6.

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Mi corazón se aceleró. —¿Y se puede saber quien es esa persona? –Mi mirada seguía en la ventana.

—Pronto sabrás quién es. –Se sentó frente a mi. —¿Por qué subiste de esa forma y nos dejaste a todos allá abajo?

—Solo quería estar sola -Dije aún con mi mirada en la ventana.

Alejandro tomo de mi barbilla obligando a qué lo mirara. —Estás celosa ¿Verdad?

—Em, bueno.. –Bajé la mirada nuevamente. —No, solo te conozco hace 2 días.

Su expresión cambió. —Por un momento pensé que estabas celosa. –Me dedicó una sonrisa triste.

—No. —Reí. —Espera, ¿quién te dijo qué estaba aquí?

—La chica de cabello de colores. –Sonrió.— Kira.

—Kira, ay Kira. –Susurré.

—Oye, ¿no crees que ya deberíamos irnos? –Rascó su nuca.

—Mañana no tengo que ir a estudiar, pero si quieres qué nos vayamos, yo no tengo problema. –Sonreí. —La verdad es que ya estoy algo cansada.

—Bueno, vamonos. —Se levantó del sofá y me ofreció su mano para levantarme, la agarré y empecé a caminar a su lado.

Bajamos las escaleras y nos despedimos de mis amigos para luego dirigirnos al auto.

—Adiós, Alejo, que tengas linda noche. –La rubia le robó un beso en la mejilla y el sonrió antes de subir al auto.

El empezó a manejar y crucé mis brazos sobre mi pecho.

—Mad, ¿Qué tienes? –Quitó una mano del volante y tocó mi brazo.

—Nada. –Hice qué quitara su mano.

El semáforo se colocó en luz roja y el se volteó para mirarme.

—Dime o no me muevo. –Sonrió.

—Igual te vas a mover. –Miré cuando la luz roja cambió a amarillo.

—Admite que estás celosa y qué soy irresistible. –Rió y la luz cambió a verde.

—No abuses. –Reí. —Ahora conduce.

—No. –Los autos detrás de nosotros empezaron a tocar las bocinas.

—Alejandro.. ¡Muévete! –Ví a un hombre que se acercaba a el auto, lo cual hizo que el conduciera.

—Cuando lleguemos a casa me lo dirás por las buenas o por las malas. –Mantuvo su mirada en la carretera.

Llegamos a la casa, subí a mi habitación, me dí una ducha rápida y me cambié, me coloqué unos shorts y mi camisa verde, alguien tocó mi puerta, era Alejandro.

—¿Ya vas a admitir que estas celosa y qué soy irresistible? –Se sentó en mi cama.

—No voy a admitir algo que no es verdad. —Reí.

—¿Por las buenas o por las malas? –Movió las cejas de arriba a abajo y me dio una mirada desafiante.

—Como quieras –Me acosté en mi cama.

Alejandro se subió encima mío a horcajadas y empezó a hacerme cosquillas.

—¡Dilo! –Seguía pasando sus manos por mi cintura.

—No. –No podía parar de reír, sentía que en cualquier momento iba a morir.

—Dilo ya. –Siguió haciéndome cosquillas.

—Está bien, lo diré, pero para ya -Dejé de reirme y me tomé unos segundos para recuperar el aire.

—Bueno, ahora di que estas celosa y que soy irresistible. –Me miró a los ojos.

—Bueno, estas celosa y soy irresistible. –Sonreí.

—Oye, ¡así no era! –Posó sus manos de nuevo en mi cintura y siguió haciéndome cosquillas.

—Bueno ya. –Levanté la cabeza hasta que nuestras narizes rozaron. –Estoy celosa, y tú eres irresistible.

Qué lindas se escuchan esas palabras salir de tu boca -Mordió su labio. —Y sí, se que soy irresistible.

—Qué arrogante eres. –Rodé los ojos. Ah verlo distraido me di la vuelta para quedar encima de el.

—Oye, bajate. –Rió. —Por las buenas o por las malas, nena.

—Me dá igual lo que hagas y no me digas ne- –No terminé la frase al ser empujada hacia atras.

—Te lo dije –Se burló.

—Qué malo eres. –Agarré una almohada y empecé a golpearlo con ella.

—Tirame todas las qué quieras. –Rió, y les tire todas las almohadas qué tenía junto a mi.

—Ahora yo las tengo todas.

Oh, no pensé en eso.

Comenzó a lanzar todas las almohadas sobre mi con mucha fuerza hasta que terminé cayendo de la cama.

—Auch. –Hice una mueca mientras acariciaba mi cabeza, eso había dolido, me levanté y me senté de nuevo en mi cama.

—Lero lero, te gané. –Sacó su lengua en forma de burla.

—Qué inmaduro eres. –Rodé los ojos.

—Lo dice la chica que empezó la guerra de almohadas. –Movió la cabeza de un lado a otro con desaprobación.

Nos quedamos hablando un rato más, sobre lo que nos gusta y ese tipo de cosas, no se en que momento mi cabeza terminó en su regazo, ya eran las 4:00am y tenía mucho sueño y debido a eso lo último que logré ver fue su cara frente a mi...

¿Un niñero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora