Capítulo 1

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796, Noruega, frontera con Suecia

-¡Por el martillo de Thor! ¡Tío Endymion, tenías razón! Nos están esperando.

Justo allí, y sin esconderse, como a ti te gusta.

Endymion Shields, jaarl de Viken, miró hacia el lugar al que su sobrino señalaba. Escondidos en la sombra de una isla rocosa, los drakkars de los ranrikes acechaban dispuestos a atacar. Endymion agarró con fuerza el timón, lo desplazó ligeramente hacia la derecha y el Sea Witch respondió inmediatamente a su orden.

-Los ranrikes nos reciben con honores. Cinco barcos contra uno. Ésta promete ser una carrera interesante.

El barco, había cesado todo movimiento. Todos los hombres se habían vuelto hacia Endymion. Sus semblantes expresaban una mezcla de miedo y anticipación mientras apoyaban sus manos callosas sobre los remos. Endymion sabía que les demostraría ser merecedor de su confianza. Que los vería regresar sano y salvos a casa. Él era un hombre que depositaba su confianza en las cosas materiales: La fuerza de su espada, la tensión de la vela, la precisión de su puntería, y no en rezos y amuletos. Ivar creía en los hechos, no en las palabras.

-Pero, tío Endymion... -dijo Helios -. ¿Por qué nos están esperando ahora? ¿Por qué no nos atacaron cuando salimos hacia Birka?

-En el camino hacia Birka no representaban ningún peligro para nosotros, joven Helios. Escucha a tu tío -gritó Malachite el Blanco desde donde estaba sentado-. El rey de los ranrikes quería que hiciéramos el trabajo duro.

Lo que él busca son las especias y la seda que traemos a Zoisite, pero no se atreve a atacar en mar abierto. Tu tío predijo este ataque meses antes de que comenzara el viaje. Frente a todos aquellos que apelan a causas sobrenaturales para explicar el hecho de que no regresen nuestros barcos, tu tío siempre ha defendido que había otro motivo. Confía en él. Conoce el mar y sus caprichos.

Otros remeros apoyaron las palabras de Malachite y el ceño de preocupación de Helios desapareció.

-Y ahora comienza la carrera contra los ranrikes -Endymion ajustó la tira conla que sujetaba el timón a su mano mientras pensaba en la seda, el ámbar y la valiosa carga que transportaban.

Si consiguiera hacerla llegar a los mercados de Kaupang, podrían ganar más que con el rescate de un rey-. Aquí es donde vas a aprender lo que es ser un verdadero guerrero vikingo, Helios, un miembro de esta sociedad, de esta felag.

-¿Pero cómo vamos a ganar a tantos barcos en medio de una tormenta?
Helios se pasó la mano por los labios y miró preocupado hacia los nubarrones que cubrían el cielo.

-Navegaremos hacia allí y los dejaremos atrás. El Sea Witch es el barco vikingo más rápido que navega ahora mismo en el mar. Hará cualquier cosa que le pidamos.

-¿Cualquier cosa? ¿Incluso con esos cuervos anunciando una tormenta?
-preguntó Helios, señalando una bandada de cuervos que volaba en círculo sobre el barco-. Ya sabes lo que se dice sobre los cuervos. Son los mensajeros de Ran. Le avisan de dónde tiene que lanzar la red para pescar las almas de los hombres ahogados, tío Endymion.

-Los cuervos sólo son pájaros. Disfrutan del viento que les da la oportunidad de extender sus alas.

-Jamás había pensado que pudieran disfrutar con el viento.

Endymion se concentró en las olas que golpeaban el barco. Algún día, cuando hubiera terminado la etapa de los viajes y pudiera volver a pensar en conseguir una esposa, le gustaría tener un hijo como Helios. Sabía que con el tiempo aquel muchacho se convertiría en un buen guerrero.

El viento levantaba olas de espuma blanca y el graznar los cuervos era ensordecedor. Endymion sujetaba el timón con mano firme. El Sea Witch podría ganar cualquier concurso contra el viento. La quilla y las jarcias habían sido diseñadas con ese propósito; y si había sido capaz de viajar hasta Northumbria dos años atrás, también conseguiría superar una situación como aquella.

UNA PRINCESA INDOMABLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora