Capítulo 19

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Al entrar en el comedor de los Cullen, vi a Seth sentado en una silla con una Nessie que aparentaba unos doce años, me acerqué y abracé a mi hermano con cuidado, luego busqué a mi impronta y me puse tras ella, intenté abrazarla por la cintura, pero me quitó el brazo.

—Bueno, ya nos hemos presentado a Nala, es muy simpática. —Dijo Carlisle con una sonrisa amable dirigida hacia mí y hacia Nala.

—Si, me alegro de que hayas encontrado a tu impronta, Jake. —Dijo Bella al lado de Edward, pero Nala refunfuñó algo entre labios y Edward sonrió.

—Gracias Bells. —Contesté con una sonrisa, la verdad es que no estaba siendo tan raro o incómodo como lo había pensado, y justo en ese momento, Edward volvió a reírse, pero esta vez con ganas, y todos se quedaron mirándole.

—Lamento mi actitud. —Dijo Edward con un tono de estirado y miró a Nala. —No, no estoy loco. —Añadió dirigiéndola una sonrisa, ¿qué pasa? ¿Ahora también te quieres quedar con mi chica?

Edward me miró y me sonrió con chulería, pero Carlisle carraspeó y volvió a llamar la atención.

—Bueno, hemos estado buscando información sobre este aquelarre que quiere acabar con vuestras improntas y solo sabemos sus nombres y dones. —Informó Carlisle totalmente serio, miró a Jasper, y este continuó.

—Edgar es el líder, tiene el don del escondite, puede mantener a su aquelarre sin que nadie lo encuentre, Shera es su compañera y tiene el don del miedo, puede introducirte cualquier miedo y hacer que, literalmente, te mueras de miedo, y por último está Jack, es el más letal, puede dominar mentes e implantar ideas o acciones en ellas. —Dijo Jasper totalmente impasible, pero noté a Nala temblar de miedo, aunque tras una mirada de Jasper, se relajó.

—Por eso estamos aquí, puedo proteger todas las mentes a un radio de cincuenta kilómetros. —Dijo Bella con orgullo. —Así que, si aparecen, no podrán usar sus dones.

—Eso es genial Bells. —Dije con una sonrisa sincera.

Después de hablar un rato con ellos, decidí volver a la Reserva e informar a la manada de todo, y lo bueno, era que Bella ya protegía las mentes de todos, por lo que solo teníamos que preocuparnos del don del líder. Ayudé a subir a Nala en la camioneta pese a su ceño fruncido, cerré su puerta y antes de subir, me despedí de nuevo con la mano de Bella, que me sonrió y observó cómo me iba.

—¿Qué te pasa? —Pregunté tras unos minutos de silencio incómodo, pero Nala simplemente se cruzó de brazos y siguió observando el bosque. —Nala, por favor.

—¿Desde cuándo estas enamorado de "Bells"? —Preguntó haciendo hincapié en el mote de Bella, pero me quedé en silencio, ¿Alguien se lo había contado? —¿Y bien?

—No estoy enamorado de ella, estoy enamorado de ti. —Contesté evitando la pregunta porque técnicamente tendría que decir desde hace unos años.

—Jacob, no me mientas. —Dijo Nala con el ceño fruncido, pero su enfado no me engañaba, la notaba dolida.

—Estuve enamorado de ella, pero ella nunca me quiso de esa forma, pero cuando me imprimé en ti, todos esos sentimientos se murieron, porque los que tengo hacia ti crecieron. —Respondí esperando una sonrisa o un gesto bonito, pero siguió mirando por la ventana con el ceño fruncido. —¿Por qué sigues enfadada?

—¿Te recito la lista? —Preguntó Nala con un tono de cabreo que me gustaba más de lo que debería, hacía que mi lobo se la quisiese comer en el buen sentido.

—¿Tienes una lista? —Pregunté anonadado, ¿cuántas cosas he hecho hoy mal? —Por favor, dime que hecho.

—Siempre me ayudas a bajar de tu enorme camioneta, hoy he tenido que hacerlo sola y me he tropezado, has abrazado a Bella como me abrazas a mí, la has llamado Bells, me has presentado como tu impronta y luego no has parado de sonreírla y decirle "que bien Bells", "me alegro Bells" "soy un imbécil Bells". —Dijo Nala haciendo una voz de estúpido, si, estaba cabreada, y entendía algunos puntos, ¿cómo se me había olvidado ayudarla a bajar?

—Nala, lo siento mucho, pero no sabía que eso te molestara. —Me disculpé poniendo una mano sobre su muslo, Nala siguió mirando por la ventana, pero ya no tenía el ceño fruncido ni los brazos cruzados. —Y, una cosa, ¿cómo querías que te presentara?

—Pues no sé... Pensé que después del beso... ¿No somos novios? —Preguntó con dolor en la mirada, y yo me quedé en shock.

La imprimación del Alpha  |JACOB BLACK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora