Capítulo 5

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Alerta Contiene Lemon

Endymion observaba cómo iban agotándose las antorchas con creciente disgusto.

Pronto quedaría el salón completamente a oscuras y no le quedaría más remedio que acostarse. La mayor parte de sus hombres habían abandonado la mesa para buscar un lugar en el que dormir, con o sin compañía femenina. Las órdenes de no pelear habían reducido los enfrentamientos al mínimo y no había ocurrido nada que pudiera dar lugar a algún tipo de disputa. De hecho, todo había salido mejor de lo que esperaba. No había sido cuestión de suerte, por supuesto, sino de prestar atención a los detalles. Estaba en juego la suma de un potencial aliado y un puerto seguro para los vikingos. La ruta a los mercados de Permia se abriría de nuevo a los barcos vikingos, y además, aquélla podía ser también una buena fuente para abastecerse de madera para los barcos.

—¿Pensáis permanecer despierto toda la noche? Lleváis mucho tiempo con la mirada fija en las piezas del tafl —dijo Kenji, arrastrando las palabras—. Os he preparado la cama. La mejor cama con la que contamos, con todo tipo de comodidades. Después de tan largo viaje, podréis contar con una cama caliente y una almohada blanda en la que poder apoyar la cabeza. Os ruego que me honréis aceptando mi mejor cama con todas las comodidades que puedo ofreceros.

—Yo soy el honrado.

—No, sois vos el que me hace el honor —insistió Kenji, y le dio un codazo en las costillas—. Siempre podré decir que uno de los grandes jaarls que participó en el saqueo de Lindisfarne durmió en mi lecho. Espero que disfrutéis plenamente de mi hospitalidad.

Endymion respondió con una evasiva. Si se negaba a acostarse en aquel momento, habría ganado un enemigo para toda la vida y aquella bahía sería un lugar perfecto para esperar durante las tormentas o para reponer agua fresca en los barcos.

Además, si regresaba en alguna otra ocasión, podría continuar presionando a Serenity. Y estaba seguro de que al final caería.

—Indicadme el camino.

—Por allí.

Kenji señaló hacia una zona elevada del salón separada del resto de la habitación con una cortina. Una solitaria lámpara de sebo descansaba en una esquina. En cuanto a la cama se refería, aquélla podía rivalizar con muchas de las de Kaupang. Estaba cubierta de sábanas de lino, pieles y numerosos almohadones. Endymion arqueó una ceja.

—No me esperaba nada parecido. No vivís nada mal.

—Mi esposa tenía un gusto especial para el lujo —respondió Kenji con orgullo—. Poco a poco, fui consiguiendo alguna que otra cosa —le dio a Endymion una palmada en la espalda—. Disfrutad de… Vuestro descanso. Mañana por la mañana hablaremos.

Endymion gimió al acercarse a la cama y reconocer un bulto en medio del lecho.

Después de su encuentro con Serenity, no encontraba apetecibles los obvios encantos de la hija de Kenji.

Se pasó la mano por el pelo mientras contemplaba la posibilidad de dar media vuelta y dormir en el barco. Rechazó inmediatamente la idea. Si quería excusarse, debería haberlo hecho antes.

Endymion apretó los labios. Él ya no estaba en los primeros años de su juventud, intentando demostrar su hombría. Dormir no le costaría nada, ya fuera solo o acompañado, de modo que dormiría. Al día siguiente le ofrecería a aquella mujer un buen regalo y todos satisfechos.

Endymion se deslizó entre las finas sábanas de lino. La suavidad de las almohadas y las pieles le envolvió al instante. Le disgustaba pensar en la última vez que se había encontrado con un lujo como aquél. ¿Por qué habría mimado tanto Kenji a su mujer? ¿De verdad era una mujer tan pobre como Kenji decía? Al parecer, aquel hombre era un maestro en el arte de no explicar nunca nada, Serenity era la que dirigía la hacienda, ¿pero quién era su madre? Era un auténtico misterio, e Endymion odiaba los misterios.

UNA PRINCESA INDOMABLE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora