que luego recibió un golpe en el hombro por parte de Guido.
—Mejor cállate la boca hermano, no me ayudas.
—Esperen. –Uno de los oficiales nos hizo callar a todos, y miró a Guido. — ¿Tú fuiste el que gritó así?
—Sí. –Apenas Guido respondió de manera afirmativa los oficiales comenzaron a reír a carcajadas.
—Esto no puede ser posible. –Susurró Guido, alterado.
Los oficiales se calmaron y miraron a Guido de manera divertida. — Lo lamentamos, fue inevitable reírse. ¿Por qué gritaste eso?
— ¡Porque ella quería matarme! –Subió su tono de voz, y apuntó a donde me encontraba. —Me pegó con una escoba.
Los oficiales me miraron, esperando a que me defendiera. –El se estaba comiendo mis galletas. –Me defendí, apuntando al culpable.
—Niños, no estamos para esta clase de juegos, nosotros necesitamos dormir también. –Nos reprocharon los dos hombres.
—Nosotros no les pedimos que vinieran. –Intervino Kira.
—¿Disculpa? –Uno de los oficiales la fulminó con la mirada.
—Lo qué escuchó, oficial. Somos adolescentes, son cosas que pasan seguido, no deberían creer todo lo que los vecinos les dicen. Ellos son los culpables, no nosotros. Ahora, pueden retirarse. –Mi amiga se dirigió a la puerta, la abrió e hizo una pequeña reverencia. —Gracias por su amigable visita. –Al cruzar miradas con ella mis ojos casi se salen de sus órbitas, ¿podrían encarcelarnos una noche por esto?
—Haré como qué no vi esto y nos iremos, comportense, y buenas noches. –Los dos oficiales salieron de mi casa, Zack cerró la puerta, recostándose de ella y nos observó a todos.
—Uh, eso estuvo cerca, ahora ya podemos sacar el cadáver del closet. –Todos reímos y subimos a la habitación para ver las películas.
***

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¿Un niñero?
Novela Juvenil"Es tu voz, es tu magia y tu locura." Madisson, tiene 17 años. Alejandro tiene 21. Ella suele tener problemas con sus padres y compañeros. Ella ya no está bien. El tiene mucho tiempo libre. Ella no quiere un niñero, y el solo...