C A P Í T U L O 13.

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Kellie.

La invitación de Kyle me había tomado totalmente por sorpresa, pero lo que más lo había hecho, acompañado por un sentimiento incómodo en el estómago, fue como Zach ni siquiera pareció afectado por la propuesta.

Su actitud tranquila y su vista clavada en nosotros había causado el enfermo sentimiento en mi estómago y la macabra idea de que, quizás, iba a decirle que sí a Kyle con el único propósito de que Zach reaccionara a algo. Esa idea fue rápidamente descartada en cuanto volví mi vista a él, no perdiendo de vista la estúpida sonrisa arrogante en su cara que siempre quería golpear, y le dije que no.

Ahora, después de que él se había ido, Zach y yo estábamos en silencio, como si estuviéramos asimilando lo que acababa de suceder.

Volví mi vista a él, encontrándolo mirándome con una sonrisa ladeada.

Mi pecho se llenó de aquella sensación cálida que me daba verlo cuando me miraba.

—¿Qué? —pregunté, moviéndome nerviosamente en la silla ante su atenta mirada.

Él pareció darse cuenta de lo que hacía, y sus mejillas se calentaron con un suave color rosa que me hizo querer besarlo.

—Lo siento. —murmuró.

—¿Por qué? —pregunté, frunciendo el ceño.

—Por mirarte así —dijo, soltando una suave risa —. Lo siento, no puedo evitarlo.

Mis mejillas enrojecieron a la par de las suyas, y no estaba del todo segura de si lo que sus palabras habían causado dentro de mi, a nivel emocional y físico, era algo bueno o malo.

Mi mente volvió en el tiempo unos cuantos minutos, recordando nuestra conversación anterior.

Sabía que si yo insistía con el por qué me había dejado, él iba a decírmelo. Incluso podía apostar a que él estaba por decírmelo en el momento en el que Kyle llegó, interrumpiéndonos. Y en ese momento el dilema apareció.

Si le preguntaba, él iba a responderme con la verdad, ya que nunca había podido mentirme si se lo preguntaba directamente. El dilema era ese: yo no sabía si realmente estaba preparada para saber por qué él había terminado nuestra relación. Zach significaba mucho para mi como para preguntarle eso y que volviera a lastimarme.

Me decidí a dejarlo en silencio, y cambiar de tema.

—Kyle, ¿eh? —dije, riéndome y sin poder evitar mencionarlo, intentando tocar algún nervio que me demostrara que él todavía sentía algo por mi.

Definitivamente lo hice.

Puso los ojos en blanco, dejándose caer de nuevo contra el respaldo de su silla con una expresión de desagrado en el rostro que parecía no poder ser capaz de contener.

—Sí. Si le decías que sí no sabía que iba a hacer. Podría haber muerto del puro desagrado que me causaría la idea de ustedes dos...

Se silenció a si mismo, haciendo otra mueca de asco. Él parecía no poder contener sus palabras, ya que cada vez que me decía algo nuevo, parecía sorprendido.

Me miró, como si no pudiera creer que acababa de decirme eso, e intento arreglarlo.

—Es un idiota —dijo, sus mejillas brillando con el rosado que se intensificaba a cada palabra —. Nunca te trataría ni cerca de lo que te mereces, él no...

Se silenció a sí mismo de nuevo, ahora avergonzado, mirándome como si acabara de cometer un error, como si tuviera miedo a que me fuera corriendo, y luego suspiró.

Midnight Blue Eyes  [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora