Capítulo 6

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-Lo sabe, Serenity. ¡Tu amante vikingo sabe que le hemos engañado y ahora quiere vengarse!

Rei entró corriendo en la cocina con los ojos saliéndose de las órbitas.

—Siéntate, Rei, y respira —Serenity consiguió que su voz sonara natural, casi tranquila, mientras continuaba removiendo las gachas de avena—.

Tanto salir y entrar me está provocando dolor de cabeza. El vikingo no tiene ni idea, a no ser que tú se lo hayas dicho. Además, no es mi amante. De hecho, no creo que vaya a volver a verle nunca.

Para Rei todo era un drama. Se preocupaba continuamente por todo.

Y lo de aquella mañana no era diferente. No podía serlo. El plan había salido a la perfección. Lo único que tenía que hacer Rei era volver a la cama, ofrecerle a Endymion la mejor de sus sonrisas, y estaba segura, el vikingo jamás sospecharía lo que había pasado.

Ni siquiera se había movido cuando Serenity había abandonado la cama.

Había disfrutado, se había quedado dormido y fin de la historia. Ella sólo era una mujer como otra cualquiera.

Serenity parpadeó rápidamente. Su corazón le decía todo lo contrario. Pero si su corazón no se equivocaba, ¿por qué Endymion no había susurrado su nombre ni había dicho nada durante el tiempo que habían pasado juntos?

Terminó de remover las gachas, intentó dominar su nerviosismo y se volvió hacia Rei.

—¿Has hecho algo que no hubiéramos acordado, Rei?

Rei sacudió la cabeza lentamente mientras iba repasando en silencio todos los puntos de su plan, ayudándose con los dedos.

—He hecho todo lo que me dijiste. Bueno, casi todo. No he sido capaz de meterme en la cama… Pero he aparecido con una buena excusa.

—¿Y por qué crees que quiere vengarse de nosotras? —Serenity odiaba el nudo que sentía en el estómago, y la dificultad que encontraba de pronto para respirar—. Supongo que tienes alguna razón para decirlo. Porque si sólo es uno de tus presentimientos, no me vale. ¿Te ha besado?

Rei retrocedió.

—No, no me he besado. Ni siquiera ha intentado tocarme. Me ha mirado con esos ojos de hielo como si pudiera leerme el pensamiento.

Serenity sintió que se desvanecía la presión que ahogaba su pecho y pudo volver a respirar con normalidad. Nada de besos y nada de caricias. Nada que pudiera indicarle que era una mujer diferente. Como siempre, Rei estaba montando un drama dejándose llevar por su desbordante imaginación y su amor por la tragedia. Serenity se llevó las manos a las sienes y deseó haber podido dormir más.

Todo se había acabado, aunque Serenity sabía que para ella no tendría fin.

Lo que había vivido la noche anterior quedaría grabado a fuego en su memoria.

Hasta la última parte de su cuerpo lo anhelaba con una intensidad demoledora.

No estaba preparada para aquel torbellino emocional. Ella pensaba que una sola noche no podría cambiar nada, y sin embargo, lo había cambiado todo.

Serenity se inclinó hacia delante y acarició la mano helada de su hermana.

—Rei, mantén la calma y todo saldrá bien.

—Me ha dado las gracias por una noche tan agradable. Una de las mejores de su vida…

Rei se interrumpió y frunció el ceño.

—¿Y eso qué tiene de malo? —preguntó Serenity.

Sentía cierta satisfacción en su interior. La noche anterior había sido especial para Endymion. Se odió a sí misma por desear en aquel momento haber podido prolongarla para oír esas palabras de sus propios labios. Con el rostro ardiendo, se volvió hacia fuego y se concentró de nuevo en las gachas.

UNA PRINCESA INDOMABLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora