🍃Doce hojas

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Una pesadilla palpable

Caminé por el bosque durante horas con el corazón acelerado y el arma que me dio Aran, en la mano

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Caminé por el bosque durante horas con el corazón acelerado y el arma que me dio Aran, en la mano. Lista para disparar a lo que sea que viera mal movido.

La verdad era que me temblaban las manos y ni siquiera estaba sujetando bien la pistola.

"Fue mala idea no dejar que Aran me acompañara" pensé "fue mala idea creer que yo podía sola"

Vi un ciempiés cuatro veces más grandes de lo normal metiéndose a la oscuridad de una cueva. Apunté inconscientemente con el hierro, temblando, pero lo dejé caer cuando un ave, casi de mi tamaño, atrapó el miriápodo en su pico y se lo llevó.

Me quedé helada por unos segundos, antes de agacharme para recoger el objeto y salir corriendo.

Pensé en volver hasta donde Aran, pero no sabía ni siquiera por donde regresar. 

Sentí una gota de algo caer sobre mi hombro.

"Va a llover" pensé.

Pero cuando miré arriba, otra gota cayó sobre mi cara. Abrí los ojos de una manera desmesurada cuando vi que lo que caía no era agua, era sangre. Y sobre mí, enredada en la rama de un árbol: había una serpiente verde, grande y aterradora, exprimiendo a un animal peludo parecido a un lobo.

Escuché los huesos del animal rompiéndose.

Un escalofrío recorrió mi espalda como un latigazo

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Un escalofrío recorrió mi espalda como un latigazo.

¡Había olvidado mi miedo por las serpientes! y una de ese tamaño, sobrepasaba los límites de mi temor! 

Lo único útil que aprendí en el orfanato fue a musitar el padre nuestro. Y aunque quería recitarlo, pensarlo o lo que fuera, no podía.

Emma en el bosque de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora