Manipulador, codicioso, envidioso, posesivo, perverso...
Miles es un chico que está dispuesto a lograr sus objetivos, principalmente llegar a ser una gran estrella de Hollywood... Aunque no de la manera correcta.
Un joven que parece inofensivo... pe...
Matthew O'Connor volvió a ver a Miles después de 4 años.
— ¿Podemos hablar Miles?
— En primer lugar no sé qué haces aquí Matthew. Y en segundo, yo no tengo nada que hablar contigo — le dijo despreciándolo — ¡Qué sorpresa la tuya! Después de años vienes a mi casa, a verme, ¿Qué pasó con el mejor amigo que tenía?
— Miles, tú sabes por qué me fuí.
— Sí, ¡Por cobarde! Porque eso es lo que eres Matthew, un cobarde.
— Por favor, yo no vine aquí a pelear. Amigo yo...
— ¡¿Amigo?! — exclamó Miles mientras se reía a carcajadas — No me llames amigo, imbécil, ¡Estúpido! ¡Qué es lo que quieres! Di lo que tengas que decir y vete.
— Te conozco, y sé que estás sufriendo, dolido por lo que estás perdiendo Miles — le decía.
— ¿Y tú que sabes de mis problemas?
— Toda la prensa habla de ti. De lo mal que te está yendo, Miles, vine a apoyarte. — le dijo Matthew. Miles se burlaba.
— ¿Tú? Apoyarme a mí, ay por favor no me hagas reír.
— Miles date cuenta, de que todo lo malo que hemos hecho, se nos está regresando. — decía Matthew asustado.
— ¿De qué hablas idiota? — seguía Miles con su carácter prepotente.
— Todo lo que hicimos, la vida no las está cobrando una a una. Porque no eres el único que está pasando pérdidas... Yo también.
— Matthew no me vengas con tus tonterías. — le decía Miles.
— Todo se paga en ésta vida, ahora nos toca pagar.
— Mira ya cállate pareces un estúpido pensando en supersticiones. No quiero seguir escuchándote, lárgate de mi casa — le dijo éste.
— Pero Miles, ¿No tienes ni cargo de conciencia? Recuerda de todo lo que te valiste para conseguir lo que tienes ahora. Te juro que yo no tengo la conciencia tranquila, por eso vine a verte. Me siento atormentado. — le decía Matthew.
— Sabes, mejor vete con tu conciencia sucia a otro lado, ¡Lárgate! ¡Fuera! —le exigió Miles.
Al irse Matthew, el señor Ángel fue a ver a Miles a su estudio.
— ¿Joven está usted bien? — le preguntó.
— Escúchame bien, no quiero que Matthew vuelva a ésta casa, no lo vuelvas a dejar pasar nunca. — le informó Miles.
Al caer la noche, Ethan se encontraba en su casa, preparando sus cosas para el trabajo de mañana en el hospital. Su esposa lo miraba con una dulce sonrisa.
— Mi amor, te ves muy apuesto con tus lentes. — le coqueteaba Sonia acercándose a él.
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