Página trece del libro de AranIvan
No tenía mucho tiempo, debía salvarla.
Y aunque adentrarse en aquel lago era casi sinónimo de suicidio, corrí en su dirección. Pero, en cuanto me impulsé para lanzarme, la telaraña de Aran me detuvo. Me atrajo de un solo tirón, arrojándome contra una piedra, y tras el impacto, caí al suelo.
Me puse de pie.
Aran estaba frente a mí, bloqueándome el paso.
Empecé a sentir cada parte de mi cuerpo gritándome que lo consumiera hasta verlo morir.
—Quítate de mi camino —ordené, con voz gélida.
Él estaba serio, con la respiración agitada y los los puños apretados.
—No puedes entrar al lago —expresó, con voz firme—. Si entras ahí, vas a morir, Iván. Ya no hay nada que puedas hacer por ella.
—Muévete. —dije, casi como una advertencia.
Me había costado años controlar la ira, no dejarme llevar por los impulsos. Y eso, desde que Emma llegó, se me había dificultado.
Cuando se trataba de ella, todo en mí era un caos.
Y mientras en mis adentros algo me decía que eliminara todo lo que me hacía débil, otra parte de mí anhelaba la vulnerabilidad, y no cualquier vulnerabilidad; era específicamente hacia ella... hacia Emma
Aran intentó insistir, pero notó mi falta de paciencia. Así que soltó los puños, cerró los ojos y se hizo a un lado. Después de todo, él, me conocía más que nadie, entendía que no iba poder detenerme.
Aunque desde que le di la espalda, susurró:
—Si tú también te vas —sentí la tristeza en el hilo de su voz—, yo estaré totalmente solo.
Trague saliva y apreté la mandíbula.
—Tú siempre estuviste solo —solté, y me adentré al lago.
Aran fue mi mejor amigo durante muchos años; desde que mi padre me desterró de la manada cuando apenas yo era un niño.
Pero nada en la vida es para siempre.
Incluso la inmortalidad, tarde o temprano, pierde su brillo.
Diario de Aran
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Emma en el bosque de las bestias
FantasyEmma, es una huérfana que tras escapar de un orfanato en donde asesinan niños; se adentra a un bosque lleno de bestias. Un lugar en el que la magia y los misterios reinan, mientras que los rostros más hermosos, te pueden engañar. -Una vez que ent...