Capítulo 22

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Nos llegaban golpes desde todos los sitios y no lográbamos oler o ver nada, era realmente extraño, los golpes eran duros, pero sin la suficiente fuerza para rompernos un hueso o algo.

¡Uniros! —Ordené con mi voz de alfa, y conseguimos hacer un círculo para protegernos las espaldas. —¿Qué hacemos?

Gruñí sin saber que hacer para salvar a mi manada, pero en ese instante, la voz de Kim sonó desde un punto cercano al claro, por lo que Jared levantó la cabeza y lloriqueó como un cachorro hasta que no lo aguantó más y salió corriendo hacia el punto donde estaba Kim.

¡Jared! —Gruñí, pero él ya había desaparecido por el bosque sin recibir ningún golpe.

Kim está bien. —Informó Jared al mismo tiempo que nos mostraba la imagen de Kim totalmente a salvo, con algunas manchas de tierra en la cara.

¿Ves a Rachel? —Preguntó Paul, pero la voz de mi hermana sonó desde la otra esquina donde estaban Jared y Kim. Paul salió corriendo y, al igual que con Jared, tampoco recibió ningún golpe, pero nadie intentaba moverse.

Rachel y Emily están aquí y están bien. —Gruñó Paul agachándose para que ambas subieran a su lomo, volvió al claro y todos nos quedamos quietos hasta que un vampiro moreno, alto y con los ojos rojos apareció frente a nosotros.

—Aviso número dos, al tercero, ya no las volveréis a ver. —Dijo con una sonrisa demasiado siniestra. —Que hayáis traído un escudo que me bloquea, no significa que ganéis, y la muchachita del alfa, la preciosa morenita de ojos claros será mía.

Gruñí en su dirección, pero volvió a desaparecer del mismo modo que había aparecido.

Vamos a mi casa. —Dije con el tono cansado, no tenía muchas ganas de seguir aquí, solo quería llegar a casa, coger a Nala y llevármela a la cama para dormirme mientras me acariciaba el pelo.

¿Sabes que te seguimos escuchando? —Preguntó Leah desde mi casa, estaba observando como todos en esa casa estaban en silencio, mirando a puntos fijos. Aunque Sam se paseaba nerviosamente por la sala, y era normal, Emily estaba embarazada y se la habían llevado, aunque por lo menos la habíamos salvado. Nada más llegar al límite, todos nos vestimos rápidamente y entramos corriendo a mi casa, Nala saltó a mis brazos y hundió su rostro en mi cuello. Emily y Sam se abrazaron con fuerza y por primera vez, vimos a Sam llorando, después de unos momentos, cada uno se fue yendo, dejándonos a Nala y a mí a solas.

Antes de irse, decidimos contarles a todos lo que había pasado y lo que nos había dicho la sanguijuela de Jack, todos se asustaron, pero como siempre, lo afrontaríamos juntos como familia.

La imprimación del Alpha  |JACOB BLACK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora